Santa Sofia – La perla del Bósforo
El 13 de junio la prensa de prácticamente el mundo entero daba la noticia de la conversión en mezquita, hasta ahora museo, de Santa Sofía en Estambul.
En realidad este templo, construido por los cristianos ortodoxos en 360, fue iglesia hasta la conquista o caída de Constantinopla (según se mire) en 1453 por Mehmed II, siendo posteriormente convertida en museo en la época del masón confeso Mustafa Kemal Ataturk, a fin de agradecer a la Gran Bretaña la confianza depositada en él para construir esa nueva Turquía que renegaba de su época califal en post de una nueva era dirigida entre bastidores por el reino de “su graciosa majestad”, reino este, que por otra parte, se aseguraba mediante hábiles maniobras políticas, de que el Imperio Otomano no volviera a renacer.
Los que quieran ver en la decisión de Erdogán de convertir en mezquita el bellísimo y famosísimo templo una decisión puramente religiosa no comparten nuestro punto de vista; ya que, muy seguramente, el presidente turco ha querido dar con ello un claro mensaje a sus conciudadanos; y este mensaje es: “La época del estado laicista de Mustafa Kemal Ataturk ha terminado”.
No creemos, como podrían temer los amantes de la teoría de la conspiración, que se trate del inicio de una nueva era de auge de un islamismo de bases fundamentalistas, cosa que en Turquía no se da, y probablemente nunca se ha dado. Tampoco se trata de una amenaza de orden político o social hacia el mundo occidental, ya que Turquía no deja de ser un país modernizado hasta límites insospechados. Mucho menos se trata de una amenaza hacia el mundo cristiano, ya que los cristianos en Turquía son tratados de igual a igual por el resto de la población, así como por el gobierno. Tienen sus lugares de culto para practicar su religión en plena libertad. Se trata de una sola cosa, a saber: de una vuelta al rescate de los valores islámicos sociales y políticos, que si son llevados tal y como indica el Islam, no deben ser amenaza para nadie, antes al contrario, deberían significar un enriquecimiento de la cultura y de la ciencia.
Los cristianos que puedan ver en esto una señal subliminal o una vejación, creemos que se equivocan. A la vista están la cantidad de mezquitas que se convirtieron en iglesias cuando se iban conquistando territorios musulmanes por parte de los cristianos. Evidentemente, ningún cristiano estará contento de que un edificio, tan bello como enorme, en origen cristiano, se haya convertido en mezquita. Pero hay que hacer notar que dejó de ser iglesia de una vez por todas en 1453, año de la conquista de parte de Mehmed II.
En la época musulmana de Estambul se construyeron los minaretes que realzan la singularidad y la belleza del templo.
La toma de Constantinopla por Mehmed II en 1453 fue anunciada por el Profeta Muhammad – sobre el la plegaria y la paz – cuando dijo:
“Constantinopla un día será tomada por los musulmanes. Qué bello ejército quien la tome y qué buen dirigente quien le gobierne”.
El día de la toma, cristianos y musulmanes vieron un rayo de luz emanar de la cúpula de Santa Sofía. Los cristianos, sitiados durante más de mes y medio por los turcos, pensaron que la Virgen María les había abandonado; mientras que los musulmanes vieron en ello la señal divina definitiva para la toma.
En lo que se refiere a las palabras que se le conceden al presidente turco según las cuales manifiesta su deseo de liderar el Islam de manera global, nosotros como musulmanes, y muchos como nosotros, no nos vemos reconocidos de ninguna de las maneras en su programa, sea el que fuere, ya que en el mundo islámico, hoy por hoy, no existen líderes políticos que representen el Islam desde el punto de vista religioso.
La Comunidad Islámica tiene líderes, siempre los ha tenido y siempre los tendrá. Pero este liderazgo, en estos tiempos que corren, no ha de ver en absoluto con el poder político o social, sino con una representación a nivel espiritual, que, aunque muchos no lo sepan, no deja de ser por ello menos real.
Un hadiz, que encontramos en la colección de 60.000 hadices llamada “Yami’a-s-saguir” recopilada por Yalaluddin Suyuti, quizás el mejor sabio del hadiz de todos los tiempos, dice:
“La tierra no estará exenta de al menos 40 de mi Umma que tengan el corazón como el del Jalil (sayyidina Ibrahim); por ellos os llega la lluvia y el sustento. Cuando uno de ellos muere, Allah lo sustituye por otro.”
Efectivamente, ellos son los verdaderos califas, los reyes de la tierra. En este estatus da exactamente lo mismo ser panadero que gobernador, pues se tiene el mismo valor.
El chayj Al Alawi habló de ellos en una qasida diciendo:
“Vosotros sois los reyes de la tierra en tanto y en cuanto estéis en la Presencia de Allah”