La Religión es el Amor
A-s-salamu ‘alaykum – La paz sobre vosotros
Hoy quisiera hablar del valor del Amor como fuente del Bien. Y quiero demostrar cómo y porqué la fuente del mal es precisamente la falta de Amor o el odio.
Creo que ya relaté que mientras me encontraba haciendo Tawaf pregunté fuertemente a Allâh que es lo que habitaba esa Casa sagrada. Desde lo alto de la esquina yemení me llegó una voz que decía una sola palabra: «Mahabba» (Amor).
No en vano nuestra religión es la del Amor, tomando la forma adecuada para que esa llama Divina permanezca viva y encendida en nuestros corazones.
Hay en el corazón una fuerza luminosa que embarga nuestro ser, tanto más fuerte como simples y sinceros somos. Una fuerza que se nutre de la Verdad, la cual reside en nuestros corazones en forma de sinceridad. Una fuerza Divina que nos une a Dios y nos hace mirar el Universo con luz.
Es el Amor el resultado de una atracción hacia Dios. A veces dicha atracción se plasma y toma como soporte los seres humanos a quienes amamos creyendo que son ellos el objeto de nuestro amor, cuando en realidad el objeto es la fuente misma de la que no somos conscientes.
Por desamor u odio los hermanos de Yussuf – sobre él la paz – le traicionaron. Por amor su padre le encontró y reconoció su supremacía.
El Maḥabba (Amor) es con el Recuerdo de Allâh el núcleo de nuestro Din. Si bien la Du’a o petición a Allâh es el cerebro de la adoración, el Amor y el Dikr son su corazón.
El vínculo del amor entre los creyentes ha sido roto. Ha sido violado por aquellos a quienes el negocio y el comercio les han robado el alma y les han separado del recuerdo y de la obediencia a Allâh. Aquellos que, engañando arteramente a otros tratan de minar la solidez de nuestro Din revelado por Allâh.
La Umma debe volver a sus principios. Recordad como un hombre de Meca fue hermanado con otro de Madina, sellando así los corazones de los creyentes por medio del Amor. Lo compartían todo, miraban los intereses de sus hermanos por encima de los suyos propios.
Hoy los malvados nos separan ; los interesados con los bienes de la Dunya han creado sectas irreconciliables, separando nuestros corazones. Los musulmanes llegan al insulto y al enfrentamiento, dejando introducirse en sus vidas el mundo del odio, de la calumnia, de la envidia ; navegando en procelosos y oscuros mares de enfretamiento, buscando fines que no han de ver con la Voluntad Divina de convertirnos en una sola Comunidad.
Los ignorantes se suben a los púlpitos predicando el odio. Hablando de su supremacía inventada para impresionar y dominar a los débiles. La inocencia sagrada de la Bondad desaparece y toma su lugar el mal pensar, el mal hablar.
Algunos cambian los textos sagrados en un intento desesperado para ganar ventajas materiales. Algunos hablan mal de los ausentes, una prueba fidedigna de la negrura de sus corazones.
Otros se venden por un sueldo pensando que si se rebelan contra la maldad de sus contratantes serán abandonados por Allâh. Pero no desespera del Favor de Allâh sino el pueblo incrédulo.
Y todo esto por falta de Amor. Sí, por falta de Amor. Por falta de entrega absoluta a la Bondad y al Bien. Por ausencia del sentimiento sagrado de ver en el otro un semejante, un alma que siente, una vida que precisa de cuidados y atenciones. Hoy hermanos, hoy es esto lo que abunda. Abusar de los unos y de los otros.
Hoy quiero invitaros formalmente a ser una sola Comunidad. Quiero invitaros formalmente a desterrar de vuestras vidas, de vuestros templos, de vuestras amistades, a los mercaderes de la Religión. Mercaderes estos que os separan de vuestros hermanos, de vuestros semejantes, quienes asimismo guardan corazones, y algunos muy bellos, dentro de sus pechos.
Hoy quiero tomar las riendas con mis manos y las vuestras de la Verdad, del Camino sagrado del Amor, para adentrarnos todos juntos en el mundo bello de la sagrada Felicidad. Porque la Paz y el Amor van de la mano, son caras de la misma moneda, son dos tesoros que se encuentran juntos.
El Camino abierto está. Venid conmigo, os lo mostraré. Caminemos todos juntos en él. Uno solo no vale nada, todos juntos seremos fuertes, invencibles.
Venid hermanos, la mano en la mano, hacia Allâh, hacia el Bien, hacia la bendita morada que ha sido prometida a aquellos que se perdieron a ellos mismos para encontrarse con Allâh.
Que Allâh os proteja, a vosotros, a nosotros y a nuestra religión
Abdul Karim Mullor