Las estancias del Universo
Las estancias del Universo
Hay puertas en el Universo; también las hay en la vida. Asimismo existen estas puertas en nuestro interior. Raramente se abren. Normalmente las cosas se suceden en orden en un proceso lineal a través del tiempo. Nada cambia en apariencia, hasta que sucede el acontecimiento que implica un antes y un después.
Si Allâh en el Corán nos conmina a reflexionar sobre el Universo, los astros, la sucesión de los días y de las noches, es que en ello se encuentra guardado un gran secreto que una vez desvelado puede hacernos ver con claridad lo que realmente se encuentra en esta grandiosa creación.
El que creó siete cielos, uno sobre el otro.
No verás en la creación del Misericordioso ninguna imperfección. Vuelve la vista: ¿Ves algún fallo?
Vuelve a mirar una y otra vez, la vista regresará a ti derrotada y exhausta.
Hemos adornado el cielo de este mundo con luceros, dispuestos para lapidar a los demonios. Y a ellos les hemos preparado el castigo del Sair. (67- 3 a 5).
Y bien, sino podemos encontrar en la creación del Misericordioso ninguna imperfección. Si además nuestra visión resultaría exhausta como resultado de contemplar con minuciosidad y atención toda esta manifestación de grandeza, entonces podemos decir que en esa creación de los cielos y de las tierras se encuentran signos mayores que no pueden ser desdeñados. Y, sin embargo, el Ser humano es distraído y voluble.
Entre estos signos están las puertas. Claro que detrás de ellas se encuentran las estancias a las que dan entrada. Hay que considerar dichas puertas como el modo de acceso de unas realidades a otras. Y ellas pueden ser abiertas, porque de alguna manera ellas se encuentran en nuestro interior. En realidad, si Allâh nos llama la atención sobre la reflexión del Universo, es porque ello activa nuestro universo interior. Es decir, ese Universo que podemos contemplar no es otra cosa que una extensión proyectada de las realidades que guardamos en nosotros mismos, en nuestro conocimiento potencial. Allâh creó nuestro cuerpo con tierra de todas las regiones del planeta. Y Él ha creado nuestro interior proyectando una parte de Su Espíritu en nosotros. Es entonces que nosotros, no solamente trascendemos las regiones de la Tierra, sino incluso hasta las comarcas más recónditas del Universo.
Las puertas en ellas mismas son un medio de acceso a otras realidades mejores y más completas que las anteriores. Es así que cuando una de ellas se abre y nosotros pasamos a través, entramos en una nueva realidad; en un nuevo estatus en el que nos asentaremos convirtiéndonos en una persona nueva.
Pocos reflexionan en una realidad cotidiana; y es que estando en la Tierra lo estamos en el cielo. La Tierra se encuentra flotando y evolucionando en uno de los siete cielos, y nosotros nos encontramos en él por el simple hecho de estar en ella.
Volviendo al tema de las estancias podemos decir que cada una de ellas se encuentra por pura evolución más avanzada que la anterior en cuanto a nivel de realidad y de conocimiento se refiere. Cada uno de nosotros navega en su esfera. Y cambiando de estancia lo hacemos de esfera y de trayectoria. Cuando estamos haciendo tawaf alrededor de la Ka’aba, aunque muchos se encuentren haciendo otro tanto al mismo tiempo, cada uno tiene el suyo, diferente del resto. Nuestra realidad personal es única. Nuestra estancia en el Universo y en nuestro interior es exclusiva de cada uno de nosotros.
Ello no quiere decir que haya varios caminos; ello indica simplemente que, aunque otros se encuentren en el mismo camino la morada es diferente. La evolución personal es única.
Por otra parte, si contemplamos el camino en él mismo, es cierto que se encuentra flanqueado de varias puertas que dan acceso a sus estancias. También lo es que unas estancias se encuentran más avanzadas que otras en el camino de la Verdad. Quien está en la Verdad no es igual que quien está lejos o contra ella.
Sirata-l-ladina an ‘anta ˤalayhim – Camino de aquellos a quienes has favorecido
El Camino recto tiene moradas y niveles. No es igual el que transita por el Camino Recto en sí, que aquél quien traspasando un límite se ve favorecido por Allâh de una manera especial. Los dos están en el Camino; pero uno se encuentra en una morada segura y el otro luchando por sostenerse en él. No son iguales los compañeros de la derecha que los aproximados aunque ambos transiten en el Camino Recto.
Las estancias del Universo son pues bien reales, y en cada una de ellas están sus soles, estrellas y planetas. No son los mismos en una estancia que en otra. Sin embargo, todas obedecen a las reglas establecidas por la Sabiduría divina.
Cada una de estas estancias contiene unas realidades que les son propias. Por ello un creyente que se encuentre en un estado avanzado de proximidad de su Señor nunca podrá entenderse plenamente con otro que esté poco o mucho más lejos de Él. Cada uno vive en su propio mundo; cada uno experimenta su propia realidad. Incluso los acontecimientos de sus vidas se alinearán en este sentido ya que cada uno de ellos posee una capacidad de gestión diferente.
En cada una de esas estancias la luz es diferente. Mucho más intensa es en tanto y en cuanto se encuentre más cerca de la Presencia de Allâh.
Así pues, debemos reflexionar sobre el Universo, ya que nuestro Profeta – sobre él la plegaria y la paz – dijo:
“El enviado de Allâh ha dicho a sus compañeros: “¿Sabéis que es lo que se encuentra debajo de vosotros” – Allâh y Su Enviado saben mejor – respondieron ellos – “La tierra, y la otra que se encuentra más debajo de esta están separados por una distancia correspondiente a 500 años de viaje. Por Aquél que detenta el alma de Muḥammad entre Sus manos, si dejarais caer una cuerda hacia abajo, caeríais sobre Allâh”.
Final de un hadiz relatado por Abu Hurayra citado en el Rûḥ al Bayyan
Lo que está arriba y abajo
En el Universo lo que se encuentra arriba de nosotros es relativo. Nada está arriba o abajo puesto que su realidad global no tiene Norte, Sur, Este u Oeste. Es un todo global.
Las estancias de proximidad decimos que se encuentran arriba por deferencia a fin de significar que son de un orden superior en cuanto a luminosidad y realidad. En este sentido el Bien está arriba y el Mal debajo; porque el lenguaje requiere de alguna manera que signifiquemos la excelencia del Bien sobre la aberración del mal.
En otra ocasión hablaremos de esos conductos (buruj) que traspasan el Universo para que cada cual o cada grupo de personas llegue a un determinado lugar.