Rabia al Awal – La caravana del Mawlid

En el Nombre de Allah, el Todo Misericordioso, el que Manifiesta Su Misericordia

Y la plegaria y la paz sean sobre el Profeta, su familia y compañeros.

Hemos entrado de lleno en el mes de Rabia-l-Awal, en cuyo 12avo día nació el profeta Muhammad (Mawlid), día importantísimo para los que tenemos experiencia, no solamente en el Islam, sino en el camino de Allah que continúa a través del Iman y del Ihsan recorriendo todo el Din. Si ya este día del Mawlid es importante, lo es tanto que su baraka (gracia) se extiende a todo este mes.

En toda evidencia y justicia quien no lo valora suficientemente no podrá nunca beneficiarse de sus gracias, ya que éstas van de la mano con el asentimiento y la convicción.  Es así entonces que el mes y el día del Mawlid son operativos únicamente para quienes los tienen en las páginas de honor de sus agendas religiosas.

Ya realizamos un escrito demostrando la legitimidad y conveniencia de festejar el Mawlid mediante una noche de dikr y de lectura del Corán. Explicamos como el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – puso en un hadiz ese día a la altura del Laylatul Qadr cuando recomendó ayunar los lunes pues fue el día en el que él nació y en el que fue revelado el Corán. Explicamos asimismo como el Corán nos casi obligaba a festejarlo diciendo que alegrarse de la Misericordia era mejor que cualquier otra cosa de este mundo, sabiendo como sabemos que Muhammad ha sido enviado como misericordia para los mundos.

Presentaremos aún otro escrito cuando se acerque el día, diciendo lo mismo desde otra perspectiva, desde otro ángulo.

La Gracia (Baraka) de Allah no se puede medir, no se puede atenazar, aunque algunos se empeñen. Algunos, conscientes de que a ellos no les llegará tratan de impedir que les llegue a otros en un acto de envidia y de malicia sin precedentes. En su desdichado camino, pleno de oscuridad, sombrío como una noche sin luna, han llegado a comparar a quienes celebramos el Mawlid con los cristianos que celebran la Navidad.

Establecer esta comparación, dejadme deciros de manera tan clara como taxativa, es producto de una diabólica maldad; pues a nadie se le escapa que los cristianos festejan el nacimiento de Isa – sobre él la paz –  con la consciencia de su creencia en que es la tercera persona de una trinidad e hijo de Dios, y nosotros celebramos el Mawlid con la consciencia de que el Profeta es la mejor de las criaturas de Allah, que no es poca cosa.

Es así que su rabia por vernos festejar este día bendito les ciega, les hace salir al exterior toda la negrura de sus corazones, lo cual les lleva a pronunciar las peores de las calumnias a los musulmanes de bien, sabiendo conscientemente que mienten de manera fraudulenta.

Que ellos sepan que les miramos con lástima, que no nos explicamos cómo declarándose musulmanes insultan a sus hermanos de manera tan ignominiosa, ya que ello atrae sin duda la Cólera divina, tal y como lo aseguran el Kitab y la Sunna. Los vemos como locos aullando a la luna, corriendo sin rumbo de un lugar a otro, rasgándose la ropa, pronunciando palabras inconexas en su enajenación penumbrosa.

Pero dejemos a los malos para concentrarnos en los buenos.

Nosotros hemos sido conscientes durante decenios de las bondades de estos días. Sabemos a ciencia cierta, por experiencia de su grandeza, de su bendición. Es así que para que esa Gracia divina se acreciente multiplicamos nuestras salawat sobre el Profeta, pedimos perdón a Allah con más vehemencia, y con no menos vehemencia pronunciamos las “palabras máximas” del Islam que son “La ilaha illa Allah” (No hay divinidad sino Allah)

No vamos a relatar aquí nuestras experiencias, pues el temor de Allah y la guarda de lo que debe ser guardado, no nos deja revelar intimidades que nadie debe saber. Estas alegrías, estos gozos sin medida, solamente están reservados a los que damos al día del Mawlid lo que corresponde.

Podemos llamar a estos días primeros de Rabia-l-Awal “La caravana del Mawlid”. Somos viajeros hacia ese día bendito, y como tales gozamos de los privilegios que les han sido ofrecidos a quienes se ponen en ruta. Nos preparamos para llegar a nuestro destino, limpios, alegres, confiados, sabiendo que nos esperan experiencias que nunca jamás podremos olvidar.