Los rasgos del buen carácter
Los rasgos del buen carácter
Sobre el comportamiento ideal
Nuestro Profeta – sobre él la plegaria y la paz – vincula al buen musulmán con la nobleza y la bondad de su carácter.
Efectivamente, poco ha de ofrecer a sus hermanos el musulmán que los falta al respeto, que abusa de ellos, que les hace objeto de críticas veladas, que le deja en la estacada cuando se encuentra en una dificultad. Incluso, las buenas palabras son una buena acción, siempre que no se lancen como indirecta para la crítica ajena, y no se digan para justificar no querer ayudar ni auxiliar a otros.
Hoy, muchos de nuestra Umma vinculan el buen carácter únicamente a las buenas palabras, y aunque éstas formen parte del buen carácter, pueden ser asimismo un arma de doble filo, dependiendo en qué situaciones y para qué fin sean dichas.
Efectivamente, forma parte de la hipocresía utilizar palabras “buenas” para criticar a otros, pues en ello consiste esa figura dicha por el hadiz “discutir de mala fe”; es decir, buenas palabras para justificar una mentira, un ataque soslayado a una persona a la que por falta de pudor no se nombra, o una excusa para encubrir cosas peores.
Por eso, en estos tiempos, los musulmanes habremos de redefinir que es “el buen carácter” y que obligaciones y protocolos conlleva. Por eso el escrito de hoy conlleva una serie de capítulos en los que podemos dividir el “buen carácter”, de los cuales los más importantes son:
1 / La amabilidad y el respeto: Esta es la norma número uno, la norma básica que habremos de tener en cuenta. La persona así tratada debe sentir que es importante a nuestros ojos y debe sentirse a salvo en nuestra presencia.
2 / La generosidad y la solidaridad: De nada sirven las buenas palabras si cuando se nos exige un esfuerzo para ayudar a otros nos inhibimos. La generosidad consiste en desprenderse de aquello que deseamos y poseemos en pos de otro que lo necesita. Y si una persona generosa no recibe a otros con una sonrisa de oreja a oreja, y sí de forma educada, siempre será mejor que aquel tacaño que sonriendo a pleno rostro se inhibe cuando le necesitan. De esta persona podemos decir de él que es amable, pero nunca que tiene buen carácter.
3 / La veracidad: Si una persona sonriente nos está informando mal de algo, o nos está transmitiendo una simple mentira, y así lo hace a menudo, podremos decir de él que no es ni amable ni verídico y que no tiene buen carácter. Siempre, el verídico, con su sinceridad nos dará sadaqa, pues dice el hadiz: “Kalimat tayyiba hiya sadaqa” (la palabra amable es sadaqa). Y una palabra amable no es esa precedida de un pomposo Al hamdu li-l-Lâh o Masha a Allah, sino una palabra de Verdad que es útil para quien la escucha. Por eso el Profeta –sobre él la plegaria y la paz – dijo: “Quien nos engaña no es de los nuestros”.
4 / La disponibilidad: Estar siempre al alcance de quien lo necesite.
5 / La confianza: es decir, aquellas personas a quienes en confianza les puedes dar un depósito y de las que puedas sentir que siempre serán gentes de confianza y honor.
6 / Ser honorable y defender el honor ajeno: hablar con honor, del honor, honrar a todos.
7 / No hablar de nadie a sus espaldas; y tampoco tirar indirectas para que sin nombrar se sepa de quien se habla. Solamente está permitido recriminar a una persona que extiende la mentira y la sedición entre los musulmanes. Y recriminar públicamente a este tipo de gentes para proteger a otros de ellos forma parte del buen carácter.
8 / Ser justo y verídico en el seguimiento de la Religión, a fin de que otros vean en nosotros una referencia a seguir.
9 / Respetar el honor de las mujeres que se encuentran en apuros frente a una sociedad que no las atienda.
Resumiendo, el buen carácter no consiste en saludar y poner buena cara a nuestro interlocutor, sino en ser digno en toda situación, en ayudar a los que tienen necesidad de nosotros, en ser verídicos y transmitir la Verdad, en ayudar al necesitado, en respetar los principios del Islam y a los musulmanes, en respetar a adultos, niños, ancianos, mujeres y hombres.