Los sueños verídicos a escena

Abdul Karim Mullor

A-s-salamu ‘alaykum – la paz sobre vosotros

Hace tiempo, años, escribí en mi blog “Al Andalus una sola umma” un capítulo sobre los sueños verídicos. No voy a re explicar todo cuanto compete a las distintas clases de sueños, pues tendría que editar un libro, cosa que no pretendo en este momento. Pero sí voy a puntualizar algunos aspectos a fin de que los hermanos o hermanas, cuando tengan un sueño verídico, sepan que lo que ven en él necesita ser interpretado.

En realidad, yo comencé a avanzar en esta ciencia de la interpretación hace más de 20 años. Y no lo hice a través del estudio, sino por propia experiencia. Es decir, las visiones afluían a mí, una y otra vez, de tal manera que de tanto y tantas, terminé por comprender la mayor parte de lo que yo y otros llegaban a soñar. Evidentemente tuve ayuda al principio para comprender el significado de estas visiones; pero al final, yo mismo comprendía lo que veía en la mayor parte de las ocasiones.

Cuando leo las teorías froidianas sobre el significado de los sueños no sé si reírme o echarme las manos a la cabeza. También me ocurre otro tanto, cuando escucho a algunos predicadores “islámicos” intentar explicar los sueños ajenos a fin de “no quedar mal” con el auditorio, vista su gran dosis de ignorancia y de presunción.

En realidad, hay que confesarlo, en la Sunna existen pocos hadices que nos hablen de la interpretación de los sueños; hecho curioso éste; cuanto más desde el momento en el que el Enviado – sobre él la plegaria y la paz – concede una extraordinaria importancia a las visiones de los creyentes en estado de sueño. Resulta pues, este hecho, desconcertante para algunos que no saben interpretar porque no tienen bases para ello. Nos dijo Muhammad:

Ahora que me voy os dejo las visiones verídicas durante el sueño

Resulta revelador observar cómo tanto predicador que se enorgullece de su propia ciencia, bueno, o sobre la falta de ella, nunca habla sobre este tema porque les sobrepasa y porque no poseen esta ciencia. Alguno de ellos, habiéndose apercibido de su propia impotencia al respecto, ha intentado realizar una interpretación personal tan peregrina, que de escucharla produce vergüenza ajena.

Los relatos proféticos, las historias de aquellos que fueron enviados por Allah para iluminar a la Humanidad, nos revelan que interpretar sueños y tener visiones asombrosas, plenas de significado, era terreno acotado de los profetas.

Con la llegada del Islam esta ciencia se ha extendido asimismo a los purificados, los salihin y los awliya, así como a aquellos que están en el Camino. Solamente estos poseen la ciencia para interpretar y enseñarla a otros. Por eso, hoy por hoy, es tan escaso este conocimiento, pues escasos son aquellos que surcan el camino del conocimiento verdadero.

Algunos os sorprenderéis cuando os diga que el libro de interpretación de sueños de Ibn Sirin no está de actualidad en esta época. Bien es cierto que en dicha obra pueden existir elementos eternos que resistan a las condiciones de la época, pero hay que decir que estos elementos constituyen la minoría de los que se encuentran en su publicación. La época ha cambiado, y los hombres de la época también; y si antendemos al hadiz según el cual cada siglo vendrá alguien a quien Allah envíe para renovar la religión, podemos deducir por ello que hay muchas cosas que cambian de un siglo a otro. Cuánto más, si ya han pasado casi XIV siglos desde la escritura de este libro.

Nos encontramos pues ante una ciencia sorprendente que resulta ser una balanza justa que pesa el conocimiento de unos y la ignorancia de otros. Esta ciencia no se puede estudiar en los libros, pues los elementos que concurren en ella pueden variar de persona a persona, y dentro de la misma persona a periodos diferentes de sus vidas. Y es aquí donde los pretenciosos resbalan hacia las arenas movedizas de su propia ignorancia, donde se sumergen hasta ser tragados por ella. Allí donde los púlpitos, los almimbares y las cátedras hacen rodar por el suelo a los simuladores y alborotadores.

A veces, algunos me comentaron que soñaron sus propias muertes. Mirad si yo les hubiera mentido, que les hubiera pasado. Se hubieran apresurado a hacer testamento, a despedirse de la familia, pensando que el momento era inminente, que la situación era crítica. Pero como el Corán dice que Allah hace salir lo muerto de lo vivo y viceversa, resulta que quienes soñaron morir, no van a hacerlo, sino que van a cambiar de un estado a otro mejor.

Es así esta ciencia. Este ejemplo mismo puede servir para otros similares, pero no para todos, lo cual desconcierta aún más, al mismo tiempo que demuestra que esta es una ciencia del corazón que no puede ser aprendida en las escuelas, sino por la propia experiencia.

Una persona de espíritu pesado y de malas costumbres casi nunca tendrá una visión verídica, a no ser que ella fuera una advertencia que, viniendo de lo alto, le conminara a dejar su vida anterior, a corregir sus costumbres.

Una persona materialista, por muy musulmán que sea, no tendrá visiones en los sueños, porque la pesantez de su alma, producto de la negrura de su corazón, se lo impedirá.

Una buena persona podrá tener alguna visión en contadas ocasiones.

Pero las visiones recurrentes solamente pueden llegar a aquellos que se hayan aventurado en el camino de limpiar sus egos y pulir sus corazones.

Y una vez establecido la recurrencia de estas visiones, ellas pueden llevar a ver al Profeta – sobre él la plegaria y la paz – a los otros profetas, los compañeros, los ángeles y otras cosas grandes de las cuales solamente Allah es el informador. Allá donde las inteligencias se ven sobrepasadas, donde la vista no puede llegar, donde el mundo de las formas se acaba.