Un alma única

Abdul Karim Mullor

Un alma única

¡Hombres! Temed a vuestro Señor que os creó a partir de un solo ser, creando de él a su pareja y generando a partir de ambos muchos hombres y mujeres.
Y temed a Allâh, por Quien os pedís unos a otros, y respetad los lazos de sangre. Realmente Allâh os está observando. (4-1).

Él es Quien os creó a partir de un solo ser, dándoos un asentamiento y un depósito. Hemos hecho claros los signos para los que comprenden. (6-98)

Dos aleyas en las cuales Allâh nos dice que hemos sido creados de una sola alma (nafsun waḥidat); y no de «un solo ser» como dicen los traductores. Nafs es alma, nunca es traducible por «ser». De esta alma han salido los buenos y los malos, los ricos y los pobres, los inteligentes y los ignorantes, los verídicos y los torticeros, los honestos y deshonestos… y así sucesivamente. Esto nos indica que, aunque todos llevamos nuestra parte de esa sola alma con la que hemos sido creados, hay en cada uno de nosotros un elemento que determina nuestro Destino en función de una naturaleza que en cada cual se muestra de una manera tan extraordinariamente diferente que separa las personas mediante un abismo insalvable.

Mucho debieron cavilar para decidir cómo traducir esta última aleya, tanto Melara como Cortés. Pues la partícula árabe que precede “un asentamiento y un depósito” es Fa. Esta partícula, que se adhiere a la palabra a la que rige, puede significar: “Así pues/entonces/consecuentemente/así qué…” dependiendo del contexto. En este caso su uso puede desconcertar, ya que no se trata únicamente de traducir, sino de comprender. Y esto es seguramente lo que confundió a ambos traductores.

Melara añade una palabra que no se encuentra en el Corán, interpretando según su lógica particular (dándoos). Cortés no añade nada, y escribe textual mente: …”de un solo ser. Un asentamiento y un depósito”. Esto último es más correcto, pero aquí se omite la partícula “Fa”.

Consideramos, y Allâh sabe, más que la única manera de no añadir ni omitir es considerar “un asentamiento y un depósito” como refiriéndose al alma. Es decir, tomando a ésta como un asentamiento y un depósito.

Para demostrar esto primero analizaremos el término “depósito” como referencia al alma mediante la ayuda de la Surat Šams (Surat el Sol) donde se dice textualmente:

¡Por un alma y Quien la modeló!
Y le infundió su rebeldía y su obediencia
Que habrá triunfado el que la purifique
y habrá perdido quien la lleve al extravío.

En estas aleyas queda reflejada entonces el alma como depósito sobre el cual se ejerce una responsabilidad personal. Un elemento que se puede influenciar, ya sea para bien como para mal.

En cuanto a su carácter de asentamiento basta decir que ella siempre se encuentra con nosotros doquiera que estemos, y en este sentido ella es un lugar de reposo o de inquietud. Ahora bien, en la surat La Aurora encontramos que ella es un lugar de reposo cuando Allâh la acepta en Su Paraíso:

¡Oh alma sosegada!
Regresa a tu Señor, satisfecha y satisfactoria.
Y entra con Mis siervos,
entra en Mi Jardín. 

Y si ella entra en Su Paraíso, nosotros con ella, sin duda alguna.

Esto nos lleva a conceptuar una fuerza superior la cual hace que el alma se purifique o pervierta. Podemos decir que esa fuerza es la “voluntad” la cual doblega o estimula la pasión de un alma que tiende al mal, como dice nuestro amado profeta Yussuf – sobre él la paz -:

Y yo no digo que mi alma sea inocente pues es cierto que el alma ordena insistentemente el mal, excepto cuando mi Señor tiene misericordia.
Es verdad que mi Señor es Perdonador y Compasivo.
(12-53)

La arquitectura Divina ha creado al Hombre de un alma única, pero a su vez, le ha concedido un poder sobre ella para ser su patrón o su víctima.

Esa fuerza es ejercida por el “Yo”. Por ese “Yo” que elige el bien y el mal demostrando así que nuestra verdadera personalidad procede de ese soplo Divino, esa parte de Su espíritu que Allâh depositó en el interior del Ser Humano, dando vida a Adam – sobre él la paz – y el cual será nuestra nave en el recorrido de nuestras vidas que, quiera Allâh lleguen al puerto de la Complacencia divina después de haber surcado las olas de las dificultades, empujada por los vientos del Decreto.

¿Ganaremos? Sí; ¿por qué no, si Allâh así lo quiere?

El Destino del amante es llegar al encuentro con el Amado y allí queremos desembarcar, si Allâh así lo decide. El, el Inmenso, el Dulce, El Bueno, El Generoso…