La CIE (Comisión Islámica de España) no está creada para representar al Islam

A-s-salamu alaykum – La paz sobre vosotros

¿Hablamos de Islam en español o de Islam subtitulado en español?

Dentro de poco tiempo se va a elegir al presidente de la CIE (Comisión Islámica de España). Muchos musulmanes, en su simpleza, podrían creer que tal órgano representa al Islam y a los musulmanes, aunque en realidad no representan ni a lo uno ni a los otros.

Efectivamente, la CIE no es un órgano consultivo para los musulmanes en materia de Islam; primeramente porque no es su cometido, además de que las personas que la componen no son ninguna referencia en materia de conocimientos islámicos, ni desde el punto de vista del cumplimiento de los preceptos de la religión, y mucho menos en el aspecto doctrinal.

Nos encontramos pues ante un ente que únicamente ha sido creado y tiene como fin desarrollar los acuerdos de 1992 que los musulmanes, representados por Mansur Escudero y Riay Tatary, firmaron en su día con el gobierno.

Un órgano administrativo puro que carece de capacidades religiosas. Y ello, aunque, de manera práctica, ellos se arroguen poder decidir sobre la fecha exacta del comienzo del Ramadán, aspecto este sobre el que al no ser capaces de establecer un método por ellos mismos lo importan de Arabia Saudita. No hace mucho les propusimos hacer un comité de avistamiento lunar, propuesta a lo cual ni tan siquiera se dignaron a contestarnos. En toda evidencia deberemos formarlo sin contar con ellos, porque entre otras cosas, ellos no están para eso.

Un ente el cual no permite que cualquier musulmán convenientemente formado pueda presentarse libremente a ser elegido como presidente, porque la mentalidad árabe antigua dista mucho de ser acorde con la democracia y el consejo, y busca sin duda eternizarse en el poder. Representantes impuestos, de los que nadie dice perlas, y a los que la mayoría no conoce. ninguno de ellos conocido por logro alguno, ni por su dedicación desprendida y desinteresada al Islam y a los musulmanes.

Los acuerdos de 1992 tratan, en esencia, sobre las clases de Islam en los colegios, los cementerios islámicos, el menú halal escolar y pocas cosas más cuya importancia es de orden menor. Curiosamente, ni tan siquiera estos aspectos han sido desarrollados en los 28 años de su existencia, debido al freno voluntario de la misma CIE, que ha hecho cuanto ha podido para que no se desarrollen; aunque, no obstante, sí han estado atentos para abortar cualquier iniciativa de musulmanes más conocedores de las leyes y del sistema administrativo español que hubieran podido realizarlo si ellos no hubieran estado allí para impedirlo.

Como leí recientemente en un artículo, los elegibles para la presidencia de la CIE no piensan en español, algunos lo hablan con dificultad, y no conocen nuestra historia, tal y como lo demuestra el hecho de haber fijado la fecha para la elección de su presidente el 18 de Julio, fecha marcada en los anales de la historia por ser la del inicio de una guerra fratricida que terminó con centenares de miles de muertos.

Otro aspecto llamativo del talante de esta comisión es la ausencia de mujeres en su comité permanente. No vemos como los hombres podrían ocuparse de temas relativos y específicos de la mujer musulmana. Por no hablar de la ausencia de personas con apellidos españoles, lo cual es una muestra fidedigna de la discriminación, de la que de manera histórica hemos sido objeto los conversos españoles quienes, en una y otra ocasión, hemos sido tratados como personas sin valor decisorio en temas de Islam por los musulmanes de nacimiento, que tantas y tantas veces han demostrado estar menos formados que nosotros en materia religioso-doctrinal, no digamos ya en los aspectos filosófico y espiritual donde han demostrado no ser dignos herederos de sus predecesores.

Hasta aquí todo cuanto he escrito lo he hecho para demostrar que esta comisión (la CIE) no puede, ni debe ser tomada por los musulmanes como referencia en temas religiosos o doctrinales. Esto lo demuestra el hecho de que ninguno de sus miembros representa un Islam tradicional acorde con sus principios. Queda esto demostrado por la pertenencia de sus miembros a grupos neo islámicos, nacidos y formados con pretensiones políticas antes que religiosas.

Ni los Hermanos Musulmanes, ni el Tabligh, ni el salafismo ni el wahabismo representan en absoluto al Islam; ya que se trata de movimientos, todos ellos, nacidos por y para ejercer una política local y a veces expansionista. Debido a esto es legítimo preguntarse si no hay países que apoyándose en dicha CIE ejerzan su influencia sobre un ente que, en teoría, debería trabajar por los intereses de España.

Cuando vemos todos estos grupos, su pensamiento y su manera de obrar, no podemos considerarlos inspirados en el pensamiento islámico que tantos y tantos sabios dio al mundo del Islam. Hassan Basri, Junayd, Rabia al Adawiya, Gazali, Suyuti, al Asqalani, In Arabi, Qurtubi, Avicena, Averroes, y muchas figuras más del pensamiento y de la ciencia del Islam no se ven representados en el Islam actual, en absolutamente ninguna de las facciones dirigidas por musulmanes árabes; siendo al contrario que hemos sido y somos los conversos, los que hemos heredado su pensamiento y su legado.

El cebo de los llamados “estudios islámicos”

Esta visión depredadora e inmisericorde de un Islam político ha aislado y aísla a los musulmanes del resto de la sociedad. Estos grupos políticos ya mencionados han creado un gran aparato de propaganda, engrasado por miles de millones de dólares y euros. Han creado unas escuelas para hacer creer a quien estudia en ellas que sale formado en el Islam. Cuando en realidad lo que ocurre es que la persona que allí entra sale adoctrinado, participando en la visión del grupo en sí, donde los temas puramente islámicos se estudian en cuenta gotas. Estudiando cinco años salen creyendo que todo lo saben, cuando en realidad aprenden cuatro consignas y son adiestrados en un modo de pensamiento coercitivo y estratégicamente dirigido.

El Islam tradicional practicado durante XIV siglos es la solución, adecuado al mundo y a la sociedad actual. Una visión global del Din donde durante todos los siglos de Islam se han estudiado tanto los aspectos legales y doctrinales, como los científicos, filosóficos y espirituales. Y este Islam, hoy por hoy, en nuestro país no se encuentra representado por los musulmanes árabes, ni por sus descendientes de primera o segunda generación, porque todos ellos han aprendido el Islam político representado por las sectas citadas con anterioridad. Tampoco se encuentra representado por algunos conversos que han caído en las redes de todo este entramado, a veces por ambición, a veces por ser una manera fácil de obtener trabajo.

Este Islam auténtico, que comporta toda la gama de conocimientos y de niveles, ironía del destino, se encuentra en algunos conversos, quienes después de unos 30 o 40 años de estudio y práctica, lo hemos bebido de sus propias fuentes, siendo capaces, hoy por hoy de poderlo transmitir a los demás. Muchos de vosotros habéis hecho la prueba y habéis constatado que es así. Un Islam donde coexisten: el Fiqh, el Ilm, la ciencia del hadiz, la Filosofía, la Medicina y otras ciencias y el Tasawwuf, los cuales han coexistido durante siglos y siglos hasta que las huestes de la discordia comenzaron a llegar por esa región de la que el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – dijo que saldrían los cuernos del chaytan. Seguido pronto o tarde por sus ideologías complementarias, nacidas fundamentalmente en Egipto y Pakistán, han inundado el mundo del Islam con sus doctrinas de manipulación, odio e ignorancia.

Aun así, nosotros no queremos dar un mensaje de discordia, y si en algún momento es necesario, podremos aconsejarles, o incluso apoyarles y auxiliarles, siempre que en un momento dado modifiquen su talante y decidan trabajar con denuedo para solucionar los problemas de los musulmanes en el estrecho ámbito de movimiento para el que dicha comisión ha sido creada, y no para ellos y para los intereses de sus patrocinadores. Tenemos que colaborar en la unión de los musulmanes, pero por supuesto, en un proyecto válido en el cual terceros países y sus doctrinas seudo islámicas no tengan nada que decir.

Abdul Karim Mullor