La guía y el conocimiento
En el Nombre de Allah, el Todo Misericordioso, el que Manifiesta Su Misericordia
عن أبي موسى الأشعري رضي الله عنه عن النبى -صلى الله عليه وسلم قال:
«إن مثل ما بعثني الله به عز وجل من الهدى والعلم كمثل غيث أصاب أرضا فكانت منها طائفة طيبة قبلت الماء فأنبتت الكلأ والعشب الكثير
وكان منها أجادب أمسكت الماء فنفع الله بها الناس فشربوا منها وسقوا ورعوا
وأصاب طائفة منها أخرى إنما هي قيعان لا تمسك ماء ولا تنبت كلأ
فذلك مثل من فقه في دين الله ونفعه بما بعثني الله به فعلم وعلم
ومثل من لم يرفع بذلك رأسا ولم يقبل هدى الله الذي أرسلت به».
Según relató Abu Musa Ash’ari, el Profeta Muhammad – la plegaria y la paz sobre él – dijo:
“La guía y el conocimiento con los que Allah me ha enviado son como la lluvia generosa y abundante que cae sobre una tierra de la cual una parte es fértil y absorbe el agua produciendo pasto y hierba abundante y otra es un terreno duro y retienen el agua. (En ambos casos) Allah beneficia con ella a la gente, que bebe, da de beber (a sus animales) y siembra. (Esa misma lluvia, Allah) la hace caer sobre otra tierra que no son sino terrenos lisos que ni retienen ni producen pastos.Esta es la semblanza del que accede a la comprensión y conocimiento del Din de Allah y le beneficia aquello con lo que Allah me envió de manera que sabe y enseña; y la semblanza del que se desentiende y no acepta la guía de Allah con la que he sido enviado”.
Sadaqa de Rasulu-l-Lah (sala-l-Lahu ‘alayhi wa sallam)
COMENTARIO
El Nafs establece su trono en la mente y en la pasión; cuanto más entronizada está en ambos más ignorante y pasional es la persona. Es así pues que ignorancia y pasión van de la mano, pues ambas proceden de la misma fuente, a saber: la nafs rebelde (nafs ‘ammara bi-s-su’i).
Si un creyente desea conocer cuan vinculado se encuentra a ella y si resulta estar poseído por su fuerza de rebeldía debe probarse a sí mismo, pues: «quien se conoce a si mismo conoce a su Señor» (hadiz)
Consideremos uno de los vicios que tengamos más arraigado dentro de nosotros mismos y hagamos lo posible para desembarazarnos de él. Sin duda seremos testigos, así como parte implicada, de cuan arraigada se encuentra nuestra nafs a la pesantez de un solo vicio; y esto porque ella ama controlar la situación en todo momento y situación. Prescindir de un vicio sería para ella como dejar un vacío que debe ser llenado con otra cosa; normalmente con otro vicio, salvo que el nafs se encuentre en proceso de purificación y acepte cambiar un vicio por una virtud, sin perder consecuentemente el cotrol de la situación. Porque este control, hermanos/as es la base en la que el nafs se apoya y no lo perderá, ni se resignará a ello, salvo en el caso en el que, purificada totalmente, se convierta en aceptable y aceptada por Allah. Pero este es un caso tan especial como asombroso en estos tiempos de ignorancia de la Religión.
En el caso en el que el Nafs tiene el timón de nuestro devenir no podemos pedir a Allâh que nos ilumine, que nos dé sabiduría; no podremos echar nada en cara a nadie ya que nosotros mismos no nos encontramos en disposición, ni de dar consejos ni de pedir explicaciones.
Es esta una tierra esteril; la cual, aunque bien pudiera recoger algo de agua por tener algunas virtudes, no puede dar fruto. Y es a esta clase de personas que Rasulu-l-Lâh – sobre él la plegaria y la paz – se ha referido cuando ha dicho:
«Que cuando uno de vosotros hable, que diga el bien o que se calle«.
Este «hablar» se refiere asimismo a los actos, a las empresas acometidas y a cualquier determinación que tomemos en nuestras vidas. Haced el bien o quedaros tranquilos. Haced las cosas con conocimiento, o sino se tiene, no hacedlas.
Aquella tierra dura que retiene el agua es el de los creyentes que cuentan con más virtudes que defectos. Estos retienen la ciencia y son capaces de enseñar a otros con lo que han aprendido, ya que la Ciencia es una ‘amana de Allah la cual hay que guardar y distribuir al mismo tiempo.
Aquellos quienes recogen el agua y dan frutos abundantes son los guías de la Umma. Han convertido su nafs en objeto de las voluntades Divinas, las cuales se manifiestan, tanto en sus palabras como en sus actos. Esta tierra, a diferencia de la que siendo dura recoge el agua, alberga en su seno, no solamente los manantiales de las que surge agua abundante, sino las condiciones requeridas para dejar extenderse a las raíces de los grandes árboles que, desafiando la gravedad, apuntan hacia el cielo. Los creyentes pueden confiar en ellos, así como lo hacen las grandes aves que se posan en sus ramas y establecen sus nidos en ellas.
Ellos son los reyes de la tierra, los julafa (representantes) del Rahman (Todo Misericordioso). Aquellos que, amados por Allah, le representan de pleno derecho, porque El ha comprado sus almas para hacerlas Suyas para siempre, tal y como dice la Surat Tawba 111.
Todo ello porque recibieron el agua pura y fresca de la guía, la cual penetró en la tierra esponjosa y fértil de su corazón y dio frutos abundantes.
Que Allâh nos perdone, nos guíe, nos dirija de las tinieblas a la luz y nos otorgue el Firdaws.
Abdul Karim Mullor