No marchemos en la oscuridad
Por la Ustada Zineb Badr (hija del chayj Salah Badr)
Traducido por Maruán Mayor
En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso
Alabado sea Allah y la paz y las bendiciones sean sobre nuestro señor, el Profeta de Allah.
Hermanos, hermanas, assalam alaykum.
Algunas hermanas me han pedido que hable acerca de esta situación en la que nos encontramos, porque no saben a quién escuchar.
Hoy en día todo el mundo habla, todo el mundo dicta fatwas, todo el mundo da su opinión acerca de esta enfermedad que Allah ha enviado como examen para su siervos.
Ahora no se distingue al sabio del ignorante, la razón se ha perdido, la Umma se ha dispersado. El consejo que os doy es que escuchemos el conocimiento (ilm), el consejo, la religión, y la fatwa de la gente de religión (din), pues cualquiera no puede dar fatwas y explicar la realidad.
Quien tiene derecho a hablar del Din es aquel cuya vida entera es sincera y veraz; su trato con la gente es tal que todos le aman, cuyo patrimonio es halal, goza de una alta moral y educación y que, como mínimo, haya alcanzado los cuarenta años, siempre que haya estudiado convenientemente al lado de maestros sabios, que haya profundizado en las materias, y que se haya especializado en aquello que desea transmitir.
Debe ser generoso, disciplinado, y siendo así, sus palabras tienen que ser tenidas en cuenta. Este es a quien debemos escuchar, porque merece ser obedecido y ser tomado como modelo.
¿Por qué digo esto ahora? Porque al Profeta (sas) no le fue dado el mensaje hasta que no tuvo cuarenta años, y a partir de ahí se le dio la orden de hablar y enseñar.
Le fue dado el mensaje cuando tenía cuarenta años y antes de esto ni habló ni aconsejó a nadie, ni dio ninguna fatwa, ni sentencia, ni ninguna aleya.
Los jóvenes ahora, como vemos, hablan de la religión como si la hubieran estudiado durante años, pero, si investigamos, vemos que no han aprendido, que no han estudiado más que algunos años o meses, no tienen ni experiencia ni sunna. La sunna es hablar después de haber alcanzado los cuarenta años y haber estudiado de maestros de verdad.
Antes de esto cada uno puede hablar, e incluso enseñar, de cualquier ciencia no religiosa, siempre que tenga los conocimientos requeridos y las capacidades pedagógicas exigidas para la enseñanza.
Pero el Din tiene sus gentes, sus métodos y exigencias, y tiene los sabios específicos de las ciencias que se transmiten. Aun así, los awliya de Allah son transmisores de una ciencia especial (ilm mawhub), que viniendo directamente de Allah, no precisa de muchos estudios añadidos.
Pero hoy en día estos awliya no frecuentan mucho a las gentes porque las gentes no les buscan. Lo que se nos exige con respecto a la ciencia y aquellos que la detentan es ir a buscarlos, pues no va a ser ni ella ni ellos que van a ir detrás de las gentes para que les sigan.
Hay que tener en cuenta que estos awliya son muy pocos, quizás haya uno entre diez o cien millones.
¿Cómo va a dar ejemplo de esta religión aquel cuya vida entera es juego y distracción (gafla)?. La religión tiene sus gentes, sus especialistas, y es solamente a ellos que les alcanza el derecho de poder enseñar y difundir.
Y ahora, la gente, entre ellos muchos jóvenes inexpertos, hablan de las ciencias del Din sin ni siquiera haberlo estudiado, sin comprender el Corán.
Esto es algo inaceptable, algo que hay que rechazar, pues el Din tiene un principio y un final, y no se puede comenzar a hablar por el final o por el medio. El que habla de Din ha de poseer un conocimiento completo, desde el principio hasta el final.
Cuando la vida de una persona no es más que juego y distracción (gafla) y no sabemos cómo es la vida de esta persona, no sabemos de dónde viene su dinero; si viene del haram, no lo conocemos, pero lo escuchamos y asentimos y decimos “sí”, esto es una desgracia. Aquel que le escuche nunca podrá aprovechar de las verdades del Din.
¿Cómo es posible que hablen a la gente habiendo estudiado tan solo una aleya del Corán y un hadiz del Profeta -alayhi-s-salatu wa-s-salam o habiendo estudiado de sectas que dividen a los musulmanes, perdiendo el tiempo con un discurso que solamente alcanza al halal y al haram? Esto es algo que rechazamos y no sabemos qué hacer más que decir: “Dios nos basta, es un protector excelente” (حسبنا الله ونعم الوكيل) (hasbuna Allah wa-ni’ma-l-Wakil).
Si su vida es toda juego y distracción, ¿cómo va a dar ejemplo de esta religión? Esta religión que trajeron los hombres, que lucharon en el camino de Allah, se sacrificaron, gastaron de sus bienes y dieron limosnas y muchas de ellos se marcharon (de este mundo) sin hablar.
¿Cómo se puede hablar de cosas que ni se han probado ni se han sentido? Nadie da lo que no tiene.
Cada época tiene su maestro. Por ejemplo, en la época de Abu Bakr era él quien hablaba y al que las gentes seguían. Lo mismo podemos decir de su hija Aisha con las mujeres e incluso con los hombres – que Allah esté satisfecho de ambos -. Porque ambos tenían el Idn (permiso de Allah).
Lo mismo para la época de Umar, Uzman, Ali, Hassan Basri, etc.
Viendo esto, ¿qué debemos hacer? Lo primero, unirnos y ser uno solo, una sola mano, un solo corazón y escuchar a una sola persona, a una, una persona a la que conozcamos desde hace mucho tiempo, en la que tengamos confianza, una persona que haya estudiado, que haya leído, que sea recta. En la unión está la fuerza y en la separación, debilidad.
Si tenemos una duda debemos preguntar, seguir y obedecer a aquel en quien tengamos confianza. Dijo el Profeta – sobre él la plegaria y la paz- : “No hay ningún bien en un pueblo en el que no haya un hombre digno de ser respetado”.
Allah, cuando nos ha creado, no lo ha hecho para hacernos ningún mal, ningún daño: Nos ha dado un cerebro y un espíritu para desarrollarlos y hacerlos trabajar. Mediante el cerebro para saber discernir el bien del mal, la verdad del error, los verídicos de los mentirosos, y el corazón para amarLe a El, al Profeta y a los hombres de Allah. Si no los utilizamos para lo que han sido creados, correremos ciegos a nuestra perdición sin tener nada que reprochar al Creador.
Innâ-l-Laha Latif bi-ibadihi – Ciertamente Allah es solícito con Sus servidores. Sadaqa-l-Lahu al Azim
Esta es la religión, esto es lo que hemos aprendido de nuestros abuelos: tener a alguien a quien respetar y escuchar, que lo que dice es veraz, que no ambiciona lo que tienen los demás y que aconseja por y para Allah. Si no seguimos a un hombre así, nuestra vida estará vacía y la habremos perdido, no sabremos qué camino seguir, nos quedaremos en la oscuridad. Debemos unirnos en nuestras palabras y nuestra religión y no debemos separarnos.
Que Allah nos proteja en esta calamidad así como a todos los creyentes y musulmanes. Amin