La guía del nuevo musulmán – I

En el Nombre de Allâh – el Todo Misericordioso – el que Manifiesta Su Misericordia -. Y la oración (salat) y la paz (salam) sobre nuestro Profeta, el sello y la corona de los Enviados, bendiciones y saludos sobre su familia y compañeros.
Como hemos prometido comenzamos a escribir esta joya titulada “La Guía del Nuevo Musulmán”; una guía completa y autónoma que permitirá a los nuevos conversos realizar correctamente los ritos esenciales del Din del Islam, sin necesidad de recurrir a otras lecturas complementarias al efecto. Intentaremos transcribirlo lo más fielmente al original (escrito a mano en 1978-1979), y completar las pequeñas lagunas que pudiera presentar.
Como veréis aquellos que ya lleváis tiempo practicando, a veces el lenguaje puede llegar a ser demasiado elemental. No obstante, sí resulta ser el adecuado para la persona que empieza, pues todos estos términos que encontrarán durante su lectura, son nuevos para él y debe ir asimilándolos de manera evolutiva.
Fórmulas tradicionales de deferencia
Siempre que pronunciemos Su Nombre “Allâh”, es recomendable agregar una de las siguientes fórmulas:
Allâh – subḥânahu wa ta’ âlâ – glorificado y exaltado sea – الله سبحانه و تعالا
Allâh – Tabâraka wa ta’âlâ – Bendito y exaltado sea – الله تباركه و تعالا
Allâh – Ŷalla ŷalâluhu – Magnificada sea Su Majestad – الله جل جلاله
Siempre que se nombra al Angel Gabriel (sayyidinâ Ŷibril), o a ‘Israfil, o a Mikail o a ‘Asra’il o a cualquier otro profeta, que no sea Muḥammad, debemos añadir:
‘Alayhi-s-salam – sobre él la Paz – عليه آ لسلام
Siempre que nombremos al Profeta Muḥammad debe hacerse de la siguiente manera
Sayyidinâ Muḥammad – ṣallâ-l-Lâhu ‘alayhi wa sallam
Cuando nombramos a un compañero del Profeta, a un walî o a un salih es conveniente decir, de preferencia la segunda fórmula:
Qaddasa-l-Lâhu sirrah – Que Allâh santifique su secreto –
Raḍiya-l-Lâhu ‘anhu – Que Allâh esté satisfecho de él –
Cuando se nombra a un difunto se ha de decir:
Raḥimahu-l-Lâh – Que Allâh le acuerde Misericordia

El Dîn de Allâh – La religión de Allâh – El Islam
Ha sido transmitido por Umar – que Allâh esté satisfecho de él – lo que sigue: “Cierto día, estando en compañía del Mensajero de Allâh – sobre él la plegaria (salat) y la paz (salam), se presentó ante nosotros un hombre, con vestiduras de una blancura resplandeciente, y cabellos intensamente negros, quien no evidenciaba señales de viaje, y al que ninguno de nosotros conocía. Se sentó ante el Profeta, y apoyó sus rodillas contra las suyas, y poniendo las manos sobre sus muslos, dijo: «¡Oh Muhammad!, Infórmame acerca del Islam:
«. El Mensajero de Allâh le dijo: El Islam consiste en que atestigües debe ser adorado sino Allâh y que Muhammad es el Mensajero de Allâh; que establezcas el Salát (Oración), pagues el Zakát (limosna legal), ayunes el mes de Ramadán, y peregrines a la Casa Sagrada cuando se tengan posibilidades de hacerlo». Dijo el hombre: “Has dicho la verdad”. Entonces, nos sorprendimos que él le preguntara y luego le dijera que había dicho la verdad. Entonces el hombre continuó: «infórmame acerca del Imán”. El Enviado de Allâh respondió: El Iman consiste en creer en Allâh, Sus ángeles, Sus libros, Sus mensajeros, en el día del Juicio Final y en el decreto divino, tanto en lo que agrade como en lo que desagrade. Dijo el hombre: “Has dicho la verdad”, y añadió: “Infórmame acerca del Ihsán”. Dijo el Profeta: “El Iḥsân es que adores a Allâh como si le vieras, ya que, si tú no le ves, El te vé”.
Dijo el hombre: “Infórmame acerca de la Hora”. El Profeta respondió: “El preguntado no sabe de ella más de lo que sabe el que pregunta.
Dijo el hombre: “Infórmame sobre sus signos”. Dijo el profeta: “Cuando la esclava dé a luz a su dueña y cuando veas a descalzos, desamparados, pastores de ovejas, compitiendo en la construcción de altos edificios”.
Luego (el hombre) se marchó, y yo permanecí en el mismo lugar por unos instantes. Luego el Profeta dijo: ¡’Omar!¿Acaso sabes quién era el que preguntaba?” Respondí: “Allâh y Su mensajero saben más”. Dijo: Ciertamente era Ŷibril (el ángel Gabriel), que ha vendido para enseñaros vuestra religión”. Recopilado en el Sahih Muslim
Así pues, el Dîn de Allâh tiene tres estadios bien definidos:
El Islam (الأسلم), o “Sumisión a la Voluntad Divina », la cual se sustenta en los Cinco Pilares, que son:
La Šahâdah – La Testificación – الشهادة
La Salat – La Oración – الصلاة
La Zakat – La Limosna canónica – الزكاة
El Siyâm – El ayuno del mes de Ramadan – الصيام
El Ḥaŷŷ – El Peregrinaje a la Casa de Allâh – الحخ
Estos “Cinco Pilares” son obligatorios para todo musulmán: La Šahâda es ineludible, pues sin ella, que es el rito introductorio a la ‘Umma (Comunidad) de Muḥammad, no hay Islam. El Salat (oración) es insustituible y todo musulmán está obligado a cumplirla. En la medida de lo posible es obligatorio hacerla a sus horas establecidas; y ello todos los días de la vida desde que se alcanza la pubertad.
El Ṣiyâm, el ayuno del mes de Ramadân, obliga a todo musulmán desde que ha alcanzado la pubertad. La Zakat o limosna canónica obliga a todo musulmán que tenga hacienda. Y el Ḥaŷŷ, El Peregrinaje, debe hacerse al menos una vez en la vida, si se dispone de medios económicos y salud para hacerlo. Las condiciones del cumplimiento de estas cinco obligaciones se verán en las páginas siguientes.
El segundo estadio es el Imân (اﻹيمان) “La Fe » o « La Creencia », el cual es un reconocimiento o asentimiento del corazón y de la lengua a las Verdades de orden Espiritual que se le transmiten. Una persona tiene una opción de entrar al Islam, es decir, de someterse a la Ley exterior, que son los Cinco Pilares, pero no tiene opción de establecer una creencia activa; es el Imân el que entra en el interior de la persona, si Allâh quiere, lo cual es una gracia Suya inmensa. No obstante las bases del Imân, o pilares del Imân son seis: “Creer en Allâh, Sus Enviados, Sus Libros, Sus ángeles, el Decreto y el Día del juicio”.
El tercer estadio es el Ihsân (الإحسان) « La Virtud » o « La excelencia », el cual es una cesación del ser que actúa y una apropiación de su totalidad por Allâh (exaltado sea), pues sólo El es Perfecto y sólo Él puede obrar la perfección. Este tercer estadio es el patrimonio de la Vía espiritual y no ha de tratarse aquí.
Hay que destacar que “El Iḥsân” “La Excelencia” no es posible sin “El Imân” “La Creencia” y que por ende éste no es posible sin “El Islâm” “La Sumisión a la Voluntad divina”