La Inquisición milenial

Por Jorque Jarquín (Hakim)

Nuestro hermano de Oaxaca (México), responsable de la Comunidad musulmana de Oaxaca, la cual ha suscrito un tratado de colaboración con nuestra comunidad Abu Madian, nos explica su experiencia en el mundo laboral; más concretamente en el ámbito de la Educación; área, por cierto, en la que algunos elementos faltan a lo más elemental de la honradez y la decencia propias a quienes, por su situación social, deberían dar ejemplo de comportamiento y buena conducta.

La Inquisición milenial – por Jorge (Hakim) Jarquín.

La Inquisición Millenial

Por Jorge Jarquín.

Tal cual jueces y verdugos de aquellos tiempos donde la Inquisición ordenaba los asuntos de la sociedad y la moral, me atrevo a denominar a este movimiento la Inquisición de la nueva era o de los Millenial, cuya generación se encuentra actualmente realizando movimientos y alborotando al mundo con ideas “progresistas” que permitan la armoniosa convivencia entre todos los integrantes de la sociedad, aclaro, siempre y cuando tu pensamiento se encuentre alineado a lo “correcto y funcional” de las ideologías que sostienen este sistema en desarrollo. Una especie de despertar e iluminación con un toque de espíritu reformista, son la esencia que llevan mis compatriotas en esta generación, donde se cree, porque dudo que la razón sea parte de su pensamiento, que alterando el orden establecido se van a crear oportunidades para aquellos “desfavorecidos” víctimas del antiguo orden opresor, donde creen que la libertad de expresión se resume en el contexto de la frase: “Soy la voz de los débiles. De los que no tienen voz”. Que pronunció el general dictador Augusto Pinochet. Es evidente la incongruencia.

El eje sobre el cual escribo esta entrada es la llamada Cultura de la Cancelación, una nueva tendencia que tiene sus orígenes como término desde el 2015, donde una acusación por parte de un artista en contra de un comediante desató una ola implacable que provocó la “cancelación” del comediante en su ámbito profesional. Este tipo de acusaciones empezó a generar una tendencia en el medio artístico dando pie a movimientos como el famoso “Me Too” donde artistas hombres y mujeres señalaban abusos en contra de sus antiguos y actuales jefes, managers y patrocinadores, que por obvias razones se encontraban en una posición privilegiada, les permitía realizar este tipo de abusos, de los cuales algunos fueron acusados y enjuiciados, culpables e inocentes se fue demostrando eventualmente.

Lo importante aquí es que no podemos negar la existencia de personas con mentes distorsionadas capaces de cometer atrocidades en contra de mujeres, niños e incluso hombres, como en su momento denunció el famoso actor Terry Crews ser víctima de abuso por parte de algún productor. Entonces movimientos bien intencionados y que generan un cambio positivo y funcional en la sociedad deben ser tomados en cuenta para que la justicia se vaya abriendo camino y las víctimas puedan ser compensadas y sus mentes y corazones encuentren paz y tranquilidad.

El problema o la parte que No funciona en esta cultura, es cuando se aprovecha una tendencia para realizar acusaciones falsas con el fin y propósito de obtener un beneficio, generalmente económico en el mejor de los casos, porque en el peor escenario la satisfacción de destruir a una persona ya sea profesionalmente o emocionalmente es lo más cruel y bajo qué puede hacer un individuo, todo partiendo del gran vicio que tiene el ser humano: Querer Tener la razón.

Como afectado y testigo de una experiencia de injusticia, intolerancia y negación al diálogo, narraré un evento personal que a grandes rasgos permitirá dar una idea concreta de lo que significa hoy en día ser “cancelado”.

Como joven, hablo por mí y aquellos que se sientan identificados, estando en busca de la oportunidad de desarrollarme profesionalmente, abriéndome camino en esta nueva era que siendo diferente a los tiempos de mis padres y abuelos, nos da ciertas ventajas y otras desventajas que no ahondare en esta ocasión, pero que es importante mencionar para entender el contexto en el cual nos encontramos actualmente la mayoría de los jóvenes. En este acontecimiento que tuve que experimentar, pude notar 3 desventajas concretas por las cuales fui cancelado y privado profesionalmente en el espacio donde comenzaba a laborar: la cancelación, la difamación y despido injustificado que derivó en una injusticia evidentemente.

A finales del 2019 soy contratado en una institución educativa privada de nivel básico, bajo el cargo de director de desarrollo humano y convivencia escolar, es un cargo directivo que como tal no figura en los organigramas de la SEP (Secretaría de Educación Pública) en México, ya se imaginarán porqué. Con el entusiasmo y disposición que genera tener un empleo acorde a mis estudios profesionales y al área en la cual me apasiona trabajar, inicio esta nueva experiencia que estaba seguro me permitiría abrirme campo en el ámbito educativo y de desarrollo humano, era el sueño de todo Millenial: trabajar, tener seguro, prestaciones y un ingreso acorde a mis necesidades. Y me refiero a sueño porque hoy en día al menos en México, existen cada vez más empleos informales (no hay seguro ni prestaciones).

Con ese mismo entusiasmo de vivir el sueño Millenial, comienzo a realizar programas con la institución para mejorar la convivencia de los alumnos, implementar estrategias para los docentes, generar programas que permitieran el desarrollo de áreas como la emocional, educativa, del medio ambiente, equidad de género, etc. Todo aquello que hoy en día te permite ser un lugar incluyente y correcto. Y precisamente no encuentro ningún problema con los niños, pero donde resalta el engrane que no funciona en la maquinaria, resulta ser un profesor, un adulto, jubilado que trabaja por “hobbie” de acuerdo a sus propias palabras. Y mi primera idea, errónea, es creer que una persona mayor de edad que yo, con experiencia evidentemente en el ámbito educativo, estaría dispuesta a escuchar las ideas nuevas que un joven implementaría, que incluso se involucraría y podría trabajar de la mano para generar el propósito principal que son los niños. Pero desafortunadamente me doy cuenta que al menos en esta persona, impera el ego, la cerrazón de mente y corazón, la nula empatía hacia un colega y persona joven dispuesta a crecer. No puedo ni llamarlo maestro ahora, porque aquel que se comporta con estos atributos se asemeja a un jumento, disculpando al pobre animal.

El problema se dio por una diferencia y por una actitud de posesión que al día de hoy no comprendo, como mi objetivo era procurar la convivencia escolar y el desarrollo humano de los alumnos, una niña del grupo de este señor, se encuentra sensible por algún tema familiar el cual me expresa desde su emoción, el llanto de una niña, lo cual llama la atención de su docente y acercándose sin permiso y sin el más mínimo atisbo de respeto hacia mi persona, mi trabajo y el proceso de la pequeña, comienza a cuestionarme de manera altanera la forma en la que estoy llevando a cabo la sesión con su alumna, se genera una serie de dimes y diretes que deriva en una discusión que llega a los oídos de la directora del instituto, tuve la agilidad y prontitud de comentarle la situación tan incómoda que nos había hecho pasar a la niña y a mi este profesor, la cual de poco sirvió. Se acuerda una reunión extraordinaria entre el profesor, la directora y yo, en la que trataríamos como gente civilizada y profesional el tema en cuestión, evidentemente no fue así, el señor dejó entrever todas sus inconformidades en una muestra de ego que jamás había visto. Lo interesante de esta reunión no fue que se aclarara el asunto, sino que al contrario se le dio más poder por parte de la directora (Dios sabrá las razones ocultas de estos acuerdos), no satisfecho con haber logrado deslindarse de los programas que yo implementaría y haberse acordado tener un trato cordial y alejarme de su grupo, el señor tuvo a bien iniciar una campaña de sabotaje y desprestigio en contra de mi persona, y en contra de la escuela misma, tomando como aliados a padres de familia que cuando escucharon su discurso tendencioso y falso, eligieron su bando sin posibilidad a generar un diálogo, amenazando con retirar de la escuela a la mitad de los niños del grupo, exigiendo mi despido por considerarlo una “amenaza” a la integridad de los niños, como no vieron una pronta acción de parte de la directora, el profesor y la madre de la niña se atrevieron a insinuar que hubo tocamientos por parte mía hacia la niña, y continuando las amenazas de llevar este asunto a Derechos Humanos, lo cual provocó el pánico en la directora y con tal de evitarse resolver un asunto de esta índole, decidió tan fácil prescindir de mis servicios generando un despido injustificado, la directora del área de preescolar, hermana de la otra directora, fue la única dispuesta aclarar este asunto así costara la baja de los alumnos, con tal de hacer justicia. Pero no fue suficiente ni el diálogo, ni las pruebas ni el testimonio de quienes estuvieron presentes conmigo durante el proceso con la alumna. De mi parte es más que obvio y evidente que sus acusaciones eran falsas y yo estaba dispuesto a generar una denuncia por difamación y despido injustificado, pero con tal de calmar la situación se me ofrece la oportunidad de regresar el próximo año una vez que el profesor se retirara del instituto, y al día de hoy, el señor continúa dando clases en la escuela, y yo sin respuesta de regresar a laborar como se fue acordado y prometido.

Esto solo pueda ser una historia más de un acto de injusticia laboral, pero es más que eso, es un caso más de la cultura de la cancelación, donde si no piensas como todos piensan, sino haces lo que todos hacen y si cuestionas lo incuestionable, entonces serás CANCELADO, solo basta que alguien alborote a las masas y se inicie el juicio y la sentencia contra ti.

Este mismo tema se genera con mayor intensidad en internet, a través de las redes sociales, si bien puedes ser exhibido por cometer algún error o tener alguna actitud repentina, te cancelan o te bloquean unos días en lo que pasa la ola de la sensación. O en otros casos como el ex presidente Donald Trump, cancelado definitivamente de redes sociales que por cierto en su juicio fue absuelto de los cargos que pretendían imputarle.

Dejo esta entrada como invitación a la reflexión y al discernimiento, a tomar acción y evitar más casos de injusticia y cancelación, por parte de la Inquisición Millenial y su verdugo el internet.