Las montañas, las cavernas, los vientos
La paz sobre vosotros
Mucho se ha de reflexionar a fin de comprender el motivo por el cual Allâh hizo descender el Corán cuando el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – se encontraba retirado en la caverna situada en las afueras de Meca. ¿Tiene este lugar, o tienen las cavernas en ellas mismas un significado especial?
Asimismo los durmientes de la caverna quedaron dormidos en su interior durante 309 años, antes de salir a su exterior, tal y como dice el Corán. La misma surat 18 del Corán lleva este nombre. Podemos comprender que por algún motivo la caverna posee una realidad y un valor que nos escapa al resto de los humanos. Pues si bien ella sirvió como refugio a los durmientes, así como al mismo profeta y Abu Bakr en una ocasión, también es cierto que la Revelación descendió en ella cuando el Profeta no precisaba de esconderse de nadie, dado que ya, de por sí, la montaña “Nur” es lo suficientemente elevada como para mantenerle en privado, preservado de la mirada de las gentes.
Si alzamos la vista a fin de considerar los lugares donde los otros profetas recibieron su revelación, constataremos que ninguno, al menos de los que son conocidos por todos, recibió su Revelación en una caverna. ¿Qué hizo pues que Muḥammad – sobre él la plegaria y la paz – la recibiera en la cavidad de la gruta de Hira? No tenemos hadiz ni aleya que nos lo explique. De ahí la dificultad por dar una respuesta consecuente con la realidad. Podemos interpretar, tenemos derecho a buscar conocer; ahora bien, nos va a ser difícil llegar a una conclusión que pueda convencer a unos y a otros. Por este motivo, y a pesar de tener una idea al respecto, no la hacemos pública al no encontrar en el Corán y en la Sunna un soporte. Allâh sabe más.
Una cosa diferente es cuando se trata de la montaña; pues Allâh ha hecho descender en la montaña la Tora, al igual que lo hizo con el Corán. Es normal que las Palabras divinas vayan a descender sobre un lugar elevado y sobre un alma elevada, tal y como eran las almas de Mûsâ y de Muhammad – sobre ambos la plegaria y la paz -.
Es así que Allâh nombra las montañas en el Corán
¿Acaso no hemos hecho de la tierra un lecho? hemos puesto las montañas como estacas (78-6 y 7)
Ha puesto en la tierra macizos montañosos para que no se moviera con vosotros, y ríos y caminos para que os orientarais (16-15)
De la misma manera que las montañas han sido puestas para apuntalar y fijar la tierra, asimismo las gentes del recuerdo, los saliḥin, las gentes de Allâh, como bien les queramos llamar, han sido creados y dispuestos para que la Umma no se disperse. Y si la Umma se dispersa por Orden de Allâh, no es por una razón otra que la de que las gentes han edificado sus casas en las laderas de los volcanes. Efectivamente, cuando uno escucha, una vez y otra, a las gentes de la ignorancia y de la rebelión, hablar con su sin saber, y confía en ellos siguiéndoles, entonces el fuego destruye sus casas y sus pertenencias. ¿Qué podríamos hacer si no se reflexiona lo suficiente? ¿Qué podrían hacer las Gentes del recuerdo si nadie les pregunta? ¡Qué cada uno pida explicaciones a sí mismo! Nosotros solamente observamos estupefactos lo que está ocurriendo. ¡Qué Allâh nos ampare!
Cierto que Allâh no cambia lo que una gente tiene hasta que ellos no han cambiado lo que hay en sí mismos (13-11)
Y enviamos los vientos fecundadores, hacemos que caiga agua del cielo y con ella os damos de beber, pero vosotros no tenéis sus depósitos. (15-22)
Los vientos tienen como lugares de preferencia a las montañas. No hay más que subir a una montaña para poder sentir los vientos que vienen de una parte u otra. Pues son dichas montañas, por naturaleza, catalizadoras del bien que pueda llegar a la Tierra; ellas son la salvaguarda; y es por ello que en ellas descendió la Revelación. Y es por esta razón que ellas significan los hombres de Allâh que reciben de lo alto y lo transmiten a todos aquellos que hayan mantenido sus oídos sanos y apartados de todo el barullo y el ruido ensordecedor de la vida de este mundo.
Cuando Isa – sobre él la paz – venga por vez segunda, sabemos por los hadices que se retirará junto a sus discípulos y compañeros en una montaña llamada Tur, que no ha de ser necesariamente el Monte Sinaí. En esa montaña se protegerán de las ordas de Gog y Magog y en ella estarán hasta que este pueblo haya sido tragado por el mar.
Son pues, las montañas, los vientos y la lluvia, elementos puros que el Todo Misericordioso nos envía a fin de poder desarrollar en toda seguridad la vida terrenal. Sin asimismo Sus signos a fin de que reflexionemos sobre su significado; pues nada ha sido creado al azar. Los vientos traen las nubes, las cimas de las montañas las agrupan, y luego cae el agua que reviva la tierra. El agua que nos purifica y reaviva nuestros corazones, haciendo crecer y germinar en ellos la semilla del Bien y de la Fe. Anteriormente la luz del Sol las había hecho subir al cielo, pues nada puede ser hecho en ausencia de la luz.
Allâh es la luz de los cielos y de la tierra… (Aleya de la luz)