Las sentencias de Sabiduría

Podemos llamar sentencias, (en árabe Ḥikâm) a aquellas palabras que llevan con ellas un contenido trascendente. Se trata de frases cortas que proceden de una persona con una amplia sabiduría interior. Estas palabas suelen ser mejor que un largo discurso o que un tratado, ya que el mensaje que transmiten es directo; de corazón a corazón.

Y suelen proceder de personas sabias que saben expresar en unas líneas lo que otros solamente serán capaces de decir en largos tratados.

Recorriendo las redes sociales, bueno, el Internet en general, a veces encontramos referencias a sentencias de grandes y reconocidos sabios, a los que desde aquí expresamos reconocer a su vez. Otras veces son falsas frases achacadas falsamente a un personaje célebre postadas para ser leídos a toda costa. Pero dejemos esto último.

Lo que queremos decir en que en la actualidad no vemos salir frases sabias, sentencias reales, de personas reales de esta época. Incluso las sentencias que vemos, a veces dichas por gentes que se auto califican de ser sabios, en realidad, dejadnos decir que son bastante ralas, por no decir paupérrimas.

Frases como: “servir a la Humanidad” dichas por uno u otro para darse prestigio; frase que no tiene sentido alguno, pues servir solamente se sirve a Allâh, y a la Humanidad se la tiene Misericordia, pero no se la sirve. Aunque si es cierto que algunos quieren que se les sirva; eso lo vemos a diario.

Este ejemplo denota, y lo hemos puesto porque se ve una y otra vez, de lo triste de la situación de quién, habiéndolo inventado, cree haber dicho una frase para enmarcar.

Hay muchos más ejemplos, pero no vamos a incidir en ellos. Solamente queremos demostrar de la gran incapacidad actual de todos, o casi todos de nosotros, para pronunciar sentencias, frases lapidarias en el sentido positivo, frases que hagan época y que dejen traslucir al exterior una sabiduría de fondo; una realidad profunda y luminosa.

En una ocasión, y voy a decir esto a título de ejemplo, escuché decir a un sabio de verdad:

Los libros son las cenizas del conocimiento”.

Después de dar la vuelta al orbe, aunque sea desde el punto de vista virtual, no he oído nada que esté al alcance de una frase como esa.

Hermanos/as:

Me parece muy bien que mencionemos las sentencias de Ibn ‘Ata’i-l-Lâh, de Abû Ḥamîd Gazali, del Šayj al ˤAlawi; son bellas, llenas de Sabiduría. Pero son las suyas; las de su tiempo, para las gentes de su tiempo. Y, ¿dónde están las de ahora? ¿Dónde están las personas de interior luminoso capaces de decir lo que nadie dice; capaces de abrir corazones como la luz del Sol abre las flores para que desplieguen su aroma?

Es por eso que el autor de esa frase acertó diciendo:

“Los libros son las cenizas de la Sabiduría”.

Sí hermanos/as, esta es la triste situación. A veces, cuando leemos lo que dicen esos a quienes se tiene por Šuyuj del Sufismo actual se nos caen las lágrimas; pero de impotencia; de tristeza al oír semejantes vacuidades, cuando no disparates, que Allâh nos proteja. Mucho más aún lloramos cuando escuchamos a ciertos personajes decir: todo Haram, bida’ o širk.

¿De verdad que no tienen más que ofrecer? ¿Eso es todo? ¿Ya está? ¡Pues, vaya por Dios!

La vida es hermosa cuando lo que es hermoso es el corazón. Y esta vida, que solamente se experimenta una sola vez, no podemos dedicarla a decir u oír palabras huecas; pues el canto de un búho no puede rivalizar en armonía con los del jilguero. Tampoco un manzano puede dar fresas; ni del huevo de un lagarto  puede salir una paloma.

Quien no ha experimentado el Amor en su corazón, no puede hablar de Amor. Quien no tiene Misericordia en el corazón no puede hablar de Misericordia.

Quien no tiene sabiduría en su corazón, no podrá decir sin copiar de otros, frases que sean sabias.

Las abejas van a las flores y producen miel; construyen paneles de inusitada belleza y perfección. Las avispas también hacen paneles; pero en ellos no se puede encontrar la miel.