¿Qué es el Ego? – ¿Qué es el Yaqin – la Certeza?
Por Abdul Karim Mullor
A-s-salamu ‘alaykum – la paz sobre vosotras
¿Qué es el Ego? Algunos lo han definido como un término peyorativo, aunque, en realidad, tomado en su estricto sentido, no es otra cosa que el « Yo”; es decir, lo que se define como nuestra individualidad. Este es su sentido primario, y cualquier otra acepción que haya tomado el término con el uso no es sino un significado connotativo que se separa del principal. Y, como vamos a ver, la separación entre ambos es abismal.
Aquí vamos a analizar el Ego en su doble sentido denotativo y connotativo, es decir, en el significado del término como tal, así como en el de las connotaciones negativas que ha adquirido durante el transcurso del tiempo debido al uso.
Si tomamos Ego como el “Yo”, es decir, la individualidad, vemos que se trata de algo necesario que nos distingue del resto de los seres humanos; el Ego es entonces lo que nos define como personas, como seres individuales, completos y acabados. En este sentido podemos decir que el Ego somos “nosotros”. Esta naturaleza individual, en un principio es pura y tiende hacia el bien, ya que, como todos sabemos, nacemos en la Fitra original.
Dijo Rasulu-l-Lâh – sobre él la plegaria y la paz – “Todo recién nacido está en la Fitra. Son sus padres los que lo hacen judío, cristiano o zoroastriano”, y sus Compañeros apostillaron: “…o musulmán”, y él dijo: “No. El Islam es la Fitra”.
En cuanto al significado connotativo, nos está remitiendo a la esencia del Alma, del Nafs, que, como vamos a ver, puede ser pervertida o purificada. Aunque, como dice el Corán, hemos sido creados de una sola Nafs, somos conscientes en el transcurso de nuestra vida, de cómo se reviste de Bien o de mal actuando de una manera u otra. Se reviste con tendencias personalistas que hacen que ella se aleje de la Universalidad en la cual ha sido creada; partiendo entonces lejos de su naturaleza principal, y dejando todo aquello para lo cual fue diseñada. Es entonces que hablamos del Ego en términos connotativos como designando todo lo que es el alma cuando se deja llevar por las pasiones o sentimientos incontrolados; de ahí el término “egoísmo” como una función de ese Ego connotativo que se reafirma vulnerando las individualidades ajenas, es decir, a los otros Egos, originarios y no connotativos que participan con nosotros de la Naturaleza Humana universal. Cuando el que hace mal ataca a quienes hacen el Bien se crea la injusticia y el abuso del hombre por el hombre.
¡Por un alma y Quien la modeló!
Y le infundió su rebeldía y su obediencia.
Que habrá triunfado el que la purifique
y habrá perdido quien la lleve al extravío. (7-10)
¡ Hombres, temed a vuestro Señor que os ha creado de una sola Alma, creando de él a su pareja y generando a partir de ambos muchos hombres y mujeres (4-1)
Es pues nuestra individualidad el elemento necesario para poder desarrollar nuestra Humanidad, siendo que el alma y sus pasiones es el elemento base de todo egoísmo y destrucción cuando marcha por los derroteros de las pasiones y de las injusticias. Pero la individualidad como tal, como principio, no es culpable de nada: ni es hacedora de mal alguno. Al contrario, ella es el centro del Bien. Como hemos visto, el alma es Universal y se modela con la voluntad que procede de la individualiad. Podría extenderme más en esto último y demostrar de dónde procede; pero esto es algo, que de momento, queda solamente en el conocimiento de aquellos que descienden a las minas de oro que se encuentran en el corazón y saben extraer los tesoros disimulados por las herrumbres de las profundidades. Para llegar a esa conclusión, sin que otro os lo diga, tendréis que trabajar y buscar; no sea que diciendo la Verdad me vayan a herir con la espada de la ignorancia y de la incomprensión.
¿Qué es en consecuencia lo que hace que cada uno de nosotros seamos individuales, habida cuenta de que hemos sido creados de un Alma única? Ahí os dejo un trabajo, una búsqueda, una chispa que os anime a entrar en las profundidades abisales de vuestra propia naturaleza.
Cuando obramos el Bien, a través de nuestro Ego, podemos decir que nos acercamos a la Verdad Absoluta y Creadora; incluso con ello nos hacemos más universales, más solidarios, puesto que nos dirigimos a lo que el meollo, el centro de todo ser Humano, donde las individualidades se reúnen a través del Amor para ser una verdadera Umma ante Allâh, al igual que toda la ‘Umma se reúne detrás del Imâm para rezar, en la Presencia del Todo Misericordioso. Es nuestro Ego, y con él que vamos al Paraíso, e incluso al propio Firdaws; ya que los premios o los castigos son estrictamente individuales; si bien, no obstante, cierta distancia entre unos y otros es reducida gracias al Amor (Mahabba), el cual es una fuerza unificadora que nos garantiza la llegada a las verdades universales que se encuentran contenidas en la Presencia divina. Allâh el Al Haqq (La Verdad).
Os he dado una pista. ¡Seguidla!
En cuanto al Ego destructor, se trata de esa alma cuando se reviste de impureza, llegando en ese caso a poder ejecutar las mayores atrocidades y las peores acciones. Es por eso que pedimos perdón a Allâh para purificarnos y marchar por la buena senda. Y es este otro ego, que puede ser dominado y purificado. ¿Dominado por quién? Por la voluntad, por la sana intención, que procede del Ego primario, del que nos hace ser individuales partiendo del corazón, que le corrige y discute con él para que marche por el sendero del Bien y de la Verdad.
En cuanto al Yaqin (la Certeza), que algunos, con muy mala comprensión, la han asociado a la muerte, para de alguna manera intentar cubrir su propio desconocimiento, podemos decir que es el Conocimiento de la Verdad.
Quien se conoce a sí mismo, conoce a su Señor – hadiz
Y adora a tu Señor hasta que te llegue la certeza (15-99)
Si pues el Corán nos dice que adoremos a Allâh hasta obtener el Yaqin, y este puede ser obtenido en nuestras vidas, por obra de una gran Gracia de Allâh ¿qué queda entonces después de la adoración si hemos alcanzado el Yaqin? Algunos han dicho que es el Šukr, el agradecimiento, por el cual nuestra adoración toma los tintes del sentido del agradecer a Allâh por el gran don recibido; pues, hermanos, el Yaqin no es cualquier cosa, y no cualquiera puede llegar a él.
Más tarde, en otra ocasión, desarrollaré lo que es el Yaqin con más detalle o detenimiento; pero por hoy es suficiente; basta con dejaros señales en el camino a fin de que podáis iniciar la búsqueda con unas mínimas posibilidades de éxito.