La consciencia y el recuerdo de Allah
A-s-salamu ‘alaykum – La paz sobre vosotros
Dijo uno de los hombres de conocimiento:
Todos los ritos, todas las prescripciones que Allâh nos ha dirigido a los seres Humanos es para fomentar Su Recuerdo.
Efectivamente, el Libro de Allâh, en ocasiones, se llama a él mismo “el Recuerdo”. Si alzamos la vista y miramos las fechas memorables en el Islam, como son, por ejemplo, los dos ˤId, ˤArafa, ‘Ašura, Laylatu-l-Qadr, el Mawlid nabawi, podremos constatar que los días que preceden a estas fechas se muestran propicios a realizar una preparación conducente a presentarnos en dichas fechas señaladas con una disposición propicia y consecuente con la importancia de las fechas. Y la finalidad de esto, no es otra, que la de estar la mayor parte del tiempo posible recordando a Allâh a través del don preciado del Islam.
Así pues, recordadme que Yo os recordaré; y agradecedme y no seáis ingratos conmigo. (2-152)
Poco le pueden beneficiar a Allâh nuestras buenas disposiciones; no obstante, a quienes benefician en realidad es a nosotros mismos. Allâh llama a Sus elegidos “las gentes del recuerdo” (21-7; 16-43), demostrando así que es ese recuerdo el que nos acerca a la fuente bendita de las gracias y de los dones divinos.
Nuestras vidas van y vienen; dedicamos demasiado tiempo y energías a las preocupaciones propias de nuestra existencia, y si no estamos convenientemente centrados y sobrios, olvidaremos a Allâh y nos concentraremos sobre nosotros mismos, sin comprender que vivimos en un espejismo en el que las formas y los escenarios dan la impresión de actuar por ellos mismos, olvidando que hay una Mano que todo lo dirige, que actúa sin que nadie lo perciba.
Él tiene las llaves del No-Visto Y sólo Él lo conoce; y sabe lo que hay en la tierra y en el mar. No cae una sola hoja sin que Él no lo sepa, ni hay semilla en la profundidad de la tierra, ni nada húmedo o seco que no esté en un libro claro. (6-59)
Efectivamente, si Allâh nos ha ordenado rezar, ayunar, dar limosna y otras cosas más, es precisamente para que nuestros pensamientos se dirijan al reconocimiento de Su Grandeza, de Su Infinitud, Su Bondad y Su Todo poder.
Los actos que creemos nuestros tendrán un valor añadido si se los adjudicamos a Él, si reconocemos que no podemos hacer el bien sino es con Su ayuda. Las faltas que cometemos, nuestros errores, voluntarios o no, no Le perjudican, nos perjudican a nosotros; es por eso que Sus prohibiciones no están contempladas para coartar nuestra libertad, sino, antes bien, para no hacernos daño a nosotros mismos, pues nuestra naturaleza débil no admite elementos extraños si busca encontrarse en equilibrio.
El Recuerdo de Allâh es la fuente de todo bien, pues se trata de la consciencia de un contacto que ya existe en él mismo, pues, como dice el Corán, Él se encuentra más cerca de nosotros que nuestra propia vena yugular. Si solamente fuéramos conscientes de esto mismo viviríamos en un mundo de Presencia bendita, envueltos por la consciencia luminosa del reconocimiento de Su presencia y grandeza. Pero, engrandecemos nuestro libre albedrío y nos olvidamos que somos peregrinos en la vida, que hacemos tawaf alrededor del centro, que es Allâh, en continuo movimiento sin separarnos un ápice de Él; ya seamos conscientes de ello o no.
Hemos creado al hombre y sabemos lo que su alma le susurra. Estamos más cerca de él que su propia vena yugular. (50-16)
Por otra parte, como peregrinos, corremos en la vida de Safa’ a Marua en búsqueda de un sustento que ya nos ha sido asegurado, pensando que es por nuestro esfuerzo que lo obtenemos, sin apercibirnos que Allâh quiere que nos esforcemos para así recordarle.
Una gran diferencia pues, existe entre unos creyentes y otros dependiendo de la consciencia de la relevancia y el significado de nuestras acciones. Los más inteligentes saben que es ejecutando nuestro deber como con más intensidad recordamos a Allâh; pues en dicho cumplimiento implicamos desde nuestro corazón hasta el más pequeño músculo de nuestro cuerpo. Todo le recuerda a Él, el Majestuoso, el Soberano.
¿Acaso no les ha llegado a los que creen el momento de que sus corazones se sometan al recuerdo de Allah y a lo que ha descendido de la Verdad y no sean como aquéllos a los que se les dio el Libro anteriormente, cuyo tiempo fue largo, y sus corazones se endurecieron, estando muchos de ellos descarriados? (57-16)