La importancia del mes de Raŷab
A-s-salamu ˤalaykum – La paz sobre vosotros
Hoy comienza el mes sagrado de Raŷab, el cual dice el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – que es el mes de Allâh, así como Ša’ban es el mes del profeta.
Es bueno, incluso excelente, recordar mucho a Allâh este mes; aunque, a decir verdad, hay servidores de Allâh que Le recuerdan todos los días del año sin falta alguna. Para ellos un mes normal o un mes sagrado no presentan una gran diferencia entre ellos; y es que ellos son de Allâh todo el año, así como sus vidas y posesiones.
Es cierto que la Sunna anima a ayunar este mes, al menos un día, o bien los tres días centrales del mes. No se puede desdeñar la palabra del Profeta. Pero también es verdad que esta Sunna tiene como blanco una recomendación fundamentalmente para aquellos cuyos actos voluntarios de adoración son limitados el resto del año.
Hay entre los mu’minun (verdaderos creyentes) la costumbre de hacer actos voluntarios de adoración todo el año; aunque ellos no ayunaran en Ša’ban nada disminuye de sus actos meritorios, porque ellos ya están en los raíles del recuerdo bien instalados y bien anclados. Simplemente para ellos es suficiente con considerar las razones de la grandeza de este mes y ahondar sobre su significado y sobre su excelencia. Porque, hermanos, el mejor de los actos de adoración es la consciencia de la Proximidad de Allâh. Un hadiz dice:
Un hombre dijo: «Oh Mensajero de Allâh, de hecho, los actos legislados del Islam se han vuelto demasiado para mí, así que infórmame sobre algo a lo que deba apegarme». Él – sobre él la plegaria y la paz – dijo: «No dejes que tu lengua deje de humedecerse con el recuerdo de Allâh». (Tirmidi, Ibn Maŷah, Ahmad)
¡Creyentes! ¡Recordad mucho a Allâh! ¡Glorificadle mañana y tarde! (33 – 41,42)
Yahya me relató de Malik que Ziyad ibn Abi Ziyad dijo que Abu’d-Darda había dicho: «¿No debo decirte lo mejor de tus actos, y los que te dan el rango más alto, y los que son más puros con tu Rey, ¿y es mejor para ti que dar oro y plata, y mejor para ti que encontrarte con tu enemigo y golpear sus cuellos? Ellos dijeron: «Por supuesto». Él dijo: «Recuerdo (dhikr) de Allah exaltado». (Al Muwatta – Ibn Maŷah – Tirmidi).
Constatado esto, pensamos que hemos hecho comprender por qué el ayuno recomendado en el mes de Raŷab se encuentra dirigido sobre y ante todo a aquellos cuyos actos voluntarios son realizados únicamente en épocas determinadas del año, como por ejemplo: el Tarawih de Ramadán, los diez primeros días de Dûl Hiŷŷah y algún que otro ayuno voluntario.
Ahora bien, como acabamos de ver, el Recuerdo de Allâh es mejor que el ayuno y que cualquier otro acto de adoración. El ayuno, a veces, enorgullece a los que lo practican cara a terceros, tal y como lo hemos constatado en múltiples ocasiones. Todos vemos un día u otro como hay gente que ayuna y te pregunta a guisa de auto satisfacción si tú no lo haces, a fin de que le des explicaciones de un acto que no deja de ser voluntario y que no tiene validez alguna si no se hace por Allâh y sí se hace para que todos te vean y te admiren.
¿Por qué este mes es importante?
En él, el día 27, se produjo el viaje al Qudds del Profeta – sobre él la plegaria y la paz – ‘Isra’ y su ascensión celeste (Mi’raŷ) de la cual trajo, establecido por Allâh, el número de oraciones obligatorias que todo musulmán debe ofrecer a Allâh durante todos los días del año. En ese día se demostró la categoría de nuestro profeta que pudo llegar a donde el mejor de los ángeles (Ŷibril – sobre él la paz-) no pudo hacerlo, y donde nadie podrá hacerlo jamás. Por eso Allâh dice en el Corán hablando del Profeta:
Y hemos colocado tu recuerdo en un lugar elevado – Wa rafaˤnâ laka dikrak (94-4)
Te hemos creado de una naturaleza sublime (68-4)
Es pues Raŷab un mes para recordar el contacto que la Umma tiene con el Profeta el cual nos procura la cercanía al Señor de los mundos. Sin Muḥammad no nos podemos presentar ante Allâh; y aunque llegue el momento en el que el Profeta haya cumplido su misión de procurarnos acercamiento y entonces nos encontremos solos ante la Presencia del Único, debemos saber que la figura del Enviado nos ha sido imprescindible para ello.
Hermanos, si ayunáis dejad tranquilos a los demás, no sea que ese ayuno se invalide por la jactancia, pues si supiéramos, callaríamos y hablaríamos poco.
Tened siempre presente a Allâh en vuestros actos, pensamientos, decisiones y palabras; apartaos, si queréis hacer buenas obras este mes, de las conversaciones vacías, de los actos banales, de las ideas preconcebidas, pues esto es mejor que ayunar. Y si habéis hecho todo esto antes, entonces ayunad y quedaos tranquilos pensando que las recompensas de Allâh exceden en grandeza al pensamiento y a la imaginación.
Pues dice el hadiz:
Separaos de las reuniones donde no es pronunciado el Nombre de Allâh al igual que os apartáis del cadáver de un asno.