La palabra amor en el Corán

La palabra amor en el Corán

La paz sobre vosotros.

Hoy vamos a presentar algunas aleyas del Corán en las que aparece representada la palabra “amor”. Como veremos, se trata en cada caso de diferentes tipos de amor. A veces el Corán se refiere al apego, a veces al deseo, otras veces al Amor divino.

En esta primera aleya Allâh se refiere al amor dado al becerro de oro por los israelitas cuando Mûsâ se encontraba en el Sinaí para recibir las tablas. Recriminando al pueblo por haber dado a éste la devoción que sólo le pertenece a Él, Allâh dice esto:

Y cuando concertamos un pacto con vosotros y levantamos la montaña por encima de vosotros:  «¡Aferraos a lo que os hemos dado y escuchad!» Dijeron: «Oímos y desobedecemos». Y, como castigo a su incredulidad, quedó empapado su corazón del amor al ternero. Di: «Si sois creyentes, malo es lo que vuestra fe os ordena». (2-93)

En esta otra aleya se ilustra el mismo apego, pero esta vez relacionado con el Qurayš y sus falsos dioses:

Hay hombres que, fuera de Allâh, toman a otros que equiparan a Él y les aman como se ama a Allâh. Pero los creyentes aman a Allâh con un amor más fuerte. (2-165)

En este otro pasaje, Allâh nos recuerda que el amor excesivo a los bienes nos separa de Él y de Su religión. Nos separa asimismo del comportamiento misericordioso o generoso:

La piedad no estriba en que volváis vuestro rostro hacia el Oriente o hacia el Occidente, sino en creer en Allâh y en el último Día, en los ángeles, en la Escritura y en los profetas, en dar de la hacienda, por mucho amor que se le tenga (2-177)

Otro amor que nos ancla a la Dunya y nos separa del Todo Misericordioso es el de las cosas buenas y los favores que Él nos otorga en esta vida. Dichas cosas, cuando las amamos con fervor, nos separan del verdadero amor, de la verdadera vida:

El amor de lo apetecible aparece a los hombres engalanado: las mujeres, El los hijos varones, el oro y la plata por quintales colmados, los caballos de raza, los rebaños, los campos de cultivo… Eso es breve disfrute de la vida de acá. Pero Allâh tiene junto a Sí un bello lugar de retorno. (3-14)

Aquí Allâh nos habla de Su Amor. Le preguntaron a ˤIsâ – sobre él la paz -: ¿Cómo es Dios? – Y él dijo – : Dios es Amor

¡Pedid perdón a vuestro Señor! Luego, ¡volveos a Él! Mi Señor es misericordioso, lleno de amor» (11-90)

Cuando Zulaija amó a Yussuf – sobre él la paz – ella era increyente. Ella no era consciente que lo que amaba sin saberlo era la luz que Allâh había depositado en él. Al no ser consciente de ello, no supo distinguir el amor verdadero del deseo, y ello acabó en el episodio por todos conocido. Más tarde, años después, ella comprendió, se islamizó y se convirtió en la segunda esposa de Yussuf:

Unas mujeres decían en la ciudad: «La mujer del Poderoso solicita a su mozo. Se ha vuelto loca de amor por él. Sí, vemos que está evidentemente extraviada». (12-30)

En esta aleya se representa el Amor de Allâh como el mayor bien que podemos recibir de El – exaltado sea -:

A quienes hayan creído y obrado bien, el Compasivo les dará amor (19-96)

Otra vez el Amor divino, esta vez destinado a cuidar de uno de Sus enviados. Mûsâ – sobre él la paz – es echado al río en una cuna navegable para ser salvado de la persecución de Faraón. Más tarde, como sabemos, fue recogido por la esposa de éste que lo escondió del tirano de su esposo y le cuidó con amor y dedicación. Asiya, una de las cuatro mujeres del Universo:

Échalo a esta arqueta y échala al río. El río lo depositará en la orilla. Un enemigo mío y suyo lo recogerá’. He lanzado sobre ti un amor venido de Mí para que seas educado bajo Mi mirada (20-39)

Esta vez Allâh se refiere al amor que los puros tienen por El. Se trata de los padres de Yahya, ya entrados en años, y como Ibrâhîm y Sarah, descartados para poder tener hijos. Esto nos hace comprender que el Amor a Allâh es recompensado con las cosas más grandes de parte de nuestro Creador. ¡Dichosos los que tienen esta fé en El, en Su omnipotencia y en Su bondad:

Y le escuchamos y le regalamos Juan e hicimos que su esposa fuera capaz de concebir. Rivalizaban en buenas obras, Nos invocaban con amor y con temor y se conducían humildemente ante Nosotros. (21-90)

Sulayman – sobre él la paz – se expresa así recriminándose de haber sentido demasiado amor por unos corceles cuando los recibió como un regalo:

Y dijo: «Por amor a los bienes he descuidado el recuerdo de mi Señor hasta que se ha escondido tras el velo. (38-32)

Aquí Allâh habla de los hombres justos, poniéndolos como ejemplo de desprendimiento de sus cosas lícitas en este mundo. Porque el Amor se encuentra por encima del ámbito de lo lícito-ilícito, yendo con alas hasta el Mismo Creador del universo:

Por mucho amor que tuvieran al alimento, se lo daban al pobre, al huérfano y al cautivo: «Os damos de comer sólo por agradar a Allâh. No queremos de vosotros retribución ni gratitud. (76-8 y 9).

De nuevo Allâh hace referencia a Sí Mismo con “lleno de Amor”:

Él es el Indulgente, el Lleno de Amor (85-14)

Conclusiones

Hemos querido demostrar que el Amor es un poder. Y este poder puede separarnos de Allâh o acercarnos a El – alabado sea -. Si él o los destinatarios de nuestro amor son los ídolos, las pasiones y los apegos habremos desaprovechado esa enorme fuerza que alberga el centro de nuestro corazón. Por ese motivo, como dice el hadiz, se encuentra en nosotros ese trozo de carne que puede estar sano o contaminado (el corazón), estando todo el resto del cuerpo en el mismo estado en el que él se encuentra.

Por ese amor Ibrâhîm y Zakariya – sobre ambos la paz – recibieron de Allâh ese hermoso regalo de tener un hijo profeta en condiciones adversas. Era para ellos imposible engendrar, así como para sus esposas era imposible concebir. Por amor a Allâh María tuvo a ˤIsâ sin concurso de varón.

Pero lo más maravilloso es cuando Allâh considera digno a alguien de recibir Su amor. En este momento todo lo demás no importa, pues se ha conseguido de El lo más preciado que El ofrece al Ser humano.

Su Amor por los verdaderos creyentes es la fuente de las maravillas, la casa de los milagros; el océano de las perlas raras; el brillo fulgurante de los cielos; luz sobre luz.

Y quien en la Luz de Allâh esté ¿qué más puede pedir?