Sobre la recitación del Corán

Sobre la recitación del Corán – ¿Recitación o comprensión?

Una idea muy extendida es la de que recitar el Corán reporta muchas hassanats (obras recompensadas). Desde aquí no queremos contradecir esta idea, la cual tiene parte de verdad, pero solamente una parte.

Porque ¿de qué sirve recitar surats y surats, aleyas y aleyas del Corán, si luego no se pone en práctica lo que se lee o simplemente no se comprende? De algo sirve, es cierto; pero de nada nos es útil si se recita y se hace lo contrario de lo que recitamos, porque entonces estamos mintiendo, estamos fingiendo seguir a Allâh cuando hacemos otra cosa en realidad.

En algunos hadices, el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – nos habla de aquellos quienes recitarán el Corán y este no pasará de sus gargantas; es decir, sus obras son tales que nada de lo que han recitado del Libro ha formado parte de su naturaleza y comportamiento.

Aún así, siempre es mejor que se recite en público que el que no se haga, aunque el recitador no de la talla en su creencia y comportamiento. Al menos, si a él no le sirve, o lo sirve de poco, si puede servir a aquellos quienes le escuchan.

Para que esta recitación en su forma sea según la Sunna debe seguir uno de los siete ritmos aconsejados por el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – ; ahora bien, esto hay que decirlo, debe evitarse recitarlo musicalmente con el ritmo de las canciones de amor.

Ubayy bin Ka’b trasmitió que «El Mensajero de Allâh se encontró con Ŷibrîl y dijo:

¡Oh Gabriel! Me han enviado a una nación analfabeta entre la que se encuentran la anciana, el anciano, el niño y la niña, y el hombre que no puede leer un libro en absoluto». Él dijo: «¡Oh Muhammad! De hecho, el Corán fue revelado en siete modos» (At-Tirmidhi)

Pero no nos vamos a extender con los hadices que hablan de esto, pues no es este nuestro propósito.

Se aconseja recitar la Surat al Kahf (La Caverna) en dos ocasiones fundamentales: una todos los viernes; otra cuando sintamos la fitna del Daŷŷal para que Allâh nos proteja contra él. Sin decir, para que bien se entienda lo que exponemos, que no merece la pena aprenderla de memoria; sí aseguramos, sin embargo, que cuando se reflexiona en lo que la surat dice, se estudia y se comprende el mensaje que nos hace llegar, es mucho mejor que aprenderla y recitarla de corrido. ¿Qué ocurre entonces para aquellos quienes por trabajo, por lengua, por cualquier otro motivo no pueden aprenderla? Pues simplemente nada, absolutamente nada. Con reflexionar el viernes en las enseñanzas que nos transmite esta surat, con comprender su mensaje, es suficiente. De esta manera ya hemos cumplido con la Sunna, y ello porque hemos hecho entrar la surat y su mensaje en nuestro ser y vivimos ese mensaje dentro de nosotros mismos. Mientras tanto, habrá gente que lo recite y desmienta sus enseñanzas, como tantos que conocemos que niegan la necesidad imperiosa de un maestro para acercarse a Allâh, desmintiendo así a Allâh Mismo en el relato entre sayydina Mûsâ y Al Jadir – sobre ambos la paz – en el que se muestra claramente como todo un profeta hubo de necesitar un guía. Y a fe que para saber cuántos hay que dicen eso, no basta con un tasbiḥ de 1.000 cuentas, pues hay muchos más, ya sea por ingnorancia, orgullo o imitación.

Es así que cumplir con la Sunna del viernes relativa a la recitación del surat al Kahf es, sobre y ante todo, comprenderla; y después, si es posible aprenderla, y se tiene tiempo, pues recitarla.

Hay gentes que no recitan mucho del Corán, y sin embargo lo han comprendido. Cuando el Šayj al ˤAlawi, quien, como contrapunto a la prohibición del Corán por parte de las autoridades coloniales en Argelia, escribió la casida Lutfiya en honor y defensa del Corán, dijo en uno de sus versos:

Se ha mezclado a nuestra sangre, nuestros huesos…

Significando con ello que el Corán ha entrado en nosotros para quedarse, mezclado con los lugares más recónditos e íntimos de nuestro ser. De tal manera que nosotros somos la recitación del Corán por excelencia.

En cuanto al aspecto formal de la recitación, como hemos dicho, existen siete ritmos que han sobrevivido al paso de los tiempos. Lo que sí es desaconsejado es la recitación del Libro, tal y como hacen algunos para adornarse, como si lo hicieran al ritmo de una canción de amor.

Otro aspecto en el que quisiéramos incidir es en el hecho de aquellos concursos para encontrar y premiar al mejor recitador. Nosotros pensamos que eso es una buenísima iniciativa, que se debe seguir con eso y reforzarse; que es mejor competir en recitar bien y excelentemente el Corán que en otras competiciones que nada aportan.

No olvidemos que de esas competiciones, a las que los egipcios son tan dados, salió el gran recitador ˤAbdel Bassit – ˤAbde-s-Ṣamad a quienes muchos consideramos el mejor recitador del Corán que nunca jamás hemos escuchado en nuestras vidas. ¡Qué Allâh le recompense y le tenga Misericordia!