Preparando nuestro Ramadán

Preparándonos para Ramadán

Assalamu ˤalaykum – La paz sobre vosotros.

No hay duda alguna de que el mes de Ramadán nos hace otros. Cambia la vida, el pensamiento, la percepción de las cosas, y volvemos a la Fitra (naturaleza) original. Esta fitra no es solamente la de haber nacido musulmanes; es también la inocencia, la ausencia de posiciones personales tomadas, tal y cuando éramos menores.

Es cierto que hay hadices que dicen que los šayatin permanecen encadenados durante el Ramadán. Si esto es así, y es así porque lo dice nuestro profeta – sobre él la plegaria y la paz -, entonces ¿cuál es el origen de todos esos conflictos que contemplamos un año y otro en Ramadán entre las gentes, llegando en algunas ocasiones a insultos, o incluso a peleas? Es simple: el nafs. Los demonios quedan encadenados, pero el nafs no. Debemos saber distinguir entre los unos y la otra, no solamente cuando llega el Ramadán, sino continuamente a fin de conocer qué es lo que ocurre en nuestro interior.

El tema de las mezquitas

Hablando del nafs, muchos hermanos y hermanas viven esas presiones desconsideradas de parte de aquellos que pueblan las mezquitas. Ser asiduo a la mezquita produce un orgullo difícil de erradicar.

Es cierto que algunos hermanos van a las mezquitas después del trabajo, haciendo para ello un gran esfuerzo. También es cierto que otros, viviendo de ayudas sociales de cualquier tipo, o porque cobran de aquellos países que regentan las mezquitas, pueblan estas porque se ha convertido para ellos en un “motus vivendi” (un modo de vida).

Suelen ser estos últimos, quienes menos trabajan y se esfuerzan, los que, llegando el Ramadán, presionan a los hermanos y hermanas que trabajan para llenar las mezquitas durante el Tarawih. No para gloria del Islam, sino para mantener su fuente de ingresos, o su lugar privilegiado de “trabajo”.

El Tarawih

El Tarawih procede de una Sunna de tiempos del Profeta, según la cual las gentes ofrecían a Allâh 10 raka’ diarias durante el Ramadán. Sayyidinâ Umar – que Allâh esté satisfecho de él – reagrupó estas raka por la noches (después del ˤIša y antes del Šafa’ y del Witr), diciendo: “Ni’mata-l-biḍa’” (que excelente innovación).

Los hermanos y hermanas que trabajáis, sino podéis ir a las mezquitas para rezar Tarawih, primero habréis de saber que no es Farḍ (obligatorio). Simplemente es Sunna. Y la Sunna hay que cumplirla con holgura y sosiego. En este sentido es mejor quien trabaja y no acude al Tarawih que quien no trabaja y se pasa todo el tiempo en la mezquita.

El Tarawih, por tanto, no es la medida del Ramadán; no es ni tan siquiera un acto que vaya a definir nuestro ayuno.

El Siyyam (ayuno) y el Sawm (la abstinencia)

Ciertamente, si ayunamos como se encuentra prescrito habremos cumplido con el Ramadán.

Ahora bien, por encima del Siyyam (ayuno físico prescrito), y sin dejar de hacer éste, se encuentra el Sawm. El Sawm es abstenerse cuanto posible de ofrecerse los placeres que no están prohibidos; y es mucho mejor que el Tarawih. El Ramadán, observado desde este prisma, no es solamente un mes de no comer, no beber, etc. Ramadán es un mes de volver a la fitra; un mes de volverse a Allâh de una manera rotunda. Un mes de amar las cosas que Allâh ama; un mes de perdón, de reconciliación, de transformar nuestro interior y mejorar, atrayendo las luces de lo alto a fin de impregnar de Sakina nuestros corazones.

La visualización del Creciente

Animamos a los musulmanes españoles y a los de América Latina a tomar a Marruecos como referencia a la hora de comenzar y terminar el Ramadán. Ello, siempre que no se pueda salir a ver el creciente en los países correspondientes. Según el Fiqh (jurisprudencia) por inmensa mayoría, sino se puede ver el creciente ha de ayunarse con el país más cercano, en este caso Marruecos. En Marruecos, no ya solamente en Ramadán, sino en el resto de los meses, se sale a ver la Luna para determinar la entrada del mes lunar.

Somos rotundos y absolutamente intransigentes en esto.

El Profeta – sobre él la plegaria y la paz – dijo con respecto a esto:

Nuestra comunidad es una comunidad umi, ni lee ni calcula, el mes es así o asá, tiene 29 o 30 días

Calcular es transgredir, pues es contradecir al Profeta – sobre él la plegaria y la paz -.

Es irrisorio que se diga que con un cálculo se pueda precisar si la Luna se ve o no. Vamos a ver, si el fin es que se vea o que no se vea, pues salgamos a verificar si se puede percibir o no.

Hermanos/as; no dejéis a nadie que os tome por tontos. La mejor tecnología para ver es el ojo humano. Mirar con un telescopio viendo lo que el ojo no ve, es absolutamente un truco impropio de un musulmán. Si además sabemos, como muchos saben, que los principios de las lentes dicen que el telescopio lo que hace es reagrupar las luces que el astro emite en la propia imagen, entonces estamos cometiendo un fraude, tan torpe, que se ve en ello el interés de crear fitna entre los musulmanes.

¿Qué problema tiene esta gente en salir a ver el creciente? ¿Qué mosca les ha picado? ¿Tuvieron un trauma de pequeños? ¿Sus padres les pegaban? ¿Les abandonaron las novias o los novios? Puede ser que el afán de ser diferente; sibarita; especial…

¡Qué Allâh juzgue y determine según la intención y el conocimiento de cada cual!