La banalización de las Doctrinas del Islam
Abdul Karim Mullor
La banalización de las Doctrinas del Islam
Dice el Libro de Allâh:
Aunque los árboles de la tierra fueran cálamos y el mar junto con otros siete mares más, las palabras de Allâh no se agotarían. Es cierto que Allâh es Poderoso, Sabio. (Luqman-27).
¿Cómo pues banalizar aquello que Allâh ha trasmitido habida cuenta de que si el mar fuera tinta, y por ventura hubiera siete veces más la suma de todos los mares y océanos existentes, todos ellos fusionados no llegarían a poder escribir las Palabras de Allâh – Altísimo?
Aún a pesar de esto la banalización ha tenido y está teniendo lugar
Se dice que es banalizar convertir algo de carácter realmente extraordinario en otra cosa vulgar y de baja categoría.
Esto es lo que algunos están tratando de hacer con las doctrinas del Islam. Lo hacen a fin de poder dominar el corazón y el cerebro de los musulmanes. Una religión elevada por encima de los siete cielos. La intentan convertir en una serie de consignas pueriles, propias de la ignorancia más primigenia y de los razonamientos menos desarrollados.
Las razones directas
Los motivos inmediatos de esta banalización son, por una parte la búsqueda del control y del poder. Mientras que, por otra parte se trata de la ignorancia mezclada con el orgullo de gentes mediocres que no soportan que otros sean mejores que ellos.
Por otro lado, nos encontramos con los intereses geopolíticos de naciones bien conocidas. Estas intentan conseguir una masa de seguidores a fin de contar con autómatas incondicionales a quienes utilizar en caso de necesidad.
Así pues, aquí tenemos: orgullo, ignorancia, codicia. Todos ellos apoyados y respaldados en la mentira y en una utilización fraudulenta de las doctrinas del Islam.
Las técnicas utilizadas
Para dirigir a las masas hay que ofrecerlas informaciones sesgadas, eslóganes y razonamientos ya construidos de antemano. De esta manera se trata de evitar a toda costa que alguien pudiera ponerse a razonar por él mismo o en grupo.
Esto, que en política y en sociología son herramientas al uso, digamos, las más primitivas de ambas ciencias, es la técnica que se está utilizando para cambiar las doctrinas del Islam, y des islamizar asimismo el pensamiento de los musulmanes.
A/ Los libros del Islam se han convertido en catecismos que es necesario seguir al pie de la letra.
B / Se inventan fatuas sobre los temas más vulgares y bajos, a fin de ofrecer una falsa seguridad a los que las siguen de que todo cuanto uno hace desde que se levanta hasta que reposa se encuentra “legalizado”.
C/ Si no se siguen estos engendros esperpénticos que ellos llaman fatuas o veredictos, entonces se amenaza con el Infierno y la condenación asegurada por toda la Eternidad.
Todo esto se adereza con palabras “piadosas” dichas con “gesto compungido”. Con este arte se busca convertir a los adeptos en un grupo de beatones y puritanos que dándose golpes en el pecho repiten cual muñeca parlante de Barbie: bida’ – haram – shirk – Infierno – castigo…
La adulteración del Corán y de los hadices
Dice el primer hadiz que podemos leer en los volúmenes en lengua árabe del Sahih Bujari:
Quien informe mal sobre mis palabras y hechos de forma voluntaria que vaya preparando su lecho en el Infierno
El libro de Allâh dice:
¡Ay de los que reescriben el Libro con sus propias manos y luego dicen: Esto procede de Allâh! Lo hacen vendiéndolo a bajo precio. ¡Ay de ellos por lo que han escrito sus manos!
¡Ay de ellos por lo que se han buscado! (2-79)
Hoy, hermanos/as se están adulterando ambos: el Corán y la Sunna
Allâh ha prometido a ambos lo que se merecen por méritos propios. Excusar estos atentados contra el Islam no puede ser que producto de la mala fe. Ahora bien, realizarlo (adulterarlos), como Allâh y Su Profeta – sobre él la plegaria y la paz – tiene el premio mayor: aquel lugar hediondo que usa como combustible los hombres y las piedras.
El Corán en árabe no pueden adulterarlo puesto que muchos lo han aprendido de memoria. Se ha intentado adulterar, pero no se ha conseguido.
Sin embargo, en español si se ha hecho. Primeramente de parte de Muḥammad Asad y seguidamente por Juan Simón García (alias Isa), quien haciéndose pasar por musulmán ha destrozado el Libro de Allâh cambiándolo por completo. Y no solamente se ha contentado con ello, sino que a sus palabras propias él mismo trata que se las tenga como si fueran las de Allâh.
¡Que Allâh les castigue a los dos, así como a aquellos que conscientemente hayan participado en este acto criminal!
En cuanto a la Sunna se trata, vemos aun a ambos personajes y al siniestro personaje ya fallecido conocido por Albani, quien estará en la otra vida recogiendo el fruto de su rebeldía contra Allâh.
Los que se otorgan títulos – ignorantes y guías de ignorantes
Soy muy claro en las declaraciones, y es cierto que conozco del Islâm mucho más de lo que puedan conocer este elenco de caraduras y de escasa vergüenza que van llamándose: expertos – chayjes – doctores…- directores de centros de estudios sufís o predicadores de sufismo de pandereta masonizado…etc.
Buscones Pablos donde los haya, proclives a caer en los sueños de Quevedo en aquel lugar donde les esperan los boticarios, aduladores de la corte y médicastros
Es deshonesto autoproclamarse tal o invitar o permitir que otros te lo llamen. Dichosamente de ellos ya ha hablado nuestro Profeta – sobre él la plegaria y la paz – dejándolos en un lugar deplorable.
Ellos buscan dinero y adeptos. Porque no saben nada de nada y necesitan ser presuntuosos a fin de que los ignorantes les sigan y les otorguen prestigio:
El público
Nadie puede engañar sino hay público que se lo permita. No se puede exonerar a los seguidores de ninguna de las maneras. Pues cada uno se junta con aquel que es semejante a él; las almas forman junto a sus semejantes, y uno no es cándido sino quiere serlo.
Salvo aquellos quienes, comenzando en el Islam, no saben nada de nada, y por ello tienen excusa; el resto del auditorio contribuye de manera activa a que las doctrinas del Islam se pierdan en el olvido.
Dichosamente quedamos aquellos que, con la ayuda de Allâh resistimos y conservamos las doctrinas del Islam en su integralidad.
Pero parece que Allâh ha guardado es privilegio para pocos, quienes sin jactarnos, y con nuestros muchos defectos personales, hemos conservado y conservamos el depósito que nos ha sido confiado desde lo alto.
Y sobre esto no hay duda alguna.
¡Gloria a Aquel que todo lo sabe, que todo lo puede!