Lo que ignoran los que odian a los musulmanes
Jesús López Gil, abogado (Madrid)
A Regina, la amenazaron por musulmana en Minnesota. A Halima la despidieron de su trabajo sin decirle nada. A Yunes, lo asesinaron por parecer terrorista. A Tarek le quitaron la vida por moro. A Belén no la comprenden porque tiene un novio argelino. A Babákar nadie le alquila un piso, si no se corta la barba y se quita el turbante. A Ilham le prohibieron usar el hiyab en el colegio. A Mimon, le apuñalaron hasta la muerte pero al juez no le pareció que fuera un crimen racista. A los grandes medios de masas no les interesan sus historias, a ellos solo les importan los crímenes de los terroristas, que violan todos los preceptos del Sagrado Corán. Son voceros de sus amos, que venden armas y compran petróleo barato manchado con sangre.
Los islamófobos viven predicando el miedo, sin conocer lo que más odian, porque los prejuicios, les ciegan la mente y el corazón. Ellos no pueden ver a los niños jugando en la Plaza de Cabestreros, sin mirarse el color de su piel. Las razas y las guerras de religiones, son una mentira en la Plaza de Tirso de Molina, cuando las moras se pasean con sus velos agarradas del brazo de sus amigas cristianas.
En la Mezquita de los Senegaleses de Lavapiés, se reparte amistad y penas por igual. Unos cuentan sus problemas y otros buscan refugio en Allah. Taoufik, se toma un café en la estación de Atocha. Ibrahim, va a su trabajo en el metro. Juan José un día se quedo enganchado al Islam. Hashim, ha publicado su último libro en Turquía. Ousmane, es un ejecutivo de alta dirección del BNP, que antes vendía CD, en la Calle de Preciados frente al Corte Ingles. Abdelghani espera en la cola del paro. Mohamed era legionario en Ceuta y ahora le siguen emocionando la bandera de España y las mujeres bonitas, que se pasean por la Rambla de Barcelona.
Y tú, islamofobo fanático, que vives sin alma, me pides que odie a mis hermanos. Tú que los miras con desprecio como terroristas en potencia, no conoces como son sus anhelos. Tú, islamofobo que no sabes el significado de amar, te pareces más a un fanático de DAESH, que a un cristiano decente
Nadie sabe como amamos la Alhambra de Granada. Nadie conoce nuestro amor por los versos de Al Mutamid, el rey poeta de Sevilla. Nadie puede comprar nuestro silencio, ni nuestra lucha. El Rabal, es un trozo de nuestra piel, en el que están escritos los nombres de las mujeres que amamos.
Tú, islamófobo, que pasas el día escupiendo mentiras, no ignoras que la verdad no está en las redes sociales. La verdad está a las seis de la mañana cuando hay que ir a trabajar por cinco euros la hora. La verdad está en una tetería de Melilla, donde cristianos y moros beben juntos como hermanos.
Tú, islamofobo, no te has enterado que Driss ya tiene un hijo que es español y eso no lo puede detener el Registro Civil. No vamos a conquistar España. Vamos mostrar a los españoles, que en su ADN hay un rincón, donde los emires cordobés tenían los ojos azules y los cabellos rubios.
Tú, islamófobo, que viertes tu frustración sobre los demás, no puedes enseñarnos nada. Tus complejos no nos interesan. Zaid, es un niño inocente y puro que hace travesuras en el parque temático de la esquina de tu barrio con Pedrito, Mustapha y María, sin pedirles el pasaporte. Islamófobo, quédate con tus terrores irracionales, pero si cambias, vente con nosotros a caminar por las calles de Madrid y verás que los colores del arco iris los puso Dios en el cielo para que nos amaramos.