Las etapas del Conocimiento

Sobre las etapas que llevan al conocimiento

Mucho se ha hablado de Amor y Conocimiento; mucho se ha discurrido sobre cuál de los dos cuenta con primacía. Según nuestra experiencia podemos decir que es el Conocimiento el que se lleva la prioridad y la importancia. La prueba de esto es que no se puede amar aquello que no se conoce.

Sin pretender pecar de simplistas ni tampoco de complicar demasiado las cosas, hemos de decir que las etapas que llevan al Conocimiento pueden dividirse en tres (Islâm, Imân e Ihsan), aunque esta división no deja de ser somera y demasiado literalista. En realidad, las etapas que llevan al conocimiento forman parte de las tres divisiones primarias que acabamos de expresar, pero son mucho más específicas cuando se las mira de cerca.

Si queremos establecer otra división diferente, complementaria a la primera, pero también de orden general, podemos decir que las etapas son:

Istigfar, o pedir perdón a Allâh; las salawats sobre el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – y el Tawhid o constatación de que la sola realidad verdadera es Allâh.

Pero no es esto lo que estamos buscando cuando hablamos de las etapas del conocimiento, sobre lo cual nos vamos a aplicar acto seguido:

1 / Sidq (sinceridad): Se trata de una condición sine qua non se puede uno aventurar en el camino del Conocimiento. Si entramos en él con cualquier otra atención que la de intentar acercarse a Allâh habremos perdido antes de poder actuar.

2 / Humildad: No se puede entrar en el camino del Conocimiento pensando que se sabe de todo, que se es superdotado o que se tiene un estatus superior. En este camino son iguales el analfabeto que el catedrático; el carnicero que el rey; el pobre que el rico. Lo que aquí se aprende no se estudia en parte alguna.

3 / Resolución: es decir, querer emplear nuestras fuerzas en esta búsqueda, sin reservas ni ambages. Poco pueden hacer aquellos que no se encuentren dispuestos a soportar los envites de la fortuna y aquellos que al primer intento pierden el soplo.

4 / Huir de las grandes faltas: y si por ventura alguna se llega a cometer, arrepentirse, pedir perdón y seguir hacia adelante confiando en Allâh.

5 / La disposición a pedir perdón y al arrepentimiento: es decir, sabiendo que somos humanos y tenemos defectos, se impone saber reconocerlos, sentirse avergonzados por cometer errores y quererlos subsanar.

6 / Buscar siempre la Verdad en toda cosa y en todo momento: mirar todo de cara, sin dejarse llevar por favoritismos familiares, de amistad o de tribu. Saber dónde se encuentra la Verdad, seguirla todo lo que cueste, aun si ello puede llevarnos a tener enemigos o contradictores.

7 / Tener pudor: sentir vergüenza propia cuando cometemos un acto innoble o pensamos en realizarlo. Cubrir nuestros secretos y los de aquellos que son vulnerables o que se encuentren bajo nuestra protección o responsabilidad.

8 / Tener siempre presente las letanías que nos hayan indicado nuestros maestros, con especial interés al Istigfar, Salat ‘ala Nabi y Lâ ilâha illâ Allâh

Una vez todo esto asentado, pasamos a:

8 / El amor por el Profeta y su conexión con él: Dicha conexión existe, y es algo conocido para aquellos quienes están establecidos en ella; estos conocen quiénes sí y quiénes no gozan de esta proximidad; y ello lo saben por canales a los cuales nadie puede acceder. El que es Muhammadi conoce a los otros Muhammadis, pues hay marcas características en ellos que se revelan de manera segura, confiable y no expresable por palabras.

El profeta – sobre él la plegaria y la paz – es llamado asimismo Babu-l-Lâh (puerta de Allâh), por lo cual el siguiente paso será:

9 / El Amor de Allâh: una Presencia que se impone. Hay que tener en cuenta que si Allâh te ama entonces tú le puedes amar; y este amor quema las últimas impurezas del alma, hasta el punto que tu voluntad se extingue en Su Querer, tu personalidad en la Suya, tu consciencia en la Verdad.

10 / Reda (satisfacción): Y es entonces que Allâh estará satisfecho de ti, y tú de Él. Y este es el final del camino.