Rezar en las mezquitas – ¿es obligatorio?

La paz sobre vosotros

Los musulmanes actuales se hacen preguntas cuyas respuestas, anteriormente a los tiempos por los que transitamos, estaban más o menos claras en el marco de las directrices y recomendaciones que siempre se han dado por parte del consenso de Ahlu-s-Sunna (Gentes de la Sunna) y de sus cuatro escuelas jurídicas. Hoy, esas respuestas se han olvidado debido al vociferío constante al que están siendo sometidos los musulmanes de todo el Planeta por parte de las sectas de nueva formación; sectas estas que, paradójicamente, cuentan con una gran cantidad de medios económicos que les ayudan en su extensión de la rebelión y de la corrupción por toda la tierra del Islam.

Muchos musulmanes, nuevos ellos fundamentalmente, tienen dudas sobre si su asistencia a las mezquitas es o no obligatoria. Mantienen estas dudas por dos razones fundamentales: una de ellas porque nadie les ha respondido de manera veraz, como hoy lo estamos haciendo aquí; siendo la otra razón la gran cantidad de actos y palabras desagradables que encuentran cuando acuden a lo que se ha dado en llamar “mezquitas”. El término mezquita en una gran parte de los casos no se encuentra justificado ni avalado por una realidad que le respalde.

Sin dedicarnos a mayores consideraciones, hemos de decir que es obligatorio acudir a la Plegaria del Viernes, siempre que se pueda, salvo por el trabajo, una urgencia o simplemente estar de viaje. Y es obligatorio acudir tanto al sermón como al propio salat que tiene la validez del Salat A-d-Dohr (Plegaria del mediodía). Ahora bien, nada hay de obligatorio en creer y seguir al que hace el sermón si éste es un ignorante o predica la sedición. En ese caso, por salvaguardar el Farḍ (obligación), y no crear mal ambiente, es mejor soportar con paciencia y guardar nuestro disgusto en nuestro interior hasta que salgamos de la mezquita. Fuera de ella nada nos impide decir la verdad y denunciar las mentiras del postor.

En ninguna otra ocasión es farḍ (obligatorio) acudir a la mezquita a rezar. En las plegarias de los dos Aid es Sunna reforzada, y en el resto de las plegarias obligatorias es solamente recomendable, siempre y cuando se cumplan varios requisitos indispensables para que acudir a la mezquita sea una buena obra que nos reporte beneficios.         

Es cierto, que los hadices hablan de un gran beneficio otorgado a los que rezan en comunidad. Existen varios hadices, como los que vienen a continuación. Ahora bien, como lo hemos dicho en numerosas ocasiones, los hadices hay que entenderlos en el contexto al cual hay que aplicarlos, y no literalmente sin hacer un tafsir o investigación previos.

El rezo de una persona en grupo es veinticinco veces superior a su rezo en solitario en su casa o su comercio (Bujari y Muslim)

El Profeta, sobre él la plegaria y la paz, dijo: “El rezo de un hombre con otro vale más que su rezo en solitario; y su rezo con dos hombres vale más que su rezo con uno solo. Mientras más sean, mayor será la recompensa de Allâh por el rezo” (Ahmad y Abu Dawud).

“La gente que gana más recompensa es la que camina más lejos al rezo” (Muslim, Ahmad y Abu Dawud).

Los peores lugares de reunión son los mercados y los caminos, mientras que

los mejores son las mezquitas. Así que, si no te encuentras a gusto, no te

muevas de tu casa.

(De Wazila, recopilado por A-t-Tabarani)

Desde luego, a la vista de esto no podemos contestar la validez y las bendiciones de acudir a rezar a las mezquitas. Y no lo vamos a hacer; simplemente vamos a retratar la realidad en la que viven estos centros llamados mezquitas, muchas veces injustificadamente, a fin de demostrar que en una gran parte de las ocasiones, más recomendable es no acudir que presentarse en ellas.

Si un edificio no cumple con las condiciones necesarias, entonces no puede ser considerado como una mezquita, sino como algo totalmente diferente, fuera del significado y de la función que debería cumplir un centro sagrado, digno de ser llamado de tal manera.

En la época del profeta – sobre él la plegaria y la paz – era casi prohibido no ir a rezar; pues él presidía el salat, y después de ello sermoneaba y enseñaba a los musulmanes. ¿Cómo no ir en semejante circunstancia, en una época irrepetible y aprovechar de la presencia y de las palabras del mejor de la Humanidad?

¿Cómo entonces comparar y aplicar una situación como esta a los tiempos que transcurren, en los que somos testigos de decires y actos que harían enrojecer de rubor a las montañas y a los propios océanos?

Condiciones de un templo para que pueda ser considerado como mezquita

Primeramente ha de ser un centro con una sala convenientemente purificada y destinada al rezo, con el mihrab orientado a la qibla.

Lo que se enseña en dicho templo ha de ajustarse a los principio de la doctrina del Islam (Cuatro escuelas+ una de las dos Aqidas reconocidas).

No debe estar regida por ningún grupo sectario que aparte a los musulmanes del verdadero Islam.

Deben estar abiertas día y noche (salvo peligro inminente) a fin de que las gentes puedan acudir a cualquier hora a enseñar y aprender. Por supuesto, la verdad, y no el error.

No debe ser lugar de tráfico, ni de comercio; sino que antes bien, deben ser lugares para dar limosna a los necesitados y ayudar a los musulmanes en cualquier necesidad.

Los centros actuales no cumplen las condiciones necesarias para ser considerados como mezquitas salvo en ocasiones contadas.

Gran parte de ellos son construidos con dinero del Haram.

En ellos se adultera el Corán y se miente sobre el Islam a los que allí acuden.

No se sigue el Islam de las Gentes de la Sunna y del Consenso.

Están regidos por políticas turbias y por países con intereses otros que el Islam.

Se insulta y se humilla a los musulmanes que no participan en las creencias sectarias del grupo.

En conclusión

Las hay, pero verdaderamente extrañas son, esas mezquitas que se han construido por amor a Allâh y para adorarle en justicia, sabiduría y verdad. Estas, y no otras, son aquellas que pueden ser integradas en las condiciones expresadas por los hadices que existen al efecto.

Quiero tranquilizar los corazones de los hermanos que creen que cometen una falta o un error por no acudir a tales lugares, diciéndoles que para aprender el mal y el error es mejor estar en casa. Tal y como dice el último hadiz que os hemos presentado.

Así pues, nada de escrúpulos. Sed equilibrados, calibrad bien la situación y decidid en consecuencia. Salam