La necesidad de la Sunna y el Hadiz para el cumplimiento del Corán – Hoy en el seminario
A-s-salamu ˤalaykum – La paz sobre vosotros
Hoy, en nuestro seminario “A través del Islam”, hablaremos de la Sunna, de su necesidad, de su estatus, de la metodología en la recopilación del hadiz, de los libros más importantes de la Sunna, y de algunas cosas más.
Hablamos, hace tiempo, de la prescripción coránica de obedecer al Mensajero – sobre él la plegaria y la paz -:
Di: Si amáis a Allâh seguidme, que Allâh os amará y perdonará vuestras faltas. Allâh es Perdonador y Compasivo. (3-31)
Di: Obedeced a Allâh y al Mensajero, pero si os apartáis…Ciertamente Allâh no ama a los que reniegan. (3-32)
¡Vosotros que creéis! Obedeced a Allâh, obedeced al Mensajero y a aquellos de vosotros quienes tengan autoridad. Y si disputáis sobre algo, remitidlo a Allâh y al Mensajero, si creéis en Allâh y en el Último día. Esto es preferible y tiene mejor resultado. (4-58)
Quien obedece al Mensajero está obedeciendo a Allâh. Y quien le da la espalda…No te hemos enviado a ellos para que seas su guardián. (4-79)
¡Vosotros que creéis! Obedeced a Allâh y a Su Mensajero, y puesto que podéis oír no os desentendáis de él. (8-20)
Di: Obedeced a Allâh y obedeced al Mensajero… Pero si os apartáis, a él solo se le pedirán cuentas de aquello que se le ha encomendado, así como se os pedirán a vosotros de lo que se os ha encomendado. Y si le obedecéis seréis guiados. Al Mensajero no le corresponde sino transmitir con claridad (24-52)
Y estableced el salat, entregar el zakat y obedeced al Mensajero para que se os pueda dar Misericordia (24-54)
No corresponde a ningún creyente ni a ninguna creyente elegir cuando Allâh y Su Mensajero han decidido algún asunto. Quien desobedezca a Allâh y a Su Mensajero se habrá extraviado en un extravío indudable (33-36)
¡Vosotros que creéis! Obedeced a Allâh, obedeced al Mensajero y no echéis a perder vuestras obras. (47-34)
Como podemos ver este mandato es reiterativo en el Corán, tanto que es imposible no prestar atención a él y no obrar en consecuencia.
Ahora bien, ¿cómo hacer para obedecer al Mensajero hasta el Día del Fin de los tiempos, ya que él tuvo una vida limitada en el tiempo, y el Islam perdurará hasta que llegue el día en el que Allâh privará de la vida a los creyentes, después de la estancia de sayyidinâ Isâ – sobre él la paz – en la tierra?
Las prescripciones del enviado vienen explicadas a través de la Sunna, y la Sunna viene reportada en los hadices que se han recopilado en los primeros siglos del Islam.
Nada, en estos hadices, es independiente del Corán; antes bien, son una explicación convertida en práctica de sus prescripciones y recomendaciones. Tal y como decía Aˤisha – que Allâh esté satisfecho de ella – el profeta era un Corán andante. En virtud de esto, sus obras y palabras que constituyen el cuerpo de la Sunna, no son otra cosa que el Corán hecho palabras y actos.
El mismo Profeta – sobre él la plegaria y la paz – dividía la Sunna en dos partes: una que era una prescripción obligatoria y otra recomendada:
La Sunna tiene dos ramas: una sunna que es considerada como una prescripción y otra que no lo es. La primera encuentra sus raíces en el Qur’an (el libro de Allâh –exaltado-); tomarla será una guía y desatenderla será un extravío. En cuanto a la segunda que no tiene sus raíces en el libro de Allâh – exaltado-, seguirla es una parte de la virtud, y desatenderla no constituye una falta.
(Recopilado por A-t-Tabarani)
Nos encontramos entonces en la siguiente situación: las prescripciones coránicas no pueden ser seguidas atendiendo únicamente a la lectura del Mibro de Allâh. Los mandatos más importantes de Allâh son gracias a la Sunna que pueden ser ejecutados y seguidos correctamente. No podemos rezar sin Sunna, no podemos hacer la ablución y permanecer en ese estado sin Sunna. No podemos pagar el Zakat sin Sunna, y así sucesivamente sobre mandatos y prohibiciones que vienen expresadas en el Corán.
Al ser una prescripción Divina, es de oficio y totalmente de lógica elemental, que haya sido recogida con exactitud milimétrica, mucho más que si estuviéramos haciendo los planos de una casa, calculando las cargas de los materiales para que los cimientos pudieran sostenerla.
Por este motivo, los recopiladores de hadices, trataron su aceptación con una escrupulosidad extrema. Se dice que el Imâm Bujari, autor del Sahih que lleva su nombre y maestro del Imâm Muslim, autor del otro Sahih.
Al conocimiento del Imám Nujari llegaron casi medio millón de hadices, de los cuales, él no llegó a validar 8.000. El mismo Aḥmad Ibn Hanbal, fundador de la escuela Hanbali fue quien dio a la colección de hadices del Bujari el título de Sahih (auténtico).
Los otros recopiladores mantuvieron asimismo el espíritu escrupuloso que mostró el Imâm Bujari en su recopilación.
Estas recopilaciones ya se encontraban terminadas en el siglo IV del Islam, por poner una fecha la más extensa y tardía.
Todo esto significa la finalización de un trabajo totalmente consolidado que no puede tener fallos, pues se trata de hacer posible el cumplimiento del mandato coránico de obedecer al Enviado; sisglos y siglos han sido seguidas y aceptadas las colecciones de hadices. Dos hadices, entre otros, lo avalan:
Mi Umma no puede estar unánime en el error
La Mano de Allâh está con el Consenso
Esto significa que los trabajos ejecutados por gentes como Muhammad Ibn Abdil Wahhab y Nasiruddin Albani, fueron más que otra cosa ataques orquestados hacia la Sunna a fin de reforzar sus tesis políticas y ganar adeptos a su causa, que no era otra que la misma de las logias, que siglo tras siglo, han ido dando cuerpo a la Masonería, la religión del Daŷŷal.