Sobre la postración de los ángeles

Abdul Karim Mullor

Sobre la postración de los ángeles

En el Nombre de Allâh – el Todo Misericordioso – el que Manifiesta Su Misericordia

Y la plegaria y la paz sobre Muḥammad, su familia y compañeros.

Hemos leído algunas explicaciones realmente peregrinas sobre la postración de los ángeles ante Adam – sobre él la paz -. En concreto, hemos leído lo que su autor llama “tafsir” cuando afirma que los ángeles permanecieron 500 años en una primera postración, y que cuando Iblis se negó levantaron sus cabezas para observarlo. Inmediatamente después, siempre bajo las palabras de este mismo personaje  (Ibrâhîm Niasse), realizaron una segunda postración de agradecimiento a Allâh por haberles apartado de la desobediencia. Por lo tanto, siempre según el personaje, este es el detonante de que existan dos postraciones en cada raka del ṣalât.

He aquí dicha exposición que no presentamos sin ausencia de vergüenza ajena:

En cuanto al verso:

«Y les dijimos a los ángeles que se postraran ante Adán. Así que se postraron excepto Iblis»:

«Originalmente, la postración (sujud) se hizo sólo una vez; eso es lo que la analogía (qiy ās) lleva a una conclusión y eso es lo apropiado; porque All āh que está siendo postrado es único (singular). Por lo tanto, la postración fue prescrita como una sola vez.

Sin embargo, cuando los ángeles se postraron durante medio día, lo que equivale a cincocientos años y luego levantaron la cabeza para ver que Iblês se había negado junto con no haberse postrado, volvieron a postrarse.

Hicieron una segunda postración en gratitud a All āh-Ta ʿāl ā por no haberlos sometido a tribulación como Ibl īs. La postración fue ordenada dos veces. Bowing (Ruk ūʿ) fue prescrito como ser una vez y también lo fue la postración (Suj ūd) porque el único que es adorado es único. Sin embargo, la segunda postración es una expresión de gratitud a All āh-Ta āl ā

Jardines de Tafsir de Shaykh al Islam Ibrahim Niasse

En realidad, toda esta explicación no tiene otra base que la imaginación de este personaje; una imaginación bastante pobre  por cierto, desde el momento en el que ha olvidado lo fundamental del acontecimiento que dio lugar a la postración de los ángeles ante Adam.

Y cuando lo haya completado y le haya insuflado parte de Mi espíritu, caeréis postrados ante él. (15-29)

Y os creamos, os dimos una forma y luego dijimos a los ángeles: ¡Postraos ante Adam! Y se postraron todos, menos Iblis, que no estuvo entre ellos.
Dijo: ¿Qué te impide postrarte habiéndotelo ordenado?
Contestó: Yo soy mejor que él; a mí me creaste de fuego, mientras que a él lo has creado de barro
. (7-11 y 12)

Y cuando les dijimos a los ángeles: Postraos ante Adam y se postraron. Sin embargo Iblis dijo: ¿He de postrarme ante quien has creado del barro? (17-61)

Primeramente, hemos de decir, que en ningún texto se hace mención de que los ángeles levantaran la cabeza de su postración a fin de observar que Iblis no lo había hecho; !como si los ángeles hubieran perdido el respeto debido a Allâh y hubieran dejado su postración a fin de observar la desobediencia ajena! Esto no es sino un burdo invento que no cuenta con soporte alguno, ni en el mundo del conocimiento, ni en el de la moral, pues la ausencia de esta se hace evidente en sus afirmaciones.

En cuanto a la segunda postración que este personaje atribuye a los ángeles como siendo de agradecimiento a Allâh, no tiene sentido alguno, siendo que los ángeles siempre pasaron sus días y los pasan en perpetuo agradecimiento, exaltación y engrandecimiento de Allâh. No olvidemos que la postración es ante Adam en reconocimiento de la Ciencia que Allâh había puesto en él, no ante Allâh. Es decir, la postración de los ángeles no es otra cosa que su reconocimiento a la grandeza que el Creador y el Hacedor había depositado en Adam como siendo Su representante (jalifa) en la tierra. Y esta representación entraña que Adam poseía una naturaleza superior a la de los ángeles, quienes, es conveniente saberlo, hoy día siguen postrados ante él; es decir, siguen reconociendo la grandeza que el Creador había depositado en Adam y en los hombres y mujeres de santidad que El – exaltado sea – ha suscitado de su progenie.

Limitar a 500 años una postración, o a medio día, es una apología de la ignorancia, además de ser un atrevimiento que revela la ausencia de pudor por parte de su autor. Nada encontramos que soporte esta afirmación, salvo esa extraña tendencia que algunos tienen para inventar cosas peregrinas y así hacerse pasar por sabios intentando deslumbrar a otros con sus inventos. Y, efectivamente, esto se da de manera tristemente corriente en los pretendidos maestros sufís que para tener discípulos recurren a las mismas técnicas de “embrujo” que las que protagonizó aquel Walt Disney cuando inventó Disneylandia, aquel país donde los sueños se hacen realidad.

En realidad, la postración de los ángeles ante Adam es intemporal. Ya que ella se trata del reconocimiento de la naturaleza que Allâh había puesto en él como siendo representante de Allâh en la tierra. Siendo así que es el Ser humano la mejor de las creaciones, y dentro de la especie humana la de nuestro señor Muḥammad – sobre él la plegaria y la paz -.

Otra explicación forzada donde las haya es la de utilizar la postración de los ángeles, tratando de explicar ruda y torpemente que ella es el fundamento de que las postraciones de cada raka’ del salat sean dos.

El gran, el enorme error, el lapsus mental imperdonable de este personaje es comparar la postración de los ángeles ante Adam con la que nosotros realizamos ante Allâh; pues si las dos postraciones puedan ser consideradas como tales, no así el objeto, el motivo y la adoración debida a Allâh, y no a Adam. Los ángeles no adoran a Adam. Y esto parece que se le olvidó a este señor, quien por cierto, como ocurre ahora en tantas tariqats sufís salidas del camino recto, heredó de su papá.

Considero que los argumentos expresados por este humilde siervo de Allâh aquí presente, son suficientemente sólidos y explícitos como para poder ser contestados. Pero, por experiencia, siento decir, que aquellos quienes se encuentran embrujados por las falacias no saldrán de su embrujo, pues ¿quién soy yo que no tengo turbante, ni bonete, ni título floreado, ni renombre, ni fama, ni pecunio (irónico) para andar hablando y contradiciendo a tan insignes malandrines  y pícaros a los que tanta gente se encuentra enganchada?

No, decir la verdad no es suficiente en unos tiempos en lo que todo se compra y se vende. En unos tiempos en los que no se sabe distinguir el oro del hollín.