Los viernes del Corán IV – la última revelación
A-s-salamu ˤalaykum – La paz sobre vosotros
Era el año 10 de la Héjira; el año 632 DC de la era cristiana. Muḥammad – sobre él la plegaria y la paz – nunca antes, en el contexto del Islam, había realizado un peregrinaje. Había cumplido con dos Umra, antes de esa fecha. Este peregrinaje fue pues el único realizado por un profeta que había nacido en Meca y vivido largos años muy cerca de la Ka’aba; el templo ancestral construido por Ibrâhîm y su hijo ‘Ismaˤil – sobre ambos la paz -.
Fue llamado pues este peregrinaje, el “Peregrinaje del Adios” (Ḥiŷŷatu-l- Wadaˤ), pues el profeta falleció poco después, y no tuvo oportunidad alguna de realizar la visita sagrada de nuevo.
Según algunas fuentes, durante esta visita sagrada, fue revelado el último versículo del Corán. Aunque, hay que decir, que según el parecer de otros, tales como Abbas, la última revelación fue la de la Surat de la Victoria completa (surat a-n-Naṣr).
Sea como fuere, según nos transmitió ‘Umar Ibn al Jattab – que Allâh esté satisfecho de él -, en el día de ˤArafat, un viernes, el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – dio lo que sería su último sermón multitudinario. Fue tan importante este hecho que podemos comprender su valor en el texto de un corto hadiz, que dice:
El Ḥiŷŷ (peregrinaje) es ˤArafa
Este sermón memorable es conocido por todos los musulmanes y enmarcado con letras de oro. Pero hoy no es nuestro cometido hablar de él; eso llegará en otra ocasión.
En cuanto al versículo en sí se refiere, la parte que más nos interesa es la siguiente:
Hoy os he completado vuestra Práctica de Adoración, he culminado Mi bendición sobre vosotros y os he aceptado complacido el Islam como Práctica de Adoración. (5-3)
Nunca podemos realizar una interpretación simplista de las aleyas del Corán. En realidad, el hecho de que esta fuera la última aleya revelada no implica con ello que se haya cerrado la comunicación con Allâh, ni que se haya cerrado la puerta del conocimiento procedente de Él, ya que Allah es el Vivo por excelencia y Él se encuentra siempre cerca de nosotros, como el mismo Corán explica en varias aleyas. Estas palabras reveladas nos transmiten simplemente que con ellas se cierra el Corán. Ninguna otra cosa más hay que extraer como conclusión, ya que, entre otras cosas, la Sunna del Profeta se extiende hasta el último día de su vida.
El Corán, ciertamente, es la Revelación en la cual quedan recogidos todos los aspectos de nuestras vidas, así como el conocimiento y la realidad de los mundos superiores al terrenal (Malakut y Ŷabarut). Ahora bien, tomando el Libro como guía, el profeta nos enseñó su Sunna, y en ella nos comunicó la realidad de la comunicación con Allâh; realidad esta que no quedaba circunscrita solamente a él mismo, sino que se extendía a sus compañeros y familia, así como a todo saliḥ que viniera después de ellos, tal y como podemos observar en dos hadices importantísimos recogidos en la Ŷamiˤa-ṣ-ṣagir del Imâm Ŷalaluddin Suŷuti, probablemente el mayor muḥaddid (sabio del hadiz) de todos los tiempos. En estos hadices se nos habla de que siempre habrá en la tierra, al menos 40, cuyo corazón será como el de Ibrâhîm, y como Allâh, cada 100 años, enviará a alguien de la Umma para renovar la religión, cosa que el Corán mismo ratifica con unas palabras que aparecen dos veces en el Libro de Allâh:
“Preguntad a las gentes del recuerdo, si vosotros no sabéis” – Is’alû ahlu-d-dikre ‘in kuntum lâ taˤlamûna” (21-7 y 16-43)
Es así que, tanto la puerta del conocimiento, como la de la comunicación con Allâh, permanecen abiertas hasta el día señalado como el del Asambleamiento, en el cual toda la Humanidad será reunida en lo que se ha dado en llamar como Ultimo Día.
Quienes esto nieguen, pues negadores hay que quieren limitar y controlar las Gracias divinas, se asemejan a estos de quienes habla el Corán diciendo:
Dicen los judíos: La mano de Allah está cerrada.
¡Que se cierren las suyas y sean malditos por lo que dicen!
Por el contrario Sus dos manos están abiertas, y gasta como quiere. Lo que tu Señor ha hecho que te descendiera, a muchos de ellos les aumentará en rebeldía e incredulidad. (5-64)
El Islam se basa en el Corán primeramente; la Sunna también se basa en el Corán, como no podía ser de otra forma. Por eso, y porque el Libro de Allâh nos ordena obedecer al Profeta – sobre él la plegaria y la paz –, seguimos el Corán y la Sunna para así poder ser llamados musulmanes en toda propiedad.
Ahora bien, no todos tienen la misma capacidad para comprender el Libro de Allâh, el cual siempre provee a los virtuosos de conocimiento nuevos y de realidades nunca soñados. Es por eso que “las gentes del recuerdo”, siglo tras siglo”, han enseñado a los musulmanes, y lo siguen haciendo, con conocimientos adaptados a los tiempos y a las gentes, así como aquellos de orden particular, aplicables únicamente a un individuo o grupo.
La enseñanza del Corán, de sus realidades cognitivas y profundas, es tan fecunda que no cesará hasta que no cesen los cielos y la tierra. Amin