Los entierros musulmanes y «La ilaha illa Allah» en litigio

En el Nombre de Allah, el Todo Misericordioso, el que manifiesta Misericordia

Y la plegaria y la paz sobre el Enviado, su familia y compañeros

No entiendo por qué motivo hay gentes que, no conformándose con crear problemas a los vivos, tampoco dejan en paz a los muertos.

Han llegado a un tal extremo de ignorancia y de inquina que, no contentos en complicar ellos mismos sus vidas con normas inventadas, se dedican a dificultar la práctica religiosa de los musulmanes de mil y una maneras diferentes.

Estos adalides de la arbitrariedad y del atropello se han inventado que el cortejo de los entierros no debe recitar “La ‘ilaha ‘illa Allah” o “La ‘ilaha illa Allah Muhammad Rasulu-l-Lah” ya que, según sus delirios, se trata de una innovación reprobable o bida’. Y el argumento que ofrecen al respecto es que el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – no lo hacía.

Más adelante trataremos sobre lo débil de ese argumento de “el profeta no lo hacía”; pero hoy no estamos en ello; esperemos pues una ocasión más propicia.

Sin embargo, y a despecho de su insólito invento, el Profeta Muhammad , no sólo sí lo practicaba, sino que, como vamos a comprobar, recomendaba hacerlo a los musulmanes con tal rotundidad que pudiera llegar a decirse que se tratara de una obligación.

En la colección de hadices recopilada por A-d-Daylami (Abu-l-Fath A-n-Nasir A-d-Daylami), así como en la reputada colección de hadices llamada Kanz al Ummal, recopilada por Abdul Malik al Muttaquim al Hidi, encontramos dos palabras del profeta inequívocas al respecto:

 “Durante los entierros, decid frecuentemente: « La ilaha illa-l-Lah”. (Daylami – Kanz 42578)

Otro hadiz dice: “Proveed de suministros a vuestros muertos diciendo: “La ilaha illa-l-Lah” (Kanz 42579)

La importancia y conveniencia de decir “La ilaha illa Allah” en toda circunstancia queda patente en este pasaje de un conocido hadiz en el cual Ali Ibn Abi Talib – que Allah ennoblezca su rostro – pregunta al Profeta – sobre él la plegaria y la paz – sobre una palabra que le acercara a Allah:

El Enviado – sobre él la plegaria y la paz – replicó: – Ali, la mejor cosa que hemos dicho los Profetas quienes me han precedido y yo mismo, es: “La ilaha illa-l-Lah”. Si los siete cielos y las siete tierras se encontraran sobre un platillo de la balanza y “La ilaha illa-l-Lah” sobre el otro, es de este lado que ella se inclinaría. Ali, – añadió el Profeta –la Hora no vendrá en tanto que haya alguien sobe la tierra quien diga: “¡Allah, Allah!”. (Sahih Muslim – Libro de la fe)

Esta otra palabra del Profeta nos aclara sobre la conveniencia de expresar “La ilaha illa Allah” en todo momento, lugar y situación.

Decid siempre: “No hay más dios que Allâh (La ‘ilaha ‘illâ-l-Lâh), y pedid el perdón tanto como podáis pues Iblis ha dicho: “Yo hago perecer a las gentes a causa de sus pecados, y ellos me han derribado diciendo siempre: “No hay más dios que Allâh” y pidiendo perdón. Después de haber constatado esto, yo les he mimado por los deseos ardientes y ellos creían estar sobre el camino recto”. (De Abu Bakr, recopilado por Abu Yu’la)

Queda demostrado entonces la conveniencia de recitar “La ilaha illa Allah” durante los entierros; y es más, queda demostrado que quienes argumentan en contra mienten de una manera flagrante, pues el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – lo hacía, así como sus contemporáneos y las generaciones que vinieron después, una detrás de otra, hasta nuestros días.

El espíritu de discordia podría llevar a algunos, a quienes no hubieran llegado a conocer estos hadices, a argumentar que no hay nada dicho sobre pronunciar también “Muhammad Rasulu-l-Lah”, pues los dos primeros hadices citados se refieren únicamente a proclamar la Unicidad de Allah. Ahora bien, este argumento es tan débil que no puede ser pronunciado sin estar animado por un espíritu de discordia, no exento de turbias intenciones.

El Corán es explícito con respecto a la importancia que se le da a la mención del profeta:

Y hemos puesto tu mención en un lugar elevado (94-4)

La gran mayoría de comentaristas del Corán coinciden en que esa mención se refiere al honor de acompañar a la expresión de la Unicidad Divina la de la profecía de Muhammad, hasta tal punto que si no se pronuncian ambas conjuntamente la entrada al Islam resultaría ser inválida. Decir “Muhammad Rasulu-l-Lah” acompañando a la expresión “La ilaha illa Allah” no desmerece en nada ni rebaja la atestación de la Unicidad Divina.

Estos causantes de alboroto llegan a aprovecharse de la situación en el momento de los entierros conscientes de que en esas cricunstancias la gente, algunos presa del dolor y otros por pudor y respeto, evitarán sin duda alguna las discusiones y los momentos de tensión. Así ellos aprovechan esos momentos para imponer su criterio, sin pudor alguno, que hacen llegar en la mayoría de las ocasiones con elevaciones de voz, llegando incluso hasta la amenaza.

Ya solamente nos queda tratar de comprender qué motivos pueden incitar a los promotores de esta falacia a engañar a las gentes hasta el punto de que algunos musulmanes ignorantes hayan abandonado la loable práctica de recitar las dos shahadas durante el acompañamiento del féretro, en un día tan importante como es el día del entierro de un hermano que ha finalizado sus días en este mundo; en un día en el que el difunto necesita todas las expresiones de apoyo y peticiones de perdón, habida cuenta de todo cuanto le espera a partir de ese momento; hecho este que motivó al Profeta – sobre él la plegaria y la paz – a decir: “Proveed de suministros a vuestros muertos diciendo: “La ilaha illa-l-Lah”.

El mismo Profeta llegó a levantarse al paso del convoy fúnebre de un judío consciente de la importancia de ese momento. ¿Qué significado puede tener impedir a los musulmanes a cumplir con una obra vivamente recomendada por nuestro profeta, mintiendo sobre la Sunna, mientras que todos sabemos aquello que puede esperar a aquel quien adultere las palabras del Profeta, que son la segunda fuente de legislación del Islam?

Desde aquí animamos a los hermanos a no prestar atención a los alborotadores que les incitan a no recitar la shahada en los entierros. Desde aquí os queremos animar a hacerles callar, a invitarles a no crear sedición ni escándalo en esos momentos en los que la buena educación y el respeto, no solamente al fallecido, sino a la familia y a la propia situación, deben imponerse; pues antes o después todos deberemos un día dirigirnos sobre los hombros de otros a un lugar donde pocas serán las provisiones de buenas obras que podamos llevar.

Que Allah ilumine nuestro camino; que El nos rescate de las tinieblas y nos conduzca hacia la luz de la Sabiduría y del Amor

Abdul Karim Mullor