Verdadero y falso Sufismo – La Ciencia de los corazones
Por Abdul Karim Mullor
En el Nombre de Allâh – el Todo Misericordioso, el Que Manifiesta Su Misericordia – y la plegaria y la paz sean sobre Muhammad, corona y sello de los Enviados, su familia purificada y sus nobles compañeros.
En este escrito he debido evitar, no sin penuria, ser demasiado extenso. El tema seguramente, para ser abordado desde diversos ángulos, da para mucho más. No obstante, conociendo lo poco aficionados a leer que son la mayoría en estos días, he decidido ser concreto y resumir lo más posible el texto, tratando de haceros llegar el mensaje en su integridad.
Seguramente quedan otros aspectos por tratar, aunque considero que lo esencial lo podréis encontrar aquí.

MUY POCOS CONOCEN LO QUE ES EL SUFISMO
Dejándonos de etimologías, no vamos a entrar en el significado del término en sí por considerarlo irrelevante para comprender lo que exponemos a continuación. Pero sí diremos que ya los compañeros del Profeta Muhammad – sobre él la plegaria y la paz – que por las mañanas antes de la salida del sol y por las tardes después de una jornada de trabajo asistían a la mezquita del Profeta para recibir sus enseñanzas especialmente impartidas para ellos, se llamaban Ahlu-s-Sufa. Entre ellos se encontraban Sa’id Ibn Abi Waqqas, Bilal, Abdullah Ibn Mas’ud, Abu Hurayra, Salman al Farisi, hasta un total de aproximadamente 50.
Podemos decir que el Sufismo no es otra cosa que la Ciencia del ‘Islâm que se ocupa de los corazones y de las almas; de los primeros para purificarlos de toda mancha, y de las segundas para debilitar nuestro Ego y someterlo a la Voluntad Divina «Oh alma sosegada vuelve hacia tu Señor aceptable y aceptada». Y esto es toda una Ciencia que algunos han llegado a llamar “ˤIlmu-l-Batin” – Ciencia del Interior, tal y como la llamó el profeta en un hadiz, porque tanto los corazones como las almas pertenecen al mundo interno de la persona. A diferencia de la Šari’a – Ciencia del Exterior – que actúa sobre la mente, el cuerpo, las impresiones sensoriales, los aspectos mentales de la Fe y la lógica.
Toda ciencia se estudia de aquellos quienes la poseen y la pueden enseñar. Asimismo el Tasawwuf, o Sufismo, se estudia junto a sus maestros, personas expertas que han recorrido el camino de la purificación y de la sumisión; personas que han recibido la maˤrifa, o conocimiento de las Realidades Ocultas al ser externo, en la medida en la cual Allâh ha decidido concedérsela.
Sin maestro no hay enseñanza, y ello en cualquier parcela de la vida y con más razón en el Sufismo, puesto que las fuerzas que se mueven en él son inmensamente superiores en intensidad a las activadas en el resto de las otras ciencias.
El maestro por excelencia es el Profeta – sobre él la plegaria y la paz -. Ahora bien, habida cuenta de que él no se encuentra físicamente entre nosotros, su presencia ha sido sustituida por los maestros, mientras que la ciencia que transmiten es exactamente la misma que Muḥammad transmitió a sus compañeros más allegados.
Del Profeta, esta ciencia pasó a ser transmitida por ˤAli y ‘Abu Bakr, y de ellos a una serie ininterrumpida de maestros quienes, hasta nuestros días, son sus legítimos sucesores.
¿PORQUE EXISTEN LAS ZAWIYAS?
Existen las Zawiyyas por la misma razón que existen las universidades islámicas. De hecho, la Zawiyya es una escuela de Sufismo. Pero, a diferencia del Fiqh o cualquier otra rama de las Ciencias del Islâm, en el Sufismo el estudio termina con la propia muerte, habida cuenta de que su finalidad es desprenderse de nuestra propia voluntad para aceptar la de Allâh, cosa que la inmensa mayoría jamás conseguirá en toda la extensión de sus vidas. Porque, tal y como dice la Surat al Waqiˤa “los aproximados” – muqarrabun – serán muchos en las primeras generaciones y pocos en las últimas. Como dice la misma Surat, hablando de los significados sublimes del Qur’an, existe un Libro Oculto – Kitab al Maknun – que no “tocan” sino los purificados.
Y esta purificación no es la del cuerpo por medio de la ablución, sino la del alma por medio de la luz y de la medicina que Allâh ordenó al Profeta – sobre él la plegaria y la paz – administrar a sus más íntimos y fieles seguidores, por medio de la disciplina, el esfuerzo y la sinceridad.
Es pues la Zawiyya la escuela donde se imparten las enseñanzas del Sufismo, las cuales, en los mejores de los casos, durarán años y años.
¿QUE ES UNA TARIQA?
En cualquier ciencia del ‘Islâm la sabiduría heredada pasa de unos sabios a otros. En el Tasawwuf, al no tratarse de un conocimiento limitado a lo racional, la realidad es otra. Y esto en el sentido de que la Ciencia del Interior es una Luz de Allâh que El concede a quien quiere con la intensidad que El Mismo ha decidido. Esta luz no es medible como lo es el conocimiento memorístico, lógico y mental; dicha luz es una fuerza, la cual procede directamente de Allâh y habita el corazón de Su servidor.
Aún más, y esto es extraordinariamente importante, es necesario saber que mientras en cualquiera otra de las ciencias del ‘Islâm se puede llegar a ser sabio y perverso a la vez, en el Sufismo esto resulta ser absolutamente imposible. Y ello es así porque la sabiduría de la Ciencia del Interior es imposible obtenerla sin estar purificados en el interior. Lo mismo que el agua clara se contamina al entrar en un recipiente contaminado, la Ciencia no puede residir en un corazón corrupto. De esto resulta que los maestros del Tasawwuf, sin exagerar ni decir nada incoherente, han sido los mejores maestros de todas las ciencias del ‘Islâm. Así lo reconocieron centenas y millares de sabios de las ciencias del exterior, los cuales, cuando encontraban dudas en cualquier concepto o materia, acudían a los sufís para resolverlas.
Pero, ¿eso de la Tariqa, que es? Al no ser este el sujeto de nuestra exposición diremos de manera somera que existe una confusión total sobre lo que es en realidad una Tariqa. La mayoría piensa que se trata de un grupo, cuanto más numeroso mejor, de personas que se reúnen para hacer invocación en un determinado local y bajo el auspicio de una gran organización y de un maestro que lo controla todo.
¡Qué gran error! Es precisamente del concepto que se tiene de lo que es una Tariqa una de las cosas en las que uno se puede basar para saber si un maestro es verídico o no lo es. La Tariqa no es eso y voy a resumir lo que es en una sola frase:
La Tariqa en una parcela sagrada (no física ni social) donde se manifiesta la Presencia Divina de una forma total. Es un lugar donde transitan ángeles, genios creyentes, fuerzas y luces divinas, hombres de luz y de pureza; elementos todos ellos necesarios para llevar al discípulo ante la presencia del Gran Rey, del Maliku-l-Mulk, de Allâh. Esta parcela existe desde la época de nuestro Profeta – sobre él la plegaria y la paz – y persiste, aunque haya en ella menos cantidad de aspirantes, hasta nuestros días.
Ignorante ha de ser quien dijera que podemos aproximarnos a Allah pero que no existe un método para ello. Pues que hay hadices qudsis que nos hablan de la aproximación a Allah es un hecho innegable, como innegable es que existe un método organizado en Ciencia para realizarlo.
El saber, en tanto que ciencia organizada, es de dos clases; el que es adquirido por el corazón es el más útil, mientras que aquel que se adquiere de boca en boca es una prueba contra el hijo de Adam.
(De Ŷabir, recopilado por Al-Jatib)
Qué la Tariqa no es un grupo lo demuestra el mismo Libro de Allâh, el cual dice a propósito del Profeta Ibrâhîm:
Innâ Ibrâhîm kana ummatan – Ciertamente Ibrâhîm era una nación (o comunidad)
Allâh, en Su Conocimiento Divino ha dispuesto que haya hombres los cuales por ellos mismos poseen el valor de un pueblo o de una nación. Es por ese motivo, y para mostrar que nuestra vía en el Islâm es asimismo la da sayyidinâ Ibrâhîm, que en todas las tariqas verdaderas han existido épocas de contracción y dilatación. ˤAlî Al Ŷamal al Fasî tuvo solamente un discípulo: el Šayj Darqawi, y este tuvo centenas de ellos. Lo mismo ocurrió con ˤAbdu-s-Salam Ibn Mašiš y el ‘Imâm Šadili. Ambos maestros en ellos mismos eran la tariqa toda entera, al igual que ‘Ibrâhîm era el solo una nación y sus únicos discípulos fueron seguidos de una pléyade de aspirantes.
Considerad, pues, en su justo valor, la Sabiduría penetrante de Allâh, los misterios de Su Ciencia y la Inmensidad de Su Poder
LAS EPOCAS DEL SUFISMO
El Sufismo ha seguido históricamente el mismo auge y degradación que todos los otros grupos del ‘Islâm. Efectivamente, al mismo tiempo que surgió el Wahabismo comenzaron a surgir las falsas tariqats. Es cierto, que esto último comenzó a gestarse años más tarde, pero no por ello es menos real que fueron los ingleses y su influencia en la zona las que trazaron la hoja de ruta de la formación de falsas tariqats cuyo ideario coincidía, punto por punto, con el de la Masonería escocesa y la Francmasonería.
Esto queda demostrado por la creación de una oficina en El Cairo desde la cual los ingleses, en colaboración con egipcios leales, extendían los permisos para la creación de nuevas cofradías, todas ellas comprendidas en el ideario masón. Un caso muy conocido en Occidente fue la creación por parte de Salama Radi – maestro de Réné Guénon – de una falsa tariqa la cual él pretendió que renovaba a la Šadiliyya. Esto fue producto de la captación a través de la Masonería de Salama Radi, quien, ya antes, había tenido más de un problema con su šayj y que vio en esa oficina una oportunidad de oro para independizarse y hacerse con una propia parcela de influencia.
Surgió pues, a raíz de ello, un nuevo sufismo basado en el perennialismo, doctrina masónica de las religiones, cuyos principios se encuentran basados en la suposición de una super religión que engloba las demás. Viendo así las cosas, al hablar de estas nuevas “tariqats”, ya no nos encontramos tratando de Sufismo, sino, propiamente de Ocultismo o de Satanismo.
En esta oficina, de control inglés, vino también a inscribirse el “departamento sufí” de los Hermanos Musulmanes, ya que la finalidad de éstos, como lo hemos dicho, era la de acapararlo todo para corromperlo todo.
En realidad el impacto de perversión en el Islâm hubiera sido muchísimo menor si el Sufismo no hubiera sido corrompido. Esto lo sabían muy bien los masones europeos, vista la gran influencia que el Tasawwuf había ejercido, siglo tras siglo, en todas las ciencias del ‘Islâm. Tanta había sido esta influencia que los creadores de las cuatro escuelas fueron sufís, así como lo fueron grandes eminencias de las ciencias del ‘Islâm, tal y como Ŷalaluddin Suŷuti, Ḥassan al Baṣri, el Imâm Šadili, Abu Hamid Gazali y otros de reputada fama.
Nos encontramos pues en nuestro tiempo con una situación análoga a la de todas las ciencias del ‘Islâm, es decir: unas tariqats multitudinarias donde se sigue un falso sufismo, o a un falso maestro, y pequeños grupos difíciles de localizar en los que se concentra la esencia de sus enseñanzas verdaderas.
HISTORIA DE LA CREACION DE LAS FALSAS TARIQATS
Hemos significado que en el Cairo, el Reino Unido abrió un registro de nuevas tariqats. Estas nuevas Tariqats no eran inscritas necesariamente con un nombre diferente de las existentes, sino que la mayoría de ellas lograron inscribirse guardando el nombre de las que ya existían, alterando ligeramente la denominación a fin de poder ser registradas como cofradías aparte. Esto permitía dañar más ampliamente a la original, de tal manera que muchos nuevos falsos maestros lograron suplantar a los verdaderos.
Ahora bien, este hecho, desde el punto de vista de la doctrina sufí es simplemente un acto degenerado y vulgar. En realidad, si vamos al origen del Sufismo, todas las tariqats son la misma; esta es la Tariqa de Rasulu-l-Lâh – sobre él la plegaria y la paz -. Ahora bien, por razones fundamentalmente de orden geo-demográfico, han debido dividirse para así atender a las necesidades reales y puntuales de los adeptos. Tomemos como ejemplo la Tariqa Šadiliyya, cuyo núcleo auténtico luego pasó a ser Darqawiyya, más tarde ˤAlawiyya y actualmente Alawiya-Gawziya. Estos cambios de nombres obedecen a las consecuencias naturales de los hechos, es decir: de Šadiliyya pasó a ser Darqawiyya, porque Mawlay Al ˤArabi A-d-Darqawy fue el hombre del siglo, así como antes lo había sido Šadili. Al final, terminó por ser ˤAlawiyya porque el šayj Aḥmad Ibn Mustafâ al ˤAlawi, fue el último hombre del siglo al que hace alusión el hadiz recogido en la Ŷamiˤa-ṣ-Ṣugra del Imâm al Islâm Ŷalaluddin Suŷutî. Y pasó a ser Alawiya-Gawziya por la desviación de gran parte de miembros de la Alawiya de su fuente original.
Resumiendo, los cambios de nombre, aun siendo la misma tariqa, obedecen a razones extraordinarias de un orden de carácter fundamental, debido a la renovación que experimentaban por parte de hombres de altísimo rango espiritual dentro de la Historia general de la ‘Umma. Y esto mismo ha sucedido a través de los siglos con todas las silsilas (cadenas espirituales) procedentes del Profeta – sobre él la plegaria y la paz -, ya hayan pasado por Sayyidinâ ˤAlî o por Sayyidinâ Abu Bakr Ṣiddiq – que Allâh esté satisfecho de ellos-.
En cuanto al hecho de inventar una nueva tariqa basándose en razones triviales, o para formar un grupo nuevo para honor y gloria de un falso šayj se trata de una usurpación de orden satánico y no ha de ver nada en absoluto con el Sufismo y su espíritu de pureza y de verdad. Mucho peor aún es si la nueva tariqa ha nacido por decreto de la Gran Bretaña o de sus primos hermanos de América del Norte.
Hemos dicho que una Tariqa es un recinto de orden sagrado, de tal manera que usurparla o inventarla es un atentado contra su sacralidad y un desprecio para ese recinto donde se dispensan, tanto la Presencia como las gracias divinas.
Si fuéramos a nombrar y describir las falsas tariqats o falsas ramas de las tariqats verdaderas nos arriesgaríamos a crear una segunda versión de las Páginas Amarillas, habiendo tantas como hay. No lo haremos, pues el objetivo de este escrito es hacer reflexionar a aquellos quienes, òr una razón u otra se hubieran visto llevados a estar en alguna de ellas creyendo que se encuentran en el camino de la Verdad.
LOS FALSOS GUIAS EN LAS VERDADERAS TARIQATS
El hecho de que una tariqa legítima pierda la transmisión espiritual es algo natural y es producido, sobre y ante todo, por el transcurso del tiempo, el cual ha dejado al ser humano en un estado de gafla (olvido de Allâh) generalizado. Efectivamente, la aspiración espiritual se ha ido perdiendo a través de los siglos. Aquellos decididos a luchar contra sus egos para acercarse a Allâh son de vez en vez menos; incluso aquellos quienes nos hemos mantenido firmes en este propósito somos cada vez más débiles comparados con aquellos quienes nos precedieron. Los que quedamos en pie bien nos podríamos definir como pequeñas criaturas comparados con los grandes hombres y mujeres que se ofrecieron a Allâh con todo su ser. Es así, no podemos mentir sobre nuestra realidad. Pero aquí estamos, confiando en que Allâh nos conceda las fuerzas que a nosotros nos faltan.
Los falsos chuyuj que, como gallos, cacarean sus virtudes. teniendo necesidad de mostrarse por su propia debilidad, son como cacerolas vacías que mucho ruido hacen pero poca o ninguna utilidad tienen. Ya digan frases rimbombantes, se adornen con largas barbas, con presuntuosos anillos y turbantes, con batas de colorines o con bastoncitos y barbas a la henna, la gallina no puede volar alto como lo hacen las águilas. Y mucho más aún si van de sultanes de los awliya o de hombres del siglo, pues tantos hay de esos que ya perdimos la cuenta.
Casi todas las tariqas, no sé si todas menos una con toda sinceridad, no se encuentran guiadas por maestros verdaderos. Esto parece que ya desapareció del mundo real y ahora quedan pequeños grupos en los cuales se ha concentrado la verdadera enseñanza de la Ciencia del Interior.
Así pues, aquellas tariqats multitudinarias que hace un siglo dominaban aún el mundo del Tasawwuf se han visto reducidas a edificios donde se invoca sin ser dirigidos ni controlados por un maestro verdadero. Debido a esto, van degenerando de más en más, y sus edificios y haciendas se han convertido en el cortijo de sus amos quienes se hacen pasar por šayj. Aun a pesar de todo, hemos de saber que la fuerza de los acontecimientos no exime al embustero de serlo ni al impostor de ocupar un lugar que no le corresponde.
En principio, habla muy mal de un pretendido šayj el hecho de pretender formar o controlar una tariqa multitudinaria, en la cual se recibe a los buenos, a los malos y a los términos medios. Una Tariqa no es un grupo de personas que hacen negocios, se charla de cualquier cosa, se reúne la gente a todas horas, se canta, se invoca, de cualquier manera y en cualquier situación.
Una tariqa, como ya hemos dicho, es un recinto sagrado, en el cual solamente pueden permanecer aquellos que se quieren someter por completo a Allâh. Y estos son muy pocos en estos tiempos. El hecho de que un pretendido šayj acepte a “todo el mundo” o a “mucha gente” habla mal de su capacidad, e incluso da muy mala imagen de un lugar en el cual solamente deberían estar aquellos que desean renunciar a este mundo. El falso šayj que eso hace, no solamente se demuestra culpable ante Allâh por extraviar a las gentes, sino que demuestra una total falta de respeto a lo que debería ser una institución sagrada, dejando entrar en ella a traficantes de toda especie.
En efecto, en ellas no encontramos traza alguna de transmisión espiritual; ningún indicio del verdadero Sufismo el cual poblaba todo el Orbe Musulman 200 años ha.
Nos extenderemos sobre este asunto en un escrito a propósito.
En cuanto al caso de la Tariqa ˤAlawiyya es diferente. En ella se han dado continuas sediciones que han dejado el patrimonio material en manos de un falso šayj. Asimismo han existido cismas en épocas anteriores, sobre todo a la muerte del šayj Al ˤAlawi hubo una gran sedición en la cual al menos 5 ó 6 se auto nominaron chayj y no siguieron al verdadero. Ahora bien, el Šayj Al ˤAlawi aseguró sobre la existencia de un grupo que dejaría indemne la enseñanza de la tariqa hasta el fin de los tiempos, diciendo:
“Mi tariqa permanecerá indemne hasta el fin de los tiempos”. Un grupo al cual, el que aquí suscribe pertenece y consecuentemente conoce de primera mano, gracias a la Misericordia y el Favor Divinos.
Otra palabra del chayj al Alawi dice:
Vendrán los españoles y se llevarán el Dikr.
Y llegamos, ya lo creo que llegamos, y nos llevamos el Dikr, y con nosotros está
Hermanos, hasta ahora, y esto lo digo con la mano en el corazón, no he oído ni leído nada que en estos tiempos pueda igualar o superar las enseñanzas que he recibido. Y no me jacto de ello, sino que digo, como decían nuestros respetados šuyuj: “Esta es mi ciencia; si conocéis algo mejor que esto, tomadme de la mano y llevadme con vosotros”.
A pesar de esta actitud, y con Allâh como testigo, digo que nunca he conocido nada mejor, ni a nadie que conozca nada mejor que aquello que me ha sido enseñado. Por otra parte, si Allâh ha querido guardar en el incógnito a otros siervos en otra parte del mundo, eso lo desconozco, pues solamente Él es El Sabio y el Sagaz; pero, como dice mi maestro: “Da la vuelta al mundo y podrás encontrar igual en todo caso, pero mejor que lo que te he enseñado, no”.
Por las palabras se conocen los corazones, por el aroma se conoce al portador, por el Amor divino se conoce a las criaturas, por Su Misericordia el muerto vive en El y el intelecto se agudiza penetrando en los entresijos y la naturaleza de las cosas. Viendo por Él se ve la Verdad, viviendo en Él se vive para siempre. Somos de Él y con mucho gusto retornaremos ahora y siempre a Él.

UNA ACLARACION NECESARIA
Algunos, decepcionados con aquellos que están leyendo aquí, ya que ellos siguen a falsos guías, querrán hacer creer a otros que un servidor se considera mejor que nadie. Nada más lejos de la realidad; porque un verdadero sufí, si es que lo es, sabe que todo cuanto conoce es una Gracia de Allâh y nada es por sus méritos. Si alguien se cree mejor que otro ha errado su camino. Ahora bien, no todos tenemos el mismo conocimiento ni a todos nos han sido otorgados ese don de Allâh de una manera lineal o igualitaria. Es por eso que hay hermanos de quienes hay que aprender; y no me duelen prendas decir que un servidor tiene el permiso de enseñar, lo mismo que aprendo de otro que conoce más que yo.
No considero pues de mala manera a los hermanos que, de una manera u otra, hayan sido influenciados o fagocitados por estas sectas. Esto no me ha ocurrido a mí gracias a Allâh, y no gracias a mis méritos. Pero muchos de ellos o de vosotros habéis sido engañados por pájaros de mal agüero y yo solamente deseo vuestro bien, deseo veros libres de esta lacra, de esta oscuridad. Cada uno de nosotros será juzgado sin duda según lo que habita nuestro corazón; y también es verdad que yo lo sería si no avisara del peligro a mis hermanos. Creo que ahora sí me comprendéis bien y habéis captado la naturaleza del propósito que da vida a mis escritos. Resumiendo mucho:
“Es por vosotros y para vosotros; no por mí ni para mí”.
ENTONCES QUE ES EL VERDADERO SUFISMO Y QUE ES UNA VERDADERA TARIQA
Efectivamente, hemos despejado el camino para explicar brevemente qué es el verdadero Sufismo y, en consecuencia, qué es una verdadera Tariqa. Como un servidor, por la Gracia de Dios, tiene la suerte de inmensa de conocer ambas cosas por experiencia propia, os lo voy a explicar lo más brevemente posible.
Resumiendo mucho, ya que no es el objeto directo de este escrito, el Sufismo es la ciencia de la Purificación del Alma y de la caída de los velos del corazón que nos ocultan el Conocimiento Verdadero.
Para llegar a este objetivo uno debe trabajar con ahínco, sinceridad, temor de Allâh y humildad a fin de aceptar las Voluntades Divinas y ser aceptado por Allâh. Debe cumplir siempre con todos los mandatos del Islam, evitando, una a una, todas las prohibiciones.
Este es un proceso que no puede ser realizado sin la ayuda de maestros los cuales ya han pasado por ese proceso y cuyo corazón ha sido iluminado por las luces divinas. Dicho maestro representa a y es heredero del Profeta – sobre él la plegaria y la paz – y ha de ser un hombre íntegro, desprendido y veraz, así como detentor del Conocimiento de Allâh – el Inmenso-.
Se llama Tariqa al recinto sagrado en el cual se realiza ese proceso; un recinto al cual no entran, ni deben, ni pueden entrar, otros que aquellos quienes hayan sido invitados a ello por el Rey de Reyes de una de las múltiples maneras en las que Él sabe hacerlo.
Es un camino transitado por pocos, en este tiempo por muy pocos; y aquellos quienes lo transitan reciben dones que ningún ojo vio, ningún oído oyó ni intelecto alguno fue ni será capaz de concebir.
Es el Don de Allâh que Él lo da a quien Él quiere; por ello Allâh sea alabado, dignificado y agradecido.
Si alguno tiene alguna pregunta del orden que fuere gustosamente lo atenderé en la medida de mis posibilidades.
Que Allâh nos perdone, nos guíe, nos dirija de las tinieblas a la luz y nos otorgue el Firdaws.
Abdul Karim Mullor