Las normas de la invocacion escuchada – final
En el Nombre de Allâh – El Todo Misericordioso, El que Manifiesta Su Misericordia; y la plegaria y la paz sobre Muhammad, su familia y compañeros.
Seguimos con la segunda parte de la obra de Ŷalâluddin Suŷuti titulada “Las Normas de la Invocación escuchada”.
Referente a los momentos y situaciones favorables
Se transmitió que Sahl Ibn Sa’ad[1] dijo:
“Hay dos horas en el curso de las cuales se abren las puertas del cielo, y es raro que quien implora no sea escuchado. Se trata del momento de la llamada a ponerse en filas para la plegaria (‘Iqamat), y del momento de alinear las filas en el combate por la causa de Allâh”. Esta tradición fue recopilada por al Bujari[2].
Al Ḥakîm transmitió, en su Mustadrak, según Sahl Ibn Sa’ad, que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Hay dos invocaciones que no son rehusadas; la invocación en el momento de la llamada a la plegaria y la invocación en el fragor de la batalla”.
Abû Dawud, Tirmîdî y Al Ḥakîm transmitieron, de Anâs, que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“La invocación es escuchada entre la llamada de la plegaria y la”’ iqamat”.[3]

Al Ḥakîm transmitió de Abû ‘Umama, que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Cuando un muessin[4] efectúa la llamada de la plegaria, las puertas del cielo se abren y las invocaciones son escuchadas. Así pues, que quien se encuentre en alguna dificultad o esté pasando por pruebas, esté atento al muessin para responder a su llamada antes de decir lo que sigue:
“¡Oh Allâh! “Señor de esta llamada verídica que es escuchada y por la cual se concede el ser escuchado, de esta llamada de verdad y de esta palabra de piedad, concédenos el permanecer fieles a esta llamada, y a quedarle fieles hasta el momento de la muerte. Resucítanos como fieles y vinculados a esta llamada y haz que seamos, tanto en la vida como en la muerte los mejores de los fieles a esta palabra”. Después de esto que se dirija a Allâh y que haga la petición”.
“Allâhumma Rabba hadihi da’watî-ṣ-ṣadiqati-l-mustaŷâbah lahâ, da’watu-l-ḥaqq, wa Kalimatu-t-taqwâ ‘aḥinâ ‘alayhâ wa ‘amatinâ ‘alayhâ ‘aŷ’alnâ mina-l-jayâr ‘ahlihâ ‘aḥyâ’ wa ‘amawâtâ”
Muslim transmitió, según Ŷâbir, que escuchó decir al Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz –:
“Hay durante la noche una hora en el curso de la cual, si el musulmán pide a Allâh un bien de este bajo mundo o de la vida futura, Allâh se lo concede. Y es así en el transcurso de cada noche”.
Al Ḥakîm y Tirmîdî transmiten, según Ibn Abbâs que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho a propósito del último tercio de la noche:
“Es un momento que observan los ángeles, en el curso del cual la invocación es escuchada”.
Ṭabârânî transmite, con una excelente cadena de transmisores, según ‘Uzmân Ibn Abîa Al ‘Ass a-z-Zaqafi que el Profeta de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Las puertas del cielo se abren a la mitad de la noche. Un heraldo lanza la siguiente llamada: “¿Hay alguien que implore para que se le escuche? ¿Hay algún afligido para que se le consuele? Así, ningún musulmán dirige invocaciones a Allâh sin que El le escuche, a la excepción de la mujer adúltera que trabaja con su cuerpo o del perceptor del diezmo”.[5]
Al Bassâr y Ṭabarânî transmiten, con una buena cadena de transmisores, según Ibn Umâr que un hombre preguntó al Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz –:
“¿Cuál es el momento más favorable para que las invocaciones sean escuchadas? El dijo: “El del medio de la noche aproximándose a su fin”.
Ṭabarânî transmite, con una cadena de transmisores juzgada débil, según ‘Umama que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Las puertas del cielo se abren y las invocaciones son escuchadas en cuatro circunstancias: En el momento álgido del combate por la causa de Allâh, cuando cae la lluvia, en el momento de la llamada cuando se disponen las filas para la plegaria, y en el momento en el que se divisa la Ka’aba”.
Abû Nu’aîm transmite en su Hiya, según A’iša, que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Hay tres momentos durante los cuales el musulmán es escuchado cada vez que hace una invocación, en tanto y en cuanto no pida la ruptura de los lazos de sangre o algo que sea un pecado: esto es durante la ejecución de la llamada a la plegaria por el almuédano hasta que termine, durante el fragor de la batalla hasta que Allâh decida el resultado del combate y durante la caída de la lluvia hasta que cese”.
Sa’ad Ibn Manṣûr transmite que ‘Ata ha dicho:
“Hay tres circunstancias en el curso de las cuales las puertas del cielo se abren. Aprovechad pues de dirigir vuestras invocaciones en estos momentos: en el momento de la llamada a la plegaria, en el momento en el que cae la lluvia y en el fragor de la batalla”.
Abû Nu’aim transmite en su Hiya, según Abdu-l-Lâh Ibn Awfa que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Cuando uno se apodere del botín y que el viento se pone a soplar que dirija a Allâh sus peticiones, pues es un momento propicio para aquellos que se vuelven a Allâh sin cesar”.
El Mismo Abû Nu’aim transmite, de Ibn Sa’ad que el Profeta de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Haced lo posible por invocar en el momento de apoderaros del botín”.
Ṭabarânî transmite lo siguiente de Ibn Abbâs:
“Cuando el sol acababa de aparecer por su cénit, el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – se levantaba y hacía una plegaria de cuatro raka’. Un día le pregunté: “Enviado de Allâh, ¿cuál es esta plegaria?” – El me dijo: “Aquel quien la cumpla es como si hubiera pasado toda la noche en plegaria. Es un momento en el que las puertas del cielo se abren y son escuchadas las invocaciones”.
Bujarî y Muslim transmiten según Abû Hurayra, que evocando el viernes el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Dentro de él se encuentra una hora durante la cual el siervo musulmán que se pone de pie en plegaria y pide una cosa a Allâh será escuchado”.
Sa’id Ibn Manṣûr transmite, en su Sunan, según al Muttalib Ibn Abdi-l-Lâh Ibn Hantab que el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Entre las mejores invocaciones se encuentra las que se hacen en el día de Arafat”.
A-d-Daylami transmite, según Abú ‘Umama, el hadiz siguiente:
“Hay cinco noches durante las cuales ninguna invocación es rehusada: La primera noche del mes de Raŷab, la noche de la mitad de Šaban, la noche del jueves al viernes y las dos noches de las grandes fiestas religiosas (Al’Idayn)”.
Ṭabarânî transmitió según ‘Ubayda Ibn A-s-Samit, que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – dijo un día a la víspera de Ramadán:
“Estáis asistiendo a la llegada de Ramadán, el mes de las bendiciones en el curso del cual Allâh os enriquece. El hace descender la Misericordia, borra los pecados y escucha las invocaciones”.
Ṭabarânî transmite, en su obra Al awsat, de Umar Ibn al Jattab que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Será perdonado aquel que menciona a Allâh en el curso del mes del Ramadán. Y aquel que dirija súplicas a Allâh durante este mes no se verá defraudado”.
Al Bayhaqî transmite, en sus Ši’ab, según Anâs que el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Existe una invocación escuchada al término de cada recitación del Texto íntegro del Qur’an”.
En otra versión del hadiz recogida por el mismo Bayhaqî encontramos:
“Existe, el término de la recitación del texto íntegro del Qur’an, una invocación escuchada y un árbol del Paraíso”.
Abû Bakr Ibn Abyaḍ transmite, en su célebre opúsculo, que Ayûb al Sijtayânî, ha dicho:
Nos ha sido transmitido que la invocación es escuchada en el momento en el que se recita el siguiente versículo: “Todo cuanto en ella se encuentra es perecedero” (Corán 55-24)
Ṭabarânî transmite, según Al ‘Arbâḍî que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Quien cumple con una plegaria obligatoria tendrá una invocación que será escuchada”.
Ibn ‘Asâkir transmitió en la biografía de Al Ḥaŷŷâŷ, según Abû Mûsâ que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Aquel que tenga una queja para elevar ante Allâh que le invoque después de cumplir con cada plegaria obligatoria”.
Según Ibn Abbâs el Profeta– sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Me ha sido prohibido recitar el Qur’an en el transcurso de la inclinación (ruku’) y durante el suŷûd (prosternación). Durante el ruku’ afirmad a la ocasión la Grandeza del Señor. En cuanto al suŷûd se refiere, multiplicad en él las invocaciones, pues a Allâh le corresponde escucharos”.
Tirmîdî transmite, según Ibn ‘Umâr que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Cuando le sea dado a un servidor el poder practicar invocaciones, que invoque a su Señor, pues Allâh – exaltado sea – responderá favorablemente a su demanda”.
Aḥmad transmite, en su Suhd (La ascesis) de Jâlid Al Ḥada’:
‘Isa (Jesús) – la paz sobre él – decía: “Cuando experimentéis escalofríos y lloréis, haced invocaciones en esta ocasión”.
Ṭabarânî transmite, con una buena cadena de transmisores, de Abû Rahm a-s-Sami’ que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“El estornudo es una ocasión favorable a que las invocaciones sean escuchadas”.
TERCERA PARTE
En lo que a los lugares favorables para las invocaciones se refiere

Bujarî, Aḥmad y Al Bassâr transmiten, con una excelente cadena de transmisión, según Ŷâbir Ibn ‘Abdi-l-Lâh:
“El Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha hecho invocaciones en la presente mezquita (mezquita de la Conquista) – el lunes, el martes y el miércoles y fue escuchado el miércoles entre las dos plegarias. Y Ŷâbir añadió: “Nunca he afrontado un asunto grave sin hacer mis abluciones menores a esta hora indicada e invocar a Allâh – exaltado sea – entre las dos plegarias, el miércoles en este momento preciso. Y mi súplica fue escuchada cada una de las veces”.
Ṭabarânî transmite de Ibn Abbâs que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Entre el rukn y el maqam de la Ka’aba se encuentra el multasam. Todo aquél que sufra de una malformación que haga invocaciones en este lugar y será curado”.
Sa’ad Ibn Manṣûr y Bayhaqî trnasmiten de Ibn Anâs:
“Al multasam se encuentra entre el rukn y la puerta de la Ka’aba. Todo aquel que pida algo a Allâh en este lugar será colmado”.
Abû Nu’aîm transmitió, en su obra titulada “Sahaba” (Compañeros) de Rabi’a Ibn Waqqas que el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho:
“Hay tres situaciones en las cuales la invocación de un servidor no es nunca rehusada: la del hombre que se encuentra solo en un lugar deshabitado en el que nadie le ve excepto Allâh, la de un hombre que encontrándose en compañía de un grupo, sus compañeros le huyen y él resiste estando solo, y la del hombre que se levanta para rezar al final de la noche”.
[1] Uno de los Ansar de Madina quien nació en el Islam y murió en el año 91 de la Hégira; transmisor de 188 hadices.
[2] Por lo cual, con casi total seguridad debe tratarse de un hadiz del profeta – sobre él la plegaria y la paz- , aunque Suŷuti no lo haya aclarado
[3] Segunda llamada, inmediatamente previa a la plegaria, destinada fundamentalmente a organizar las filas en las mezquitas.
[4] La persona que hace la llamada de la plegaria.
[5] Dícese del 10 por ciento de las ganancias de sus negocios o de sus ingresos que debían dar los judíos al templo. Costumbre esta también seguida por la Iglesia en los primeros siglos de su existencia. De ahí la referencia directa de lo abusivo de esta medida en el hadiz.