La separación de las almas – La discordia entre los musulmanes
La separación de las almas – La discordia entre los musulmanes
La paz sea sobre vosotros
La preocupación por la propia imagen con respecto a terceras personas no deja de ser producto de una ilusión. Si adecuamos nuestra imagen a ser aceptados por tales o cuales gentes, nos estamos mintiendo a nosotros mismos y a aquellos a quienes pretendíamos agradar. Únicamente es válido desde el punto de vista de la humildad debida dar de uno mismo la imagen de una persona seria y verídica. Fuera de eso, no hay otra cosa que el capricho del nafs, así como el orgullo encubierto de pretender ser bien considerado.
Dice el Šayj Al ˤAlawi en su obra “El fruto de las palabras inspiradas (Mawad al Gawziya)”, obra en la que interpreta el sentido de las sentencias promulgadas en su tiempo por Abu Madiam de Cantillana, que pretender mostrarse como humilde cara a otros no es sino una prueba de orgullo; que la verdadera humildad es la que no tiene cuenta de ella misma; y que tachar a otro de falta de humildad es una confesión directa de tu propio orgullo.
Es así que el culto a la propia imagen cara a otros es una pérdida de tiempo y de energías. Más vale entonces volverse hacia Allâh y confeccionar una imagen y una personalidad que sean de Su agrado y no del de terceros que nada nos van a dar sino son adulaciones sacadas de contexto.
¡O vivimos para Allâh o vivimos para la gente! ¡No hay otra hermanos/as!
Y es que es solamente ante Allâh que no tenemos vergüenza ni reparo en mostrarnos tales y como somos, con nuestros aciertos y miserias, desnudos de alma, sabiendo que Al que todo lo ve, nada se Le escapa.
Las relaciones humanas serían paradisiacas si no existiera el šaytan, ese diablo que va y que viene para perjudicar la unidad. Este chaytan puede ser genio o humano, o ambos, y está ahí para eso; solamente uno de ellos puede causar un desastre entre las filas de los creyentes cuando hace entrar en el oído de estos sus mentiras, calumnias o invenciones a fin de romper los vínculos sagrados entre los creyentes.
¡Di Allâh y déjalos en sus vanos juegos! (6-91)
Claro que, quienes se unen en la mentira fracasarán, mientras quienes se unen en la verdad triunfarán. Y cada uno se une a los suyos, tal y como dijo el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – diciendo que las almas son como soldados y cada una guarda filas con las de su grupo.
Abu Hurayra -que Allâh esté satisfecho de él- que el Profeta –sobre él la plegaria y la paz – dijo: Los espíritus son como soldados ordenados. Se conocen según su naturaleza, sea buena o mala. Cuando se parecen las naturalezas, se reconocen y se juntan. Y cuando no se parecen, se desconocen y se separan. Recopilado por Al-Bujari y Muslim.
Así pues, nuestro interés ha de basarse, ante y sobre todo, en estar en las filas de los creyentes sinceros, a fin de que estando bien formados en filas con los nuestros, nadie venga a interponerse en nuestro camino. Cada tropa tiene sus mandos, y un mando de la tropa de los orgullosos o de los olvidados del asunto de Allâh, jamás podrá venir a dar órdenes a las filas de los verdaderos creyentes. Esto implica una separación de facto. Pues si bien, todos los musulmanes, buenos o malos, somos hermanos en la fe, exceptuados los hipócritas, también es cierto que la recomendación profética prohíbe a los verdaderos creyentes dejarse aconsejar por los que no lo son, mientras que recomienda lo contrario a fin de que los que no son sinceros terminen acogiendo en el seno de sus almas las buenas costumbres de las que antes carecían.
Hermanos/as creyentes: entonces hay que saber que no nos está permitido frecuentar la malas compañías, aunque de musulmanes se tratara, pues el agua pura pierde su esencia cuando se mezcla con un elemento impuro.
Hay un plan para separar a los creyentes, o al menos para separar a los musulmanes de los verdaderos creyentes. Los diseñadores de ese plan saben que la unidad de un grupo sólido puede constituir un peligro para los enemigos del Islam. Ellos tienen a sus agentes entre nuestras filas, agentes estos que no tienen otro trabajo que echar broza sobre los verídicos y la Verdad calentando los oídos de los que gustan escuchar sobre los defectos ajenos, que poco importa que sean reales. Se inventan intenciones ajenas, se distorsionan de manera esperpéntica los hechos, se sopla en los pechos de las gentes y, a veces se consigue el objetivo. Y, hermano/a, si el chaytan sopla en tu oído y le escuchas, sabe que te ha ganado la partida. ¡Pobre!
Pero, como dijo uno de nuestros venerados maestros hace ya unos 70 años:
Las almas puras con las almas puras; chaytan con chaytan
Y en otra de sus sentencias:
Chaytan no da su hija en matrimonio sino a aquel que es de su estirpe
Es por todos estos motivos, además de por el defecto histórico que mostraron tener los hermanos de Yussuf – sobre él la paz –, que el conjunto de las tropas de los musulmanes ha pasado a ser un ejército abatible a todas luces; salvo un cuerpo de élite al que ningún enemigo interno o externo puede vencer.