¿Qué es lo que hace sublime al Islam?
Abdul Karim Mullor
¿Qué es lo que hace sublime al Islam?
Lo digo a veces. Ya son casi 800 entradas las que he realizado en esta web y muchos días me cuesta más trabajo decidir sobre qué tema escribir, que en hacerlo. He de decir que una vez he decidido el tema tardo poco o nada en desarrollarlo.
Hoy estaba meditando sobre qué tema podría ofrecer unas palabras, y de repente una vieja idea ha aflorado en mi espíritu. Me decía a mí mismo que con toda la carga de Sabiduría que se encuentra en el Islâm, nuestra religión debería haberse extendido al menos abarcando la mitad de los ocho mil millones de seres humanos que pueblan la Tierra. ¿Qué es entonces lo que impide que el número de musulmanes en todo el globo terrestre no se haya multiplicado por dos o por tres en relación a la cantidad actual?
Entonces tomó forma en mí el hadiz que dice que el número de musulmanes sería muy elevado pero que la gran mayoría serían volubles e inconsistentes en su fe como lo es la espuma de las olas del mar.
Los predicadores de las pompas de jabón
Este hadiz entonces me hizo comprender la raíz del problema. Pues si la fe de tantos ha llegado a ser fútil como la espuma de las olas del mar es, sin duda alguna, porque el Islâm que se les transmite es tan etéreo como las pompas de jabón. Estoy convencido de que es esta la figura que le conviene a esa prédica actual que estamos padeciendo en nuestros días. Una prédica de pompas de jabón realizada por sabios del viento y de la escarcha matutina que se diluye con los primeros rayos del Sol.
Aunque los promotores de estos predicadores etéreos si han sabido presentarlos con ese glamur necesario, sabiendo que es eso lo que atrae en nuestros tiempos a los débiles, los resultados son paupérrimos. Nadie fuera del Islam les escucha porque sus mensajes son tan exentos de contenido que se escapan con el viento desde el mismo momento en el que sus palabras son pronunciadas.
Es entonces que uno ve y sabe que esos predicadores, pobres, no saben absolutamente nada y están siendo utilizados por gentes que quieren impedir la extensión del Islam argumentado a su vez que buscan exactamente lo contrario.
Por ese motivo, quien los escuche hablar dirá: “Si eso es lo que ofrece el Islam me quedo como estoy”.
El Islam no es una dieta
Si hablamos a los no musulmanes diciéndoles que no hay que beber alcohol ni comer cerdo porque Allâh lo ha dicho, ellos comprenderán que se les está proponiendo cambiar de dieta.
El Islam no es una tendencia de la moda
Si hacemos llegar a los no musulmanes la idea de que la mujer debe llevar el velo, el hombre barba y los pantalones de pesca, que hay que ponerse una jilaba, cortarse las uñas, raparse la cabeza o no maquillarse, entonces se tomará al Islam como una tendencia más en el mundo de la moda.
El Islam no es sonreír y saludar cortésmente
Si predicamos a las gentes diciendo que el musulmán saluda con la paz y con una sonrisa se nos puede decir que eso son las mínimas normas de educación que un ateo, cristiano, judío…etc debe observar. Es decir, no estaremos diciendo nada nuevo.
El Islam no es predicar sobre Jesucristo
Tampoco es inteligente acometer un discurso criticando la idea que los cristianos tienen sobre Jesús – sobre él la paz – solamente diciéndoles que es eso lo que dice el Corán. ¿Cómo pueden aceptar ese discurso si no se es capaz de explicarles lo que es Dios? ¿Y cómo explicarles lo qué es Dios si no lo sabemos nosotros mismos?
El Islam no es cambiar los principios de la religión para ser bien considerados por los no musulmanes
Muchos hacen esto. Como saben que su prédica del Islam es rala y de un nivel bajo, lo único que les queda es cambiarlo para darse notoriedad y así tener simpatizantes.
Entonces ¿qué es lo que el Islâm ofrece en realidad?
Ahora sí. Ahora estamos en el buen camino.
No hay religión ni doctrina alguna que posea un conocimiento sobre Allâh, el Ser humano y las relaciones del Hombre con Allâh que el Islâm.
Y ningún predicador habla de esto porque, primeramente no lo conocen, y en segundo lugar porque no les interesa a aquellos que les subvencionan y financian.
Efectivamente, la única manera de llegar a los no musulmanes y convencerles de que el Islâm es la verdadera religión es informarles sobre su propia naturaleza, sobre la Esencia y la Grandeza divina, sobre las relaciones entre Allâh y el Ser humano.
La gente está cansada, hastiada, de sermones moralizantes, de arengas puritanas, de discursos de bajo nivel. Eso lo oyen a diario. Démosles entonces algo nuevo, algo fuerte, que rompa los esquemas. Y a la vez algo que les tranquilice, que les provea de esa paz interior que da luz y alegría al corazón; que les introduzca en el camino de la Sabiduría.
Estoy convencido que si hubiera cuatro personas que tuvieran esta visión, cada una de ellas predicando en una lengua (inglés, español, francés…) entonces, en poco tiempo, la mitad del mundo se habría islamizado. Si esas personas estuvieran potenciadas con un aparato que les diera realce y facilidad para extender su mensaje, nada ni nadie podría pararlos.
Sin embargo, y como dice el hadiz:
“El verdadero creyente no se deja picar dos veces en el mismo agujero”
Aquellos que hoy están financiando a los predicadores actuales no pueden hacerlo con esta nueva prédica que propongo. Y eso es porque a ellos no les interesa extender el Islam, sino que su interés es el de controlar a los musulmanes.
Toca entonces esperar que vengan otros con nuevas intenciones y con medios financieros lícitos.
La doctrina del Islam con respecto al Ser humano es enorme e inigualable. Es, dicho mejor, sublime; de una altura inigualable y de un alcance aún mayor.
Ya os he dicho lo que está pasando. A vosotros ahora de comprender esta realidad y poner vuestro grano de arena.