La tierra del corazón

La tierra del corazón

Wa hadâ-l-biladi-l-amin (Surat A-t-Ṭin) – Y este es un país seguro.

Aunque el Corán, en principio, cuando habla del país se refiere a Makka con toda seguridad, estas palabras pueden referirse a la tierra del Corazón.

En efecto, el corazón es como la tierra. Si se la trata y cuida adecuadamente puede llegar a dar asombrosos frutos de todas las especies. De la misma manera que en la Tierra habitan gentes de todas clases y colores.

Esta correspondencia entre los sentidos de una misma aleya no se trata ni de ambivalencia ni de plurivalencia. Nos referimos con ella a los niveles de comprensión de una Palabra divina cuya fuerza y profundidad se encuentra mucho más allá que cualquier otra palabra procedente del Ser humano.

El Qur’an tiene “un exterior y un interior, establece principios y obra sobre lo universal”. Esto dice el célebre hadiz del Profeta – sobre él la plegaria y la paz – que ha relatado el autor de Tây a-t-tafâsir.

Abu Darda’ – que Allah esté satisfecho de él – ha dicho: “Tu comprensión permanecerá incompleta en tanto no hayas captado las múltiples facetas del Qur’an.

¿Qué conocimiento se tiene del Libro de Allâh, en relación a esta palabra del Profeta – sobre él la plegaria y la paz?: “Ciertamente el Qur’an tiene un exterior, un interior, determina principios y actúa sobre lo universal”, y en esta otra versión: “Todo versículo tiene un exterior, un interior, determina principios  y actúa sobre lo universal, hasta llegar a tener siete sentidos interiores, e incluso setenta.?

Volvamos al asunto que nos atañe: el corazón. Podemos decir que él puede ser representado como un país seguro, tal y como nos dice el Corán. Si continuamos leyendo esa misma surat comprenderemos que el Hombre ha sido creado de la mejor de las formas. Algunos se han olvidado de esto y han traicionado su naturaleza original para convertirse en un ser de lo más bajo. Esto es producido por el olvido de Allâh, Sus dones y Sus mandatos.

El país seguro, aunque tratándose de su acepción más directa y material está asociado a Makka, no representa la tierra en ella misma. Antes bien lo hace a las personas que en ella acompañaban a Muḥammad – sobre él la plegaria y la paz-. Los que le asistieron para extender su mensaje, que es el de Allâh. Hemos constatado pues que cuando el Corán habla de país seguro lo hace por las gentes y no por la tierra. Y eso aunque ella haya sido bendecida por la presencia del Profeta.

Es así que la Makka de hoy no tiene nada que ver con la Makka de la época del Profeta y de sus compañeros. Puesto que la seguridad se encontraba en la actitud y naturaleza de los hombres que la poblaban, podemos deducir consecuentemente que cualquier tierra, por pequeña que esta sea,  si está poblada por gente de bien, o al menos semejantes a los que en aquellos tiempos seguían al profeta en Makka, resulta ser un país seguro en los términos exigidos por el Libro de Allâh.

En cuanto al corazón se refiere, cuando éste se encuentra desprovisto de toda mancha, clarificado como un espejo que refleja las luces de los conocimientos divinos, podemos decir que vale por un país, o por un continente dependiendo del grado otorgado por Allâh a aquél que posea este tipo de corazón.

El corazón es la tierra de la Ciencia de las ciencias. La que sayyidinâ al Jadir enseñó a sayyidinâ Mûsâ – sobre ambos la paz –. La que asimismo el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – enseñó a sus compañeros, y estos a los siguientes, y estos a los siguientes, sin interrupción hasta nuestros días.

Y este corazón blanco, luminoso, es una tierra bendita en la cual todo cuanto se plante y cultive florecerá para regocijo de su poseedor y de aquellos que lo frecuenten. Pues frecuentar a alguien de corazón puro es como entrar en un país seguro, en el cual nada malo nos puede acontecer.

Sí, hermanos/as ¿de qué servirían todas estas citas tradicionales del Corán y de la Sunna, sino se es capaz de extraer de ellas sus significados a fin de aplicarlos a todas las facetas de nuestra vida?

Leer el Corán, citarlo sin comprenderlo es como querer cambiar una montaña de lugar tomando puñados con nuestras manos. Es trabajo baldío. El triunfo, la victoria es para los sagaces, los valientes y aquellos que no se arredran ante los obstáculos.

Dijo Rasulu-l-Lâh – sobre él la plegaria y la paz -:

La imagen de la guía y de la ciencia que Allâh me ha encargado de extender, se asemeja a la de la lluvia abundante que, derramada sobre una tierra fértil hará crecer las hierbas y los arbustos en gran cantidad. Hay así otros lugares donde el suelo es estéril que retiene al agua, la cual estará a disposición de los hombres para que puedan beber, para abrevar a los animales y para regar las tierras cultivadas. Hay también lugares donde la tierra es llana y no retiene el agua y por consecuencia la hierba no crecerá nunca. Todo esto se asemeja a una categoría de hombres que se instruyen en la religión y aprovechan de las cosas con las cuales Allâh me ha enviado, de tal suerte que ellos las aprenden y las enseñan, y a otra categoría de hombres que no desdeñan levantar la cabeza y no aceptan la guía con la que Allâh me ha enviado para enseñar.

(De Abu Musa, recopilado por Al-Bujari, Muslim y Nissa’i)