La luz, el agua y la Tabla bien guardada

Dice el Quran noble:

Allah ha creado a todos los animales de agua: de ellos unos se arrastran, otros caminan a dos patas, otros a cuatro. Allah crea lo que quiere; es omnipotente». (Corán, 24-45)

Ahora bien, ¿de qué agua está hablando el Libro de Allah? No vamos a negar que sea del agua física de la que bebemos todos los días, pues es innegable que nuestro cuerpo y el de los animales está compuesto en su mayor parte del líquido elemento por excelencia.

No obstante, tal y como hemos dicho en reiteradas ocasiones, el contenido de un hadiz nos dice que en el Paraíso llamado Firdaws existe un estanque llamado Hawd donde el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – mora junto a sus allegados, los salihin y aquellos que en sus vidas alcanzaron un rango elevado. De este estanque nacen y fluyen los cuatro ríos del Paraíso que atraviesan los paraísos inferiores: uno de leche, otro de miel, otro de agua, otro de vino (jamr).

Abdullah ibn Amr ibn al-As transmitió: El Mensajero de Allah – sobre él la plegaria y la paz – dijo: “El tamaño de mi Estanque es tal que se necesita un mes para rodearlo. Sus lados son iguales, su agua más blanca que la plata, su aroma más perfumado que el almizcle y sus cántaros son como estrellas en el cielo. Y quien beba de él jamás volverá a tener sed”

Un salih fallecido en 1934, el chayj Ahmad Alawi escribe en una de sus qasidas:

Allah, Allahu yakfina

Min Hawdi-n-Nabi yarwina.

Allah, Allah, apaga nuestra sed

Del Estanque del Profeta danos de beber.

En efecto, el agua es un elemento primordial en el mundo material; hay agua que tiene vida propia. Esto ha sido comprobado al microscopio con el agua de Zem Zem en numerosas ocasiones. El mundo material no es autosuficiente en él mismo y encuentra en el agua el elemento conectivo con los mundos superiores. No hay cuerpo tan ligero como el agua, tan versátil, tan puro; un cuerpo que se puede mezclar a absolutamente todo sin menoscabarlo.

Es el mundo material solamente un aspecto relativo a nuestras capacidades de percepción. Las formas que vemos y tocamos no son las reales, son las adaptadas a nuestras capacidades, estando su completa realidad más allá de nuestros sentidos y pensamiento. Por eso existe un Estanque en el otro mundo cuya agua produce ríos de otra naturaleza, indicando que se trata de una fuente de vida más que de un agua como el que conocemos en este mundo material.

El agua es asimismo un signo fidedigno del Conocimiento, pues como él, dicha agua toma el color de lo que le contiene no teniendo en él mismo un tinte característico. Al igual que la luz, el conocimiento y el agua no tienen color; esto indica su naturaleza primordial, porque tanto la una como la otra son dos elementos puros que viniendo de lo alto penetran en el mundo de la materia y la dan vida.

Luz y agua, conocimiento y pureza, no condicionados por el color material, procedentes de un lugar misterioso para el ojo humano. Estos son algunos de esos signos en los que la Palabra de Allah en el Corán nos anima a reflexionar. Nada es como vemos y percibimos; nada es como creemos; nada es como concebimos.

Es la piedra el elemento en el cual el agua no puede penetrar; lo cual nos hace reflexionar sobre su naturaleza. ¿Acaso la Tora no le fue revelada a Moisés (Musa) sobre una piedra?; una piedra que por otra parte es parte de aquella Tabla bien Guardada primordial en la que se encuentran escritos tanto el Decreto de Allah para con Su Creación, así como Sus libros sagrados, incluido el Corán. Es más, es la piedra la que envolviendo el agua la protege en el seno de las montañas.

El agua, la luz, las escaleras que, peldaño a peldaño, conectan los mundos entre sí; símbolos de la pureza y el conocimiento