La sacralidad del hogar

Abdul Karim Mullor

La sacralidad del hogar

Un hadiz que podemos encontrar en la recopilación de Tirmidi, dice:

El Paraíso se encuentra bajo los pies de las madres

En otro hadiz, ampliamente conocido, se dice lo siguiente:

Abû Huraira –que Allâh esté satisfecho de él – dijo:

‘Un hombre se presentó ante el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – y le dijo: ‘¡Mensajero de Allâh! ¿Quién es la persona que más merece mi buen trato y buena compañía?’ el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – le respondió: “Tu madre”. El hombre dijo: ‘¿Después quién?’; le dijo: “Después tu madre”. Dijo: ‘¿Después quién?’; dijo: “Después tu madre”. Dijo: ‘¿Después quién?’; le dijo: “Tu padre”’. (Sahih Al-Bujari)

Y le hemos encomendado al hombre que haga el bien a sus padres. Su madre lo llevó en el vientre con fatiga, y con fatiga lo parió, durando su embarazo y la lactancia treinta meses. (46-15).

Es innegable entonces la trascendencia de la figura de la madre para los musulmanes. No obstante, en el transcurso de la Historia del Islâm nadie podría imaginar que llegarían gentes que tomaran dos hadices y una aleya para legislar su vida justificando una idea fija. Más aún, para, por ende, arrastrar detrás de ellos a todo un país. Veamos:

Podemos encontrar, entre otros en el Mustadrak de Anas y en Bayhaqi el hadiz siguiente:

A quien Allâh concede una mujer piadosa, entonces le está ayudando a cumplir con la mitad de su religión. Que tema a Allâh en la otra mitad”.

Y parte de Sus signos es que os creó esposas sacadas de vosotros mismos para que encontrarais sosiego en ellas y puso entre vosotros amor y misericordia; realmente en eso hay signos para gente que reflexiona. (30-21)

Realmente en eso hay signos para gente que reflexiona, dice el Corán; pero hoy, es cierto, que pocos son los que reflexionan: ¿Acaso no meditan el Corán o es que tienen cerrojos en el corazón? (47-24)

Aunque son muchos los hadices y las aleyas que se refieren a estos temas, los presentados hasta el momento nos pueden servir para lo que hoy vamos a exponer.

Los problemas en el matrimonio causados por las madres de los esposos en los países dichos musulmanes.

Como acabamos de decir, las figuras de las madres y de las/los esposas/os son sagradas en la religión. A la vista de estos hadices y aleyas pocos sabrían decir si la figura de la madre aventaja a la de la/el esposa/o.

Pues si es cierto que el Paraíso se encuentra a los pies de las madres, asimismo es verdad que el matrimonio es la mitad de la Religión. Y esto último, ya por si mismo, es enorme.

La mayoría de los matrimonios que se rompen en los países musulmanes se debe a una intervención malévola de la familia de una de las partes. Y esto porque no existe el pudor necesario para no entrar en lo que a cada uno no le incumbe.

En este sentido, la figura más recurrente en este escenario de vergüenza es la madre del marido con los hermanos y hermanas, actuando éstos como cortesanos de la violación de lo que es sagrado: la intimidad del matrimonio.

Estos elementos desestabilizadores se amparan astutamente en esos hadices que dicen que el Paraíso se encuentra bajo los pies de las madres. Se olvida de manera voluntaria que el matrimonio es la mitad de la Religión, violando la Ley sagrada de no entrar en las intimidades del hogar.

Mis años de experiencia en un país como Marruecos me han hecho observar episodios de todo tipo. Siempre, he de decirlo, tomando como patrón la violación de las madres de los esposos del sagrado hogar islámico. Y es que inmiscuirse en la intimidad del hogar, aunque algunos no lo crean, es una violación en toda regla de la ley del Islam.

La figura equivocada de que “en la casa manda el hombre en toda circunstancia”, es tomada al pie de la letra “por interés”, no por amor al Din. Ni tampoco por temor de Allâh. Algo que he encontrado que se hace sistemáticamente en los países musulmanes, es tomar lo que a cada uno le interesa del Corán y de los hadices para hacer “sus asuntos”. ¿Qué queremos? Si ya los predicadores islámicos lo hacen para engañar a las gentes, ¿cómo no lo va a hacer la gente de la calle, la de andar por casa?

En cuanto a la esposa y la madre

Lo que debe caracterizar al musulmán es el temor de Allâh y el pudor en su trato con otras personas. Cuando uno de ellos falta, o cuando faltan los dos, se puede entrar en una espiral totalmente insalubre. Se estanca el agua de la vida en común y entran en el hogar toda clase turbaciones y de problemas.

Dice un hadiz:

El gran shaytan es el que separa al hombre de la mujer

Estas palabras del Profeta – sobre él la plegaria y la paz – significan fundamentalmente que el que irrumpe en la intimidad del hogar lo hace espoleado por shaytan. Otro significado evidente de este hadiz es la gran importancia del matrimonio, del hogar, como institución inviolable.

En cuanto a la esposa se refiere, y a pesar del relativo valor que se la da en los países musulmanes, ha de soportar las mayores afrentas de personajes que, aunque familiares de su esposo, se ven con derecho a entrar en todos y en cada uno de los rincones del hogar, violando la intimidad y enemistando a su esposo con ella. Convirtiendo a la mujer, en gran parte de los casos, en esclava de la madre y hermanos del marido.

Esta subversión de valores, aparte de que origina que las peores pasiones se levanten y se conviertan en disputas interminables, ocurre en gentes cuyo Islam pasa por “el qué dirán”, o mostrar que se va a las mezquitas, o en hacer Ramadan y Tarawih para que te vean; y luego, al salir de las mezquitas y ponerte las babuchas, salir a hacer el mal por esos mundos de Dios.

Porque:

Quien no tiene pudor no tiene Fe