Seminario «A través del Islam»

A-s-salamu ‘alaykum – La paz sobre vosotros

Como personas que se dedican a la enseñanza religiosa, los miembros de este equipo de Esislam no dejamos de sorprendernos del estado actual de las cosas; sobre y ante todo en lo que compete al mundo de los conceptos y de la doctrina, que es lo que condiciona la práctica diaria de unos y otros.

Y aunque reconozcamos y sepamos que nos encontramos en esta época en las que las profecías anunciadas en los hadices se cumplen con exactitud con respecto a la ignorancia generalizada en el dominio del conocimiento del Din, no por ello podemos dejar de sorprendernos de lo profundo que se ha vuelto a enraizar la ignorancia en las poblaciones de origen musulmán, así como en los nuevos musulmanes conversos que han aprendido el Islam de muchos de los primeros. A veces la ignorancia llega a ser tan ciega y profunda que mucha gente descarta lo que no sabe por el simple hecho de no dominar la situación y de hacerse pasar por alguien.

Es, en efecto, una ignorancia enraizada en el orgullo, en la no aceptación de que haya gentes que aun hoy hayan recibido el Don divino del Conocimiento y del Saber. La gente en general odia al sabio, solamente porque sus postulados se enseñan con vigor, porque se desempeñan con soltura y convencimiento, con una inusitada convicción y con una ausencia de dudas, lo que descoloca al ignorante, al maestro del ignorante, a la ignorancia y al orgullo de ambos. Y es que, como dice el Corán:

Da la Sabiduría a quien quiere, y a quien se le da la Sabiduría se le ha dado mucho bien. Pero no recapacitan sino los que saben reconocer lo esencial. (2-269)

Pero el Corán que decimos seguir es taxativo al respecto y nos obliga a preguntar a las gentes del recuerdo, nos hace distinguir el que sabe del que no, nos invita a ser sagaces y perspicaces, cosa que el mismo Libro vincula a la purificación interior. El ignorante no es amado por Allâh, el ignorante es vilipendiado, tanto en el Corán, como en los hadices; el maestro ignorante del ignorante es asimilado a los hipócritas de Madina; pues como dice el Corán, ellos dicen que solamente son reformadores, cuando en realidad extienden la corrupción y la sedición por la tierra. “Ciegos, guías de ciegos”.

En cuanto a los sabios verdaderos, muy pocos les escuchan y siguen por dos razones fundamentales:

Una, es que a nadie o casi nadie ya le gusta esforzarse; y, el sabio, siendo él el primero que se esfuerza, sabe que nada se puede obtener sin trabajo ni dedicación; por misericordia, pide, exige, a la gente que trabaje para obtener resultados, y por esta exigencia, descendida de la Certeza (Yaqin) que ha recibido de Allâh, es odiado y despreciado por los cómodos, los holgazanes y los que quieren sacar beneficio de la holgazanería ajena.

Otro motivo es la falta de medios para transmitir y llegar lejos. Aunque hay que decir que esto último, en muchas ocasiones, entronca con lo primero, dado que casi nadie quiere molestarse en descubrir dónde se encuentra la verdad; porque cuesta trabajo, rompe los esquemas y muchos de los que consideramos amigos nos abandonarían en el intento.

Los sabios no se esconden; son las gentes las que se esconden y se inhiben de la búsqueda de la Verdad. Los sabios están ahí, pero si nadie llama a su puerta, ellos, por exigencia divina no irán detrás de nadie. Y digo por exigencia Divina porque Allah no permite que las perlas de la Sabiduría se vendan y se griten en los mercados. El Mensaje, los Mensajes de Allâh van de depósitos puros, como son los sabios, a recipientes que no están manchados de orgullo y de enaltecimiento personal. El sabio, responsable de la Amana, debe verificar a quién o quiénes enseñan para no tirar lo valioso por los lodos de los mercados de palabras y los estrados de los charlatanes.

Más tarde, encontramos a los y a las que utilizan la palabra y el concepto Islam para hacer negocios. Toda esta gente que se ha introducido en las prácticas prohibidas para conseguir medios económicos no lo han hecho de una manera simple, sino que han debido comprometerse con un comportamiento desleal, han abusado de la credulidad de la gente, les han utilizado, cuando no cosas peores. Estos últimos se han convertido en enemigos declarados de los sabios, ya que, según la estrechez de sus miras, estos constituyen un peligro inminente para mantener sus ingresos, que proceden, como ya hemos dicho, de prácticas turbias y fraudulentas.

Es así que un sabio, sin actuar, sin buscar otra cosa que el bien por medios lícitos, inocentes y puros, se ha encontrado con un buen número de enemigos que temen perder lo que ellos creen poseer, que no es sino el polvo de los caminos, el aire contaminado de los malos procederes, el dinero que compra y vende; ya que, su lealtad, no es hacia Allâh, es hacia el dinero. No en vano nuestro Profeta – sobre él la plegaria y la paz – dijo:

En los últimos tiempos la religión de las gentes será la de obtener la mayor cantidad de dinero.

Después de hacer el esfuerzo intelectual de convertirnos al Islam, renunciando a las mentiras de un mundo sumergido en la injusticia y las falsas verdades, no deja de ser absurdo y totalmente incoherente que caigamos influenciados por grupos y personas que utilizan el Islam para sus fines, perdiendo así lo que obtuvimos; y ello solamente porque no tenemos la motivación y la energía suficiente para guardar celosamente el Don que Allâh nos ha dado.

Vista esta situación confusa hemos constatado el hecho de que la verdadera doctrina del Islam ha salido de los circuitos de transmisión de la religión y ha sido sustituida por una doctrina materialista que propugna una utilización fraudulenta de la Palabra Islam; una doctrina de parches y pegatinas que nutre sectas, países y grupos de negocios por todo el orbe.

Como detentores, conocedores de ese Islam original, fiel a sus principios, hemos decidido transmitirlo, tal y como lo estamos haciendo en esta web, dándole la forma de un seminario al que hemos llamado “A través del Islam”.

Estáis invitados e invitadas; estamos convencidos de sorprenderos con conocimientos de orden luminoso y con el relato de la verdadera Historia del Islam desde los primeros tiempos.

Los que asistáis saldréis con una preparación suficiente para seguir construyendo el edificio del Islam sobre cimientos sólidos y realidades universales y eternas.

La unión en el Bien es una luz que desde la Tierra donde vivimos traspasa los siete cielos hasta llegar al mismo Trono; pues la luz se refleja en la luz, y ella sólo sigue un camino.