Surat a-d-Duha – Una surat totalmente dedicada al Profeta Muhammad
En el nombre de Allah, el Todo Misericordioso, el que manifiesta Su Misericordia.
¡Por la luz de la mañana!
¡Por la noche cuando está en calma!
Que tu Señor no ha prescindido de ti ni te desdeña.
La Última Vida será mejor para ti que la primera.
Tu Señor te dará y quedarás satisfecho.
¿Acaso no te halló huérfano y te amparó?
¿Y no te halló perdido y te guió?
¿Y no te halló pobre y te enriqueció?
Por eso, no abuses del huérfano.
Ni ahuyentes al mendigo.
Y habla del favor que tu Señor te ha dado.
Esta surat es la 11ava del Corán en orden de revelación según una clasificación realizada por Ya’far Sadiq y aceptada por la Universidad islámica de al Azhar en Egipto en el año 1924.
Su revelación se produjo después de un largo periodo en el que Muhammad – sobre él la plegaria y la paz – no recibió la visita de Yibril – ‘alayhi-s-salam – durante un dilatado periodo de tiempo. Tanto, que el Profeta comenzó a preocuparse pensando si había incurrido en alguna falta o incoherencia que hubiera producido una pérdida de confianza de la parte de Allah.
Podemos decir que esta surat está dedicada única y exclusivamente a Muhammad, y que esto es un signo de la importancia que reviste el Profeta para Allah y del Amor que le dispensa.
Allah acaricia a Muhammad con esta surat comunicándole amorosamente que no le ha olvidado y en qué consideración le tiene, prometiéndole un futuro dichoso y recordándole los favores con los que le cubrió durante toda su vida.
Para terminar, Allah le indica que debe comportarse ante los desamparados tal y como El Mismo – alabado sea – lo ha hecho a su respecto. No en vano Muhammad – sobre él la plegaria y la paz – ha sido enviado como una misericordia para los mundos, tal y como lo indica el Corán.
¡Por la luz de la mañana!
¡Por la noche cuando está en calma!
La luz de la mañana y la calma de la noche son dos signos entre los signos de Allah que solamente comprenden algunos de los dotados de entendimiento. Allah nos invita en el Corán a reflexionar en los signos que El ha depositado en la Creación, y estos son unos de ellos. El cambio de la noche al día, y de esta a la noche; del bullicio de la vida mundanal a la quietud del alma que busca solamente la presencia de un Señor Omnipotente y Misericordioso. Del ruido al silencio; de la inquietud al recogimiento interior donde podemos recordar a Allah con mayor intensidad.
Que tu Señor no ha prescindido de ti ni te desdeña.
La Última Vida será mejor para ti que la primera.
Allah acaricia los sentimientos del Profeta que se creía desamparado. Una frase amorosa donde las haya destinada a aquél a quien el Altísimo tiene una consideración por encima de lo que cualquiera pudiera esperar de un Señor que no necesita nada de Su propia Creación; pues El lo tiene todo en El Mismo sin tener necesidad ni de Muhammad ni de nada de lo creado. Allah redobla Su consideración cuando, no solamente dice al Profeta que no le ha olvidado, sino cuando le promete una mayor recompensa en el futuro y un mayor estatus fruto de Su Cuidado fuera de serie y de medida.
Tu Señor te dará y quedarás satisfecho.
¿Qué mayor promesa que esta? ¿Quién podría estar satisfecho sabiendo que Allah le puede dar más? Y aún así, sabiendo esto, Muhammad estará satisfecho, tanto que no tendrá necesidad de más. Será colmado, es más, estará abrumado por los Favores de Allah, que serán tantos y tan grandes, que le sorprenderán de tal manera que ya no le quedará en su voluntad ningún resquicio para desear más.
¿Acaso no te halló huérfano y te amparó?
¿Y no te halló perdido y te guió?
¿Y no te halló pobre y te enriqueció?
Más tarde le recuerda como siempre se ocupó de él, siendo huérfano; pues su padre Abdu-l-Lah murió antes de su nacimiento y su madre Amina cuando solamente contaba con cinco años, siendo acogido en el seno de la familia de su tío Abu Talib (padre de Ali).
Muhammad fue guiado por Allah, cuando desconcertado por las costumbres idólatras de su pueblo (el Quraysh) se retiraba en el monte Hira buscando purificación y guía.
Asimismo Allah le recuerda su matrimonio con Jadiya quien, de alguna manera, le hizo superar su pobreza y le ofreció amor, dedicación y ayuda de todo tipo, llegándose a convertir en una de las cuatro mejores mujeres del Universo.
Por eso, no abuses del huérfano.
Ni ahuyentes al mendigo.
Y habla del favor que tu Señor te ha dado.
Y para terminar, Allah, muestra Su Misericordia para con Su creación, mostrando a Muhammad – sobre él la plegaria y la paz – que debe ocuparse de ella con el Amor que él recibe de Allah. “Puesto que Yo te amo y te considero, tú, siervo Mío, debes ocuparte de aquellas de Mis criaturas que se encuentran bajo tu égida con esa misericordia que es un reflejo de la Mía, la cual es Infinita, pues Yo no tengo ni principio ni fin.
Esta surat es suficientemente explicativa de la importancia que tiene el Profeta, pues el Mismo Allah se la ha dedicado a él en exclusividad; y esto es un honor de alcance inenarrable e indiscutible, suficiente para acallar esas voces que hablan contra la Sunna, las cuales contradicen el Corán desde el principio hasta el final.
Muhammad es pues, nuestro modelo, nuestro guía.