¿Quiénes son los verdaderos sabios?
A-s-salamu ‘alaykum – La paz sobre vosotros
Una de las características del Tasawwuf (Sufismo) de todos los tiempos ha sido no aceptar dinero ni bienes de procedencia dudosa, es decir, no aceptar nada de lo que no pudiéramos constatar lo legítimo de su procedencia. Por eso, ya vivamos del trabajo o del comercio, nuestra ganancia ha de ser legítima so pena de perder las bendiciones que recibimos de lo alto.
Abu Hamid Gazali, ese gran maestro de las ciencias religiosas, así como del Sufismo, criticaba al supuesto sufi que; valiéndose de la alta consideración que se tenía por el Tasawwuf en aquellos tiempos, se acercaba al poder a fin de recibir los favores de los sultanes. Pues, hay que saber, que los bienes procedentes del poder político están claramente impregnados de todas y cualesquiera de las maldades que puedan poblar la tierra
Hoy, por desgracia, los supuestos sufís se apegan al poder, se muestran como vedettes en las pasarelas de los poderosos; se arriman a las ganancias dudosas, viven de expoliar a sus discípulos y son todo lo contrario de lo que han sido y son los verdaderos sufís. Los maestros, falsos egos, reclaman una sumisión más allá de toda decencia y decoro.
Sólo quedamos unos pocos, pero quedamos, gracias a Allah. Esas gentes del Recuerdo a quienes alude el Corán, esos purificados que tocan el Libro oculto, tal y como dice la Surat al Waqi’a se encuentran entre los verdaderos sufís; pues; tal y como dice el hadiz siempre habrá al menos cuarenta cuyo corazón es como el del Jalil (Ibrahim – sobre él la paz-)
El Tasawwuf, el verdadero, hermanos/as es el Islam verdadero (Islam Haqiqi); pues en él, y solamente en él, se dan los tres niveles del Islam (Islam, Iman e Ihsan). El expolio al que son sometidas las doctrinas del Islam, solamente se encuentra a salvo en los verdaderos sufís. Pues ninguna otra doctrina del Islam es capaz de abarcar todos los niveles del Din.
Al igual que los falsos sufís, los falsos musulmanes se acercan al poder, siendo que en gran parte de las ocasiones este poder se encuentra manifiestamente infestado de injusticias, privado de la Gracia de Allah y ajeno a la Voluntad divina.
Es entonces totalmente deducible de la realidad de las cosas que solamente desde el verdadero Tasawwuf; que recordemos, es el Islam completo en todos sus niveles, podemos regenerar el Islam. Nuestro amado profeta – sobre él la plegaria y la paz – dijo que en estos tiempos los musulmanes serían numerosísimos, pero fútiles como la espuma de las olas del mar. Dijo que los ignorantes se subirían a los almimbares, a los púlpitos, a las cátedras. Y es cierto, cual modelos de pasarela, una pléyade de incultos, de ignorantes, de almas de poca fe, de pagados de ellos mismos, se dirigen a los musulmanes como si ellos supieran algo, dándose aires de saber (como dijo el Profeta) sin tener la menor idea de lo que están diciendo. Y hoy, conocemos, que esto, cual los hermanos cananeos de Yussuf – sobre él la paz -, lo hacen por la ambición de querer ser quienes Allah – exaltado sea – nunca quiso que fueran, y por la envidia de ver a otro mejor que ellos. Cual esos hermanos, hijos de Yaqub (Jacob) han tirado al pozo a los verdaderos sabios, a las almas puras, vendiéndoles como esclavos en el mercado de la vida de este mundo. Pero estos hermanos cananeos, aunque guardan con aquellos algunas características, van muriendo uno tras otro sin arrepentirse del mal causado, a diferencia de los hermanos de Yussuf quienes, debido a su arrepentimiento, terminaron siendo estrellas en el firmamento. Estos de hoy se obstinan en ser puntos negros en el corazón de la Umma de Muhammad – sobre él la plegaria y la paz – y algunos ya murieron y otros van muriendo en este estado.
Ciegos, sordos y mudos, no ven, no escuchan y no son capaces de pronunciar una palabra de bien y de verdad. Cuando el relámpago les alumbra, marchan, y cuando éste se apaga quedan en la más oscura de las noches, queriendo, por otra parte, arrastrar a otros en su desgracia, por envidia de verlos en mejor estado que ellos mismos.
Tal y como el Sol alumbra la tierra, y la luna aclara la noche, los siervos sinceros de Allah, dan brillo a la religión, dan luz a las verdades reveladas, dan honor a lo que otros manchan. Ellos no quieren nada a cambio, sino la satisfacción de ver a los musulmanes en el buen camino. Esta es su paga, esto es lo que ellos consideran importante, y no los placeres y los bienes mundanales que los falsos sabios buscan día y noche.
De ellos, de estas gentes del Recuerdo, dijo un gran maestro, el chayj Al Alawi:
Vosotros sois los reyes de la tierra en tanto estéis en la Presencia divina.
Y sí, ellos son los julafa rashidin de esta época. Los reyes invisibles y no reconocidos que reciben las Gracias divinas. Pues Allah – glorificado sea – no necesita de la opinión ni del permiso de nadie para otorgar Sus favores a aquellos a quienes El, en Su Sabiduría, ha escogido entre Sus servidores sinceros, devotos y sometidos a Sus voluntades. Aquellos quienes murieron a ellos mismos para nacer y revivir en El.