La creación del Universo – Chayj Al alawi – La clave de los testimonios

A-s-salamu alaykum – La paz sobre todos vosotros

Hace poco dijimos que la Ciencia se había convertido en una religión. De manera milagrosa casi todos creen en sus postulados con ciega fe, sin posibilidad alguna de poder verificar ninguno de sus paradigmas. Las personas religiosas que piensan diferente, son acusadas de tener una fe ciega por aquellos que ciegamente creen en los paradigmas científicos. Curioso hecho éste, desde luego, pues no puede ser más ciego aquel, que sin ver, acusa a los otros de ceguera. Y lo más tragicómico de este asunto es que se cree ciegamente en organismos financiados por estados que imponen sus intereses económicos sobre la verdad. Los paradigmas científicos, dados hoy por verdades sacrosantas, mañana se demuestra que no son ciertos, cambiando de paradigma cada vez que se demuestra que el anterior era falso; y así indefinidamente.

Hoy hablamos, nada más y nada menos que, de la creación del Universo; cosa que no es liviana, desde luego, y a la que algunos han querido dar una científica explicación, tal y como el rey Nimrod, que construyó una torre, tan alta como pudo, para verificar si Dios existía. Como persona religiosa que no se deja guiar por una fe ciega y necesita demostraciones, no para saber que Allah ha creado el Universo, que eso lo creo a pies juntillas, quiero saber qué es lo que hay y existe dentro y más allá de esa maravillosa bóveda que observamos desde abajo.

Y hoy he tenido una dichosa oportunidad cuando he debido de abrir la puerta de mi casa y el cartero me ha entregado un libro; una obra del Chayj Al Alawi que trata sobre la Creación del Universo. Una joya que muchos científicos deberían leer no sin quedarse boquiabiertos, observando cómo una persona que nada había de ver con la Ciencia, por visión directa, pudo llegar donde otros con sus fórmulas matemáticas, físicas y sus caras lentes y observatorios, ni pueden ni podrán nunca hacerlo. Porque conocer el Universo, la Creación, puede ser hecho gratuitamente, siempre y cuando el observador limpie la lente de su alma y la vuelva transparente y receptora de las luces divinas. Pues como “Allah es la luz de los cielos y de la tierra”; y, como dice el hadiz qudsi “Cuando Yo le amo Me convierto en el ojo con el que mira”, con esa limpieza interior todo puede ser conocido.

Aquí os dejo, traducido al español, una pequeña presentación de la obra “La llave de los testimonios” de parte del autor, así como unas palabras suyas y un capítulo titulado “La Creación del Universo”

Abdul Karim Mullor

Dice el Chayj Al Alawi sobre la razón que le ha impulsado a escribir esta obra:

“Lo que me ha llevado a escribir este libro, es lo que me ocurrió el día en el que un estado misterioso surgió en mi corazón de manera inopinada, apoderándose de mí, impidiendo a mis pensamientos ocuparse de otra cosa que no fuera de las realidades superiores. A veces, este estado se apoderaba de todo mí ser y me conducía hasta la Santa Esencia  misma: las inspiraciones y los conocimientos me llegaban de todas partes, los unos después de los otros, sin interrupción, sin que mi inteligencia tuviera el tiempo de asimilarlos. Sin prestarlos atención, no obraba en consecuencia, hasta el momento en el que ellos me dominaron, apoderándose de lo más profundo de mi ser. Comprendí entonces mi negligencia, y llegué a la convicción de que me encontraba aprisionado; hice entonces acto de sumisión y dejé a Allah decidir por mí, después de haber tomado consejo de mi maestro, el gran santo y célebre guía, el noble Muhammad al Habib al Buzidi de Mostaganem. Es él quien me aconsejó escribir este libro, recomendándome, por otra parte, no escribir en él cosas demasiado extraordinarias, recordándome para ello este hadiz: “Hablad a los hombres según su capacidad de comprensión”.

Capítulo IV – El principio de la creación de las realidades existenciales

Es conocido que la realidad esencial de las cosas es una, y que es solamente desde el prisma de nuestra visión que ellas se diferencian; esto se encuentra probado por esta aleya:

El día en que enrollemos el cielo como un manuscrito. Igual que comenzamos por vez primera la creación, la repetiremos… (21-104)

¡He aquí su principio y su final! Es esto lo que puede realizar en ese mismo instante aquél que examine la cuestión con atención y afine su pensamiento: “Crearos a vosotros y haceros resurgir es como crear a uno solo” (31-28). Esta alma única es la respiración del Ser Absoluto (al-wuyud al-mutlaq). La  realidad Divina (Al Haqq) se manifiesta a través de la Creación (Al jalq), lo que significa que un flujo desborda del misterio divino (al quds al Ilahi) y toma diversas formas en función de las épocas y los lugares. Es por esto que nos ha sido prohibido injuriar  al tiempo (A-d-Dahr) en el hadiz que termina así: “… pues el tiempo es Allah”.

Ibn Abbas ha dicho: “La primera cosa que Allah creó fue una substancia. El la miró, inspirándole con ello un temor reverencial que la hizo fundirse y alterarse, elevándose como un gas por efecto del calor (dujan bi-taslit a-n-nar)”. Esta substancia es nombrada  por todos los que hablan de ella de una manera particular según su propio léxico. Las gentes de Allah (al-qawm) la llaman:” el puñado luminoso”. En cuanto a mí respecta, declaro que cuando Allah la miró majestuosamente, suscitando en ella temor y reverencia, y que Él se manifestó a ella de tal manera que provocó su descomposición (idmihlal), y que el fuego de la majestad intervino en ella por medio del temor experimentado, es entonces que ella dejó escapar un gas que se convirtió en el cielo por el Poder divino, y El los dio forma en siete cielos (2-29). A partir de esto la Sabiduría Divina comenzó a desarrollar de manera gradual las cosas existentes, hasta que la organización de los mundos fue completada conformemente a la Voluntad divina. Lo que se puede constatar, en efecto, es que todos los movimientos celestes en general han sido formados a partir de un gas (dujan) conformemente a lo que acabamos de decir: “Luego se dirigió al cielo, que era humo” (41,11). Si el único término aquí mencionado es el de “cielo”, es porque hacerlo así es suficiente. Después, Él ordenó a todos los cuerpos, cualesquiera que fueren, vincularse a un centro e insertarse en una órbita, y ellos obedecieron a Su orden.

¿Cómo podría haber sido de otra manera, habida cuenta de que: y le dijo junto con la tierra: Venid a Mí de buen grado o a la fuerza; dijeron: Venimos a Ti obedientes (41-11) dijeron: Venimos a Ti obedientes. (41-11) Bendito sea Allah, el mejor de los creadores (23-14)