¿Por qué hablamos tan poco del Zakat?

Assalamu alaykum – La paz sobre todos vosotros.

Para empezar diremos que el Zakat es uno de los pilares del Islam. En tiempos del Profeta – sobre él la plegaria y la paz – y el de los compañeros – que Allah esté satisfecho de ellos -, las personas susceptibles de pagar el Zakat debían hacer un recuento de su Patrimonio y/o de sus ganancias y comunicarlo al Tesoro público, para que las personas competentes en la materia lo tasaran y aplicaran 1/40 como impuesto anual.

Es tal la importancia social de este pilar del Islam que Abu Bakr Siddiq – que Allah está satisfecho de él – en su época de jalifa hubo de combatir a una tribu por no querer pagar el Zakat que se trata de un impuesto solidario destinado fundamentalmente a pobres y/o necesitados.

Creo que no es necesario, sinceramente, ilustrar este escrito con citas del Corán y de la Sunna, habida cuenta de que todos, absolutamente todos, tenemos la obligación de conocer las normas que rigen el Zakat, al igual que lo debemos para el Salat y para el Siyam.

Hoy nadie va a la casa de los pudientes a indicarles que deben cumplir con sus obligaciones; quizás porque se da por hecho que no van a cumplirlas y uno da de antemano la causa por perdida. Aun así el Zakat, si se satisfaciera como se debe, podría ser un arma poderosa contra la erradicación de la pobreza. Y ya que indicamos a nuestros gobernantes y les exigimos que nos ofrezcan una ley laboral que sea una alternativa para erradicar el paro y la pobreza; con la misma o con mayor razón deberíamos exigir a los acomodados y ricos entre los musulmanes que paguen lo que deben a sus hermanos, pues en realidad es a estos últimos a quienes les pertenece lo recaudado por el impuesto.

Curioso resulta que todos aquellos estados que subsidian predicadores de su Islam politizado no hagan una campaña para animar a pagar el Zakat; seguramente ellos no lo hacen y por eso no les conviene «levantar la liebre».

Por eso no se habla de ello, porque parece ser que la agenda del Islam viene programada por ellos y todos tenemos que danzar a su conveniencia.

Es el momento de mentalizarse, es el momento de movilizarse adecuadamente para que este impuesto se pague; para que la gente que pasa necesidades se vea aliviada en sus vidas y asuntos. La Zakat que es Fard vale más que un sacrificio que es Sunna. Debemos ser conscientes de ello y movilizarnos en consecuencia, de articular propuestas para que todos aquellos que sean susceptibles de pagar el Zakat lo hagan.

Explicamos para aquellos que no lo sepan que el Zakat es un impuesto exigible a todo aquel cuyo patrimonio neto exceda de tener pagadas sus deudas, poseer una vivienda, un auto y 1000 Euros. Todo cuanto exceda de esto es Base imponible del Zakat. Aunque hay que decir, que en lo que respecta a la vivienda y el auto, no deben situarse en lo que puede ser considerado como artículos de lujo, pues entonces habría que calcular la diferencia de valor entre ambos y una vivienda y un auto considerados “normales”. A esta base se le aplica el 2,5% y el resultante se reparte entre los necesitados. El Corán explica cuáles son los ocho destinatarios del Zakat, pero en la sociedad actual esto no puede ser tenido en cuenta salvo en el caso de los menesterosos y los necesitados.

EL Zakat no es solamente exigible por el Patrimonio sino por los beneficios del comercio a concurrencia de un 2,5% sobre el Beneficio neto.

Ahora bien, en la sociedad actual, tanto en España, en Europa, como en la inmensa mayoría de los países llamados “musulmanes”, no existe recuento preciso de Patrimonio y por eso las personas susceptibles de ser pagaderas del impuesto gozan de completa libertad para, llegado su caso, ocultar tantos bienes como puedan; quedando con ello este pilar del Islam en manos interesadas y nada imparciales. En Marruecos, en concreto, es tal el desconcierto que algunos ricos abren las puertas de sus mansiones el día de Ashura (que es este domingo) para que todo pobre se presente en la puerta. Nadie sabe lo que ha dado, nadie sabe lo que tiene, y ellos no se sienten obligados a dar cuentas a nadie.

Quien haya visitado Damasco, verá en la mezquita de los Omeyya, un gran depósito en medio del patio que no era otra cosa que el Tesoro público. Antes se tenía temor de Allah y las gentes competían por dar; hoy casi todos tienen las palmas de las manos boca arriba haciendo cuanto pueden por recibir, incluso los ricos. Pues no debemos olvidar que dice un hadiz que cuando un hijo de Adam tiene un río de oro en las manos quiere otro río más.

Sin embargo, el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – decía:

La mano que está arriba es mejor que la que está abajo

Los musulmanes no podremos hacer absolutamente nada hasta que no arreglemos los problemas entre nosotros. La imagen que damos en global es deficiente; en lugar de transmitir amor, misericordia, bondad y paz, a veces lo que hacemos es expresar falta de entereza y crispación.

¿Qué imagen podemos dar si dejamos la educación de la juventud musulmana en manos de multinacionales políticas de la religión que les engañan y los llevan por el mal camino? ¿Estamos construyendo o estamos destruyendo?