La derrota del PJD en Marruecos – bálsamo respiratorio para el Islam en España y Europa
Abdul Karim Mullor
A-s-salamu ‘alaykum – La paz sobre vosotros
No corresponde a las líneas maestras de nuestra web sumergirnos en el mundo de la opinión política, mucho menos, cuando como hoy es el caso, de política exterior, en este caso Marruecos.
Ahora bien, como estamos convencidos de que la noticia tiene una repercusión más allá de lo presumible en el desarrollo del islam europeo, incluido nuestro país, si vamos a anticipar nuestra satisfacción como musulmanes españoles por la derrota del partido marroquí PJD, que no ha sido otra cosa y es, que el portavoz en el otro lado del Estrecho de los Hermanos Musulmanes. Cualquier acto que debilite a esta cofradía de formación masónica, es una buena noticia para el Islam en general, pues esta cofradía, en estos últimos decenios ha sido y es un ente sectario que se encuentra haciendo un gran mal al Islam, minando su buena imagen y mejor hacer. Una cofradía que anda en la cabeza de la CIE, cuyos intereses no tienen nada que ver ni con los españoles, ni con los ciudadanos de Europa. Una cofradía que hace de puente de plata a wahabitas y salafistas, que son, lo que se han dado en llamar, los adalides del Islam radical. Aunque a algunos musulmanes no les gusta escuchar la palabra radical en compañía de la de Islam, a mí, particularmente si me agrada; y me agrada porque hay que tratar esa visión anti estética, anti limpia, anti auténtica del Islam con un epíteto feo que la ponga en evidencia. Y, en este sentido Islam “radical”, me parece que cumple con ese objetivo ;por eso; porque impacta y molesta, y de eso se trata, al fin y al cabo.
Una cofradía, la de los Hermanos Musulmanes, fundada, cual ironía del Destino, por un personaje egipcio cuyo apellido es traducido literalmente por “El Masón”; una secta que ha facilitado que personalidades siniestras como el señor Tujgani en Bélgica, de quien aún anda dando vueltas de mezquita en mezquita un casette de cómo hubo de comportarse con su entonces mejor amigo a quien traicionó donde más dolía. Un elemento nefasto quien, con la colaboración de salafís y wahabís, tuvo a bien calumniar al vicepresidente del Ejecutivo musulmán belga, quien, a pesar de ganar el juicio, hubo de sufrir en su salud los embates de estos malvados trabajando en comandita. Un ejecutivo musulmán belga boicoteado por los hijos del Salman, de Qardawi y de Albani; la crème de la crème. Un señor que se ha dedicado a cerrar cuantas mezquitas ha podido en Bruselas. Un señor que siempre estuvo contra la celebración del Mawlid, pero que cuando el embajador de su país en Bélgica le obligó a celebrarlo, casi hay que quitarle las panderetas de las manos. De alta cuna, de baja cama.
Una cofradía que en España tiene sedes en Valencia, en Madrid, en Fuenlabrada, en Getafe, y más lugares de cuyo nombre, un servidor se resiste, y seguramente tampoco Don Miguel de Cervantes hubiera querido acordarse.
Hace años, cuando el PJD llegó al poder, se creó un grupito de lo que yo llamo, los testigos de Jehová del Islam, se vestían con traje para ir a visitar y a predicar a las casas de los miembros de la clase media alta de Tetuán. Investigando pude darme cuenta de que se trataba de salafistas convenientemente disfrazados de “predicadores del frac”.
Aproveché entonces una relación escrita que guardaba con el antiguo presentador de televisión, Said Jedidi, a quien le comuniqué mi descubrimiento. Este hecho, antes de mi intervención, había pasado desapercibido, y en poco tiempo pude comprobar como mi comunicación había dado sus frutos.
Muchas veces las influencias son peores que el propio poder; las influencias entran en los hogares de una manera sutil, mientras que el poder siempre lo hace mediante la fuerza. La influencia compartida entre los corresponsales del PJD en Marruecos y España ha sido desastrosa para el Islam. ¿Os acordáais de aquel camino de Santiago que quiso organizar la mezquita Hermanomusulmana de Valencia? Es que le dan a todo estos «hermanos». Ellos son sufis en las cofradías y mata sufis con sus amigos salafis; son ellos, los Hermanos, la sede de la Hipocresía hecha secta.
Cuando un partido, como en Marruecos el PJD, quiere ocupar un espacio religioso, presentándose de manera fraudulenta como referencia de lo islámico, lo hace con la intención de ganar influencia y poder, utilizando como excusa la religión para cristalizar la consecución de objetivos mundanales y materialistas. Ese es el cometido de la secta conocida mundialmente como Hermanos Musulmanes, secta camaleónica que toma prestado el color local para aposentarse y extender los tentáculos del poder.
Con esto, que nadie se confunda, no es que estemos dando parabienes a los vencedores, pues, sinceramente, poco creemos que los políticos de cualquier país del mundo vayan nunca a hacer acciones conducentes a mejorar el bien común y extender la justicia.
El profeta – sobre él la plegaria y la paz – ha sentenciado al efecto diciendo que debemos esperar al Mahdi para que se restablezca la justicia en el mundo.
Simplemente, quiero que se entienda así: he querido decir que los efectos colaterales que han traído consigo la derrota del partido PJD en Marruecos son buenos y positivos para el Islam en el país, así como para este mismo Islam en España y Europa. Al menos en lo que se trata a corto plazo; lo demás está por venir.