Los errores sobre la naturaleza de Allah

Abdul Karim Mullor

Los errores sobre la naturaleza de Allâh

Los errores sobre la naturaleza de Allâh son de diversa índole. Algunos piensan que Allâh es un Ser que se establece sobre un Trono y que desde ese trono, sin moverse de él, gobierna, dirige, etc. Esto es simplemente desposeerle de Su atributo de Infinitud y de Presencia en cada uno de los átomos de lo visible o de lo invisible, pues tanto el uno como el otro son de naturaleza creada.

Otros intentan desposeerle de Personalidad, lo cual es el más grave de los errores, al conceptuar a Allâh como un elemento inabordable en perpetua acción, al igual que un río se precipita paso a paso hacia el mar.

Conceptuar a Allâh como un ente superior que gobierna sobre otros entes es no comprender absolutamente nada de la relación entre Allâh y Sus siervos. Sobre esto podremos decir que Allâh es la Gran Personalidad que da vida a Sus personalidades creadas sin que exista en realidad una separación definitiva, con lo cual no podemos hablar de otros entes de pleno derecho. Se trata pues de entes ilusorios con personalidades ilusorias pero constatables. Es la Gran Personalidad Divina que otorga a estos seres creados el atributo de personalidad, humana, en el caso que nos ocupa.

De la misma manera, decir que la acción Divina no procede de la Gran Personalidad de Allâh (Ilahiyya) es simplemente creer que las cosas se hacen por ellas solas, lo cual es imposible, ya que detrás de la acción Divina existe una Inteligencia Personal que es la que la hace existir; un orden perfecto, una claridad, una armonía imposible de conseguir si Aquel que se encuentra detrás de ella no es un Ser Perfecto en El Mismo.

No podemos precisar sobre Allâh cosas que se encuentran más allá del alcance de nuestras consciencias; ni decir que Allâh se encuentre en perpetua acción ni en perpetua inacción. La acción es solamente un concepto que nosotros valoramos con nuestras premisas mentales, pero esa acción no es otra cosa que la condición inherente a la existencia misma; siendo dicha existencia, como lo hemos dicho ya, ilusoria desde el punto de vista de la Realidad Global cuando se trata del Ser humano y sólida y Eterna en el caso de Allâh. Lo que algunos perciben como acción, se trata antes bien de una simultaneidad creativa que se refleja como temporal en nuestro mundo, pero que en realidad, trasciende el tiempo y la correlación causa efecto. No existe pues la “acción” como tal sino de manera ilusoria.

Que el ser de Allâh no es como el de los humanos es una afirmación que sobra, ya que diríamos verdad si aseguráramos que el ser de los humanos no es como el de Allâh, lo cual es algo bastante diferente a la primera afirmación.

Allâh y los humanos son incomparables, comparar lo Uno con los otros es un ejercicio de incomprensión sobre aquello que significa para el Ser humano ser el jalifa de Allâh en la tierra.

Allâh es Al Haqq, es decir, la Verdad, el Ser, la Personalidad; pues sin Personalidad ¿cómo podría El ejercer Su dominio, Su Perdón, Su Misericordia? ¿Cómo podríamos adorar y suplicar a Aquel quien no sustenta una Personalidad como definición auténtica de El Mismo?

Si, por ejemplo, por poner un ejemplo no exento de jocosidad, un budista va corriendo por el prado y le pones una zancadilla, lo haces porque le quieres provocar; y aunque él quiera prescindir de sus ganas de devolverte la patada, eso no quita para que tú le hayas provocado porque tú “eres”, y siendo, te quieres reír de él y de su pretensión de “no ser”. Eres, luego le pones la zancadilla, porque en tu personalidad te ha parecido lo más sano que puedes hacer a fin de que reconozca que tú “eres”, y se deje ya de esa cantinela de “no ser”, porque como no se espabile, mira cuantas zancadillas le pueden venir una vez que los demás conozcan el truco. “Mire usted maestro, usted me dijo que no existo pero el que me ha puesto la zancadilla es más sabio de usted, le ha ganado, porque debido a que él existe yo hube de caer con los morros en tierra por culpa de confiar en usted. ¿Y ahora me pagará los implantes, o usted como no existe no paga?”.

Y es que la gente aprende de sus errores a base de caerse una y otra vez, hasta que viendo peligrar su integridad, corrigen sus posturas. Y esto es asimismo una prueba de que la personalidad existe ya que la podemos corregir y transformar, aunque sea por la propia seguridad. ¿Acaso no dice el Corán que los humanos imploramos cuando nos vemos en la tesitura de la muerte o en la de una gran catástrofe que se cierne sobre nosotros?

Pregonar que no existimos es eximirnos de nuestra responsabilidad. Por otra parte, pregonar que Allâh no existe como Personalidad es querer escapar, al menos ilusoriamente, al control de Su visión y del sentimiento de agradecimiento y sumisión que Le debemos todos. Negar Su Personalidad es negar Su ser Dios.

Dice el hadiz qudsi:

Yo me comporto con Mi servidor según la idea que él se ha hecho de Mí…

Es así que si alguien dice que El no detenta una Personalidad, puede ser que no se lo perdone y lo abandone a su suerte, de tal manera que en la otra vida sea de los perdedores; mientras que a aquél a quien El le conceda el reconocimiento de que Allâh posee una Grandísima Personalidad, El se comporte Clemente y le perdone, porque confiando en El, se echó en Sus brazos en plena confianza.

Somos de Allâh y a El retornaremos

Es decir, somos de El, nunca dejamos de serlo y nuestro ser y personalidad nunca jamás estuvieron desvinculadas de la Suya en ningún instante de nuestras vidas.