¿Quién es el Jalifa?

Dice el Libro de Allâh:

Y cuando tu Señor dijo a los ángeles: Voy a poner en la tierra a un representante Mío (2-30)

Allah les ha prometido a los que de vosotros crean y practiquen las acciones rectas que les hará sucesores en la tierra como ya hiciera con sus antepasados y que les reafirmará la práctica de Adoración que tienen, que es la que Él ha querido para ellos, y que cambiará su miedo por seguridad.
Me adorarán sin asociarme nada. Quien reniegue después de eso… Esos son los descarriados
. (24-55)

Estas dos aleyas prueban que cuando uno lee el Corán sin la debida atención puede llegar a conclusiones que a veces son contrarias a lo que dice el Libro de Allâh.

Hay algunos que al leer la primera aleya piensan que Allâh estableció como jalifa únicamente a Adam – sobre él la paz -. En el otro extremo están aquellos que dicen que es el ser humano en general que ha sido establecido como representante de Allâh. Ni lo uno ni lo otro es cierto, siendo al contrario que ambas tesis se encuentran bien lejos de la verdad.

Y esto lo demuestra la segunda aleya que aclara las cosas diciendo que Allâh establece como Sus representantes en le Tierra (julafa’ fî-l-‘ard) únicamente a los creyentes que practiquen obras puras o rectas, que bien pocos son en realidad. Ya que el Corán cuando habla de obras rectas se refiere a actos cuya categoría se encuentra muy por encima de evitar el Ḥaram y ceñirse al Ḥalal. Se refiere en esto a obras de excelencia, de un alto grado y de un valor precioso tal que merecen que Allâh las califique como obras salîhats (puras o rectas) las cuales, como hemos dicho, pertenecen a una categoría fuera de medida y lejos de poder ser catalogadas en baremos destinados a obtener hassanats.

Pues un representante de Allâh ha de tener una capacidad de raciocinio superior a la de los demás, al igual que una inteligencia, conocimiento y sinceridad impoluta que le hagan digno de recibir la Amâna, nada más y nada menos que directamente de Allâh.

Al ser julafa’ (plural de jalifa), precisamente de Allâh, estamos hablando de algo grande, de unas de las luces de Allâh en la Tierra; y debemos comprender que allá donde haya luz no tiene cabida la oscuridad. Estamos hablando entonces de gentes quienes, se quiera o no, se les reconozca o no se les reconozca, detentan una autoridad que no puede tener cualquiera de los humanos. Ellos y ellas son los y las representantes terrenales de un Dios Todo Poderoso y Eterno, del Rey de reyes.

Ellos/as son la medida de la Umma; pues una Umma que no se alinea alrededor de los verdaderos representantes de Allâh se encuentra en el extravío, y el extravío es oscuridad, siendo que en la oscuridad, al no haber Discernimiento, no puede existir guía alguna. Hoy por hoy, la Umma se encuentra lejos de seguir la Guía y la luz de Allâh. Hoy por hoy, el Discernimiento no ha encontrado nada más que unos/as pocos/as donde asentarse. Es la condición de estos tiempos de falta de preocupación por las cosas de Allâh.

Y, sin embargo, que nadie crea que estar en la tesitura de ser uno de esos representantes es encontrarse en una zona de confort, a salvo de preocupaciones, sufrimientos y molestias. O pensar que esta clase de gente son unos privilegiados y que se encuentran en un pedestal de honor y bienestar. Estas gentes sufren, y lo hacen porque en ellos encuentran la fuerza suficiente para llevar a cabo su misión, y, contrariamente a ello, no pueden hacerlo debido al olvido de Allâh y al materialismo de hecho que se ha apoderado de la Umma. Cuando uno experimenta una fuerza y una capacidad grande dentro de sí, sufre por no poderla hacer salir adecuadamente, por no poder llevar a acabo aquello para lo que Allâh le ha cualificado. Y al no ser por culpa o responsabilidad suya entonces solamente les queda tener paciencia para soportar resignadamente la presión que esa fuerza ejerce en su interior.

Y entonces dirán como sayyidinâ Yaˤqub: “Santa Paciencia”.

La mayoría de los musulmanes en general no conocen el cúmulo de fuerzas que se originan en los temas relacionados con el Din. Y esto para muchos podría ser una misericordia, pues ese desconocimiento pudiera ser que les permita llevar una vida tranquila. Casi todos piensan que lo que ocurre, y/o deja de ocurrir, es debido a su disposición buena o mala, a su trabajo mejor o peor, no teniendo en cuenta que la Mano de la intervención Divina se encuentra en todo para darnos un mensaje al que la mayoría de las veces no atendemos.

Es así que estas gentes a las que Allâh ha cualificado como representantes Suyos sí tienen esa luz necesaria para conocer las causas-efectos del obrar Divino. Rápidamente comprenden el mensaje, lo aplican a sus personas y aconsejan a los demás, independientemente de que estos sus consejos sean escuchados y seguidos. Es puro altruismo, por Allâh, con Allâh; as asimismo pura misericordia para con sus semejantes sean buenos, malos o medianos. El desprendimiento no mira el receptor. Lo que partió de bien no vuelve al origen, retorna simplemente la respuesta Divina por ello, si Allâh lo quiere.

Pues es feo ante Allâh pedir algo a cambio por dar lo que Él les dio. Es la mentalidad del siervo verdadero que se encuentra arraigada en corazones que Allâh ha tomado para Si, en almas que Él ha comprado, como dice el Corán.

Ellos son de Allâh, por Allâh, con Allâh, ellos son nadie, y con Allâh lo tienen todo.