La Verdad y la mentira – en el núcleo de la vida humana

Hoy, con vuestro permiso, vamos a hablar de un tema crucial, que, aunque pase desapercibido para muchos, y sea infravalorado por otros, es, al fin y al cabo, definitorio de la conformidad y de la validez de un postulado, de una serie de principios, o de toda una manera de vivir la vida. Por otra parte, este tema es definitorio de la condición humana del postor, del ser humano imbuido en un mundo que a veces no pude reconocer como suyo.

Hoy vamos a hablar de la Verdad y de la mentira. La primera procede de una mezcla artística refinada, bien medida y exquisitamente conformada entre el Conocimiento y la Sinceridad; esto es indudable por la fuerza de las cosas mismas,  pues si no hay conocimiento no puede emitirse una verdad, y aunque este exista, si no hay sinceridad por parte del emisor, de manera alguna la verdad podría salir a la luz.

En cuanto a la mentira se refiere, puede ser de dos clases: un desconocimiento de la verdad, lo cual es llamado ignorancia, o nacida de una mala intención de quien la emite. Sea de una manera u otra, la mentira siempre es deforme, afeando por su presencia misma el mundo, las personas, y las mentes.

Dijo el Profeta de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – : La sinceridad conduce a las obras de bien, y las obras de bien conducen al Paraíso. Y el hombre no cesa de decir la verdad hasta que sea inscrito junto a Allâh como absolutamente verídico. Pero la mentira conduce a la rebelión contra Allâh. La rebelión contra Allâh conduce al Infierno. Y el hombre no cesa de mentir hasta que es inscrito junto a Allâh como un gran mentiroso.

(De Ibn Massud, recopilado por Al-Bujari y Muslim)

Cierto es que las ideas mueven y han movido el mundo. Es el pensamiento predominante el que funda una sociedad y la hace regirse por unos determinados parámetros que pueden ser verdaderos, falsos, o una mezcla de lo uno y de lo otro. Por este motivo, si un grupo humano estuviera arraigado en y establecido conforme a la verdad, no tardarán en encontrarse en él las nobles cualidades humanas plasmadas en la vida cotidiana. Mientras, si un grupo humano se encuentra basado en la mentira, pronto podremos percibir el abuso los fuertes sobre los débiles, tanto, que, para las personas con principios sólidos y arraigados en la verdad, vivir en un sitio así no puede ser si no causa de sinsabores y de sufrimientos; pues aquellos que se encuentran arraigados en la verdad tienen muy difícil vivir rodeados de mentiras.

Por esto el Profeta – sobre él la plegaria y la paz -, con muchísima razón, dijo que la Verdad lleva al Paraíso, mientras que la mentira lo hace al Infierno.

Vivir en la sociedad de la mentira es una gran desgracia. Por la mentira se puede robar, se puede matar, se puede abusar impunemente sobre nuestros semejantes. Pues, la sociedad de la mentira, siempre justificará sus actos con ardides verbales, con metáforas, con mentiras adornadas mediante una lógica pueril a fin de justificar abusos, crímenes, y hasta genocidios. Por eso, la mentira es lo peor de lo peor, pues es aquello que lleva al ser humano a cometer las mayores atrocidades. Por ello el Profeta dijo que mentir y mentir lleva al Infierno; y aquellos que engañan a otros con sus ardides, y con ellos les obligan o sugestionan para obrar de tal y cual manera, podemos decir que son lo peor de la raza humana.

¿Acaso Abu Ŷahil, Umayya ben Jalaf y Abu Lahab, no realizaron actos tan malvados a causa de dejarse llevar por la mentira de la idolatría? Fu le mentira sobre la adoración a Allâh que les impulsó a atentar contra la vida, la hacienda y el honor de los musulmanes. Tanto fue así que Abu Lahab protagoniza una surat del Corán, en la que Allâh le ubica en el Infierno y a su esposa acarreando la leña para avivar el fuego que le consume.

Mientras, cuando un grupo de personas, se basa y cimienta sobre la Verdad surgen las más hermosas cualidades personales y grupales; los mejores actos, proyectos y disposiciones.

Como hemos dicho, mentir es algo muy grave, fundamental, totalmente decisivo en nuestras vidas y pensamiento. Y si esto ocurre cuando estamos en una sociedad que no se deja llevar por postulados verídicos y positivos para sus miembros; ¿cómo será entonces para aquellos, quienes valiéndose de un estatus específico engañan a las gentes sobre religión? ¿No es esto peor aún, siendo como es la relación del siervo con Allâh más importante que la de los seres humanos entre ellos?

¿Qué estatus podrían tener ante Allâh aquellos que aseguran que pueden guiar a otros, siendo al contrario, que son gentes henchidas de orgullo e ignorancia a quienes por motivos mundanales les conviene disfrutar de un estatus determinado ante las gentes?

Dice el hadiz que todos los musulmanes iremos pronto o tarde al Paraíso salvo los herejes y los hipócritas que siempre permanecerán en el fuego. Ahora bien ¿no es un hereje o hipócrita el que nos miente sobre religión? ¿No es un hipócrita el que finge tener un grado espiritual con el que puede guiar a las gentes, cuando en realidad lo único que habita en su corazón es la codicia y el orgullo? ¿No fue Musayllima un impostor? ¿No fue Abu Amir el monje otro? ¿No prohibió Allâh al Profeta realizar la salat mortuoria para un hipócrita, haciendo descender una aleya al efecto?

Dijo el Profeta de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – Una mentira sobre mí no equivale a una mentira sobre uno de vosotros.

Aquel quien forja deliberadamente una mentira contra mí, que se prepare a ocupar su sitio en el Infierno.

(Al Mugira, recopilado po Bujari y Muslim)

Dijo el Profeta de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – Desconfiad de la mentira, pues ella se encuentra a las antípodas de la fe.

(Recopilado por Ahmad)

Porque aquél que asegura ser un guía que dice que te dirige a Allâh cuando en realidad no lo es; lo que está haciendo es llevarte por el camino del diablo. ¿Y quién te lleva conscientemente por ese camino en qué categoría le podríamos encuadrar? ¿Acaso no es un crimen llevar a otros por el camino del diablo estando el camino de Allâh abierto y flanqueado por gentes veraces y sinceras? ¿Quién esto hace se encuentra en el camino del Islam? No, hermanos, esto solamente puede ser hecho por un hipócrita; pues cuatro son las características que convierten a uno en hipócrita, y él las tiene todas juntas: 1 / Cuando habla miente. 2 / Cuando se le confía traiciona. 3 / Cuando promete no cumple. 4 / Cuando discute lo hace de mala fe.

Y ellos mienten cuando hablan, traicionan el depósito que dicen tener, prometen llevar a los hombres por el camino de Allâh y los llevan por el del diablo, y discuten de mala fe con quienes les contradicen.

“Mi comunidad se dividirá en setenta y tres grupos. Ellos irán todos al Paraíso, excepto el grupo de los heréticos”. (Abu Hamid Gazali – Faslu Tafrikat)

Pretenden engañar a Allâh y también a los creyentes pero, sin advertirlo, solo se engañan a sí mismos. Corán 2:9.

Los hay que pactaron con Allâh: Si nos da de Su favor, daremos con generosidad y seremos rectos. Pero cuando les dio de Su favor, se aferraron a él con avaricia y dieron la espalda desentendiéndose.
La hipocresía persistirá en sus corazones hasta el día en que se encuentren con Él, porque faltaron a Allâh en lo que Le habían prometido y mintieron.
¿Es que no sabían que Allâh conocía sus secretos y confidencias y que Allâh es Quien conoce perfectamente las cosas que no se ven?
Quienes hablan mal de los creyentes que dan espontáneamente y de los que no cuentan sino con el límite de su capacidad y se burlan de ellos, Allâh se burlará a su vez de ellos y tendrán un castigo doloroso.
Pidas o no pidas perdón por ellos, aunque lo pidieras setenta veces, Allâh no los perdonaría. Eso es porque han renegado de Allâh y de Su Mensajero y Allâh no guía a la gente pervertida.
(Corán 75-80)

No vendáis vuestro honor y vuestra religión a personajes de esta categoría. Es lo más preciado que Allâh os ha podido dar; no lo dilapidéis; desconfiad de las palabras de miel y corazones del lobo. No seáis presas fáciles de intereses oscuros y de personajes siniestros.

¡No seáis ecos de mentiras; sed adalides de la Verdad!

Allâh oye y vé.