Historia del Radicalismo islámico – Muhammad Ibn Abdil Wahhab – continuación
En el Nombre de Allâh – el Todo Misericordioso – el que Manifiesta Su Misericordia ; y la plegaria y la paz sean sobre nuestro señor Muḥammad, .
Esta anomalía en la doctrina de la Unidad, propuesta en forma de trinidad wahabita, ha demostrado con el paso del tiempo perseguir un fin específico, a saber: alterar las relaciones del creyente con el Señor, con la Divinidad Suprema, Única y sin asociados.

La intención de M. Hempher y la de Muḥammad Ibn ˤAbdil Wahhab era “radicalizar la idea de Allâh”; mejor dicho, la idea que el creyente debería hacerse de su Señor y Creador. Había que desvincular a toda costa al servidor del Señor, poner trabas en su relación íntima, y eso muy a pesar de que como dice el Libro de Allâh:
“Hemos creado al hombre y sabemos lo que su alma le susurra; estamos más cerca de él que su propia vena yugular”. (50-16)
Esta cercanía, esta intimidad de las almas simples y limpias con su Señor, constituía para nuestro personaje la peor de las amenazas.
Había pues que crear la imagen de un Dios todo lo físico posible; de una gran entidad que se sentara en un Trono, que, aunque muy grande, no deja nunca de ser Su creación.
“Realmente vuestro Señor es Allâh, Quien creó los cielos y la tierra en seis días, luego se estableció SOBRE el Trono” (7-53)
Este versículo fue tergiversado por el personaje al que nos referimos de una manera tan deplorable que llegó a transgredir y romper todas las reglas de la Gramática a fin de otorgarle el significado deseado.
El amigo de los británicos y masones Muḥammad Ibn ˤAbdi-l-Wahhab aseguraba que Allâh tenía un lugar, y que ese lugar se encontraba sobre el Trono, el cual, siempre según él, era la más grande de las creaciones de Allâh. Una grandeza física y localizable en el espacio. Es más, llegó a pretender que Allâh estaba sentado en El y así continúa y lo hará por toda la Eternidad. Esto si es asociacionismo e idolatría: pretender que lo creado englobe y sostenga al Creador.
¡Y lo peor, y más grotesco de todo es asegurar que Allâh nunca se ha movido del Trono y que continuará así por toda la eternidad! Demostrando con esto que al dios al que ellos adoran es alguien manejable y obediente a las órdenes y dictados de este engendro de doctrina inventada en un lugar de donde salen los cuernos del Diablo, representada por un personaje a quien cuyo padre y hermano estigmatizaron de 1001 maneras.
Todos los exégetas del Qur’an anteriores a la llegada de este personaje, han coincidido en que “establecerse sobre el Trono” significa que Allâh domina toda la Creación desde Su atalaya de Divinidad Elevada y Todo Poderosa. El Qur’an no dice “establecerse en”, sino “establecerse SOBRE”, lo cual gramaticalmente no tiene sentido alguno cuando nos referimos a los objetos materiales. Si queremos argumentar que alguien se ha sentado encima de una mesa podríamos decir “sobre la mesa”; pero esta no es un lugar para sentarse, si lo es una silla o un sillón, y ahí decimos “sentarse en el sillón” no “sentarse sobre el sillón”. Si esto ya no tiene sentido ni tan siquiera para los objetos materiales ¡Cuánto menos cuando hablamos de la Divinidad Absoluta, fuera de la cual nada existe debido a Su Infinitud!
Al crear una distancia física, insalvable para los seres humanos, el vínculo con Allâh quedaba roto. Esto significaba que entre el Señor y el siervo ya no podría nunca jamás existir amor ni intimidad alguna, sino una especie de temor a ser aplastado por tan enorme mole física llamada Dios, tal y como nuestro pequeño personaje nos la quería hacer imaginar. Este gesto grotesco de separar al creado de su fuente, es decir, de su Creador, presenta unas connotaciones tan negativas como pueriles, ya que agreden directamente la inteligencia (ˤAql) humana, a la que Allâh alude en tantas ocasiones en el Qur’an. Adorar a Allâh, desde el momento en el que nos hacemos una idea tan pobre de Él, ya no es admirarle, amarle, hablarle, sentirle, aproximarse a Él, esperar Su Misericordia, Su Perdón, Su aceptación, no; desde el momento en el cual nos hacemos esa idea de El solamente existe la Orden y la Obediencia, el premio o el castigo. Y esta idea de Allâh es la que prevaleció en el cristianismo durante la época de la Inquisición.
Así pues Muḥammad Ibn ˤAbdi-l-Wahhab lo que hizo fundamentalmente es crear, no un grupo de boy scouts precisamente, sino toda una horda de asesinos a sueldo a fin de ayudarle a pervertir la religión y entregarla en manos de “su graciosa majestad” – Dios salve a la reina-. La nueva Santa Inquisición.
Su hipocresía no tenía límites; si ya rompió la idea de la Unidad divina con su particular Trinidad, arteramente quiso crear su innovadora idea de la idolatría para parecer inocente ante las críticas como estas las cuales un servidor acaba de hacer. Inventó pues que idolatría significaba apoyarse o ayudarse de toda criatura otra que Allâh. Salvo, claro está, cuando él mismo debía ir al médico y tomar medicinas o tenía que apoyarse en los Saˤud para asesinar a alguien. Y esto no era širk, porque era él quien lo hacía.
MALINTERPRETAR EL CORAN Y FALSIFICAR LA SUNNA
La metodología para alimentar esta falsa idea trinitaria de la Divinidad era interpretar el Qur’an de manera anómala y destruir los hadices que apoyaran la verdadera visión de Allâh, declarándolos débiles o inventados. Habida cuenta de esto, sus seguidores se pusieron al trabajo de adulteración de la Sunna, renegando de innumerables palabras proféticas o de hadices qudsi los cuales explicaban la especial relación del Señor de los Mundos con Su creación más honrada, a saber: “el Ser Humano”.
Una vez contaminada la Sunna, todo pasaba entonces por lanzar consignas de que es lo él concebía como idolatría, convirtiendo esta en menor y mayor, al igual que el catecismo cristiano divide los pecados en veniales y mortales. Es ahí que se veía claramente la mano de la Masonería vía M. Hempher, su amigo del alma y espía británico.
Permitidme aquí, realizar un inciso a fin de comentar un asunto que no debe ser olvidado. Muhammad Ibn ˤAbdil Wahhab encontró el primer apoyo para introducir su malvada doctrina en un carpintero ši’a de Damasco. Es en el taller de éste que se encontró con M. Hempher por vez primera, y es ahí que cada seis meses o un año se reunían un grupo de personas para intentar cambiar la religión.
Muḥammad Ibn ˤAbdil Wahhab se dejó convencer por M. Hempher para practicar la muˤta (matrimonio temporal), cosa la cual sabemos que realizó dos veces en Damasco, siendo la última de ellas con una mujer llamada Safiyya, la cual era a su vez una espía de los servicios de su graciosa majestad. Cuando volvió a Arabia con su nueva doctrina dejó de practicarla por temor de ser considerado aliado del ši’ismo. Pero a nuestro personajillo no le interesaba alianza alguna si quería hacer ondear la bandera de su nueva doctrina a fin de deslindarse del califato Otomano.
LA FASTA IDOLATRIA
En cuanto a la falta idolatría inventada por este hombrecito vamos a dar algunas pistas apoyándonos en la obra de Ayub Sabri Baša, obra en la cual denuncia, una por una, todas las mentiras de nuestro personaje.
Trascribimos algunos pasajes reveladores, los acortamos y retocamos a fin de hacerlos compenetrarse con el resto del texto que estamos escribiendo:
Para probar su idea, aportó como pruebas la aleya: «iyyaka nastaˤin» (Sólo de Ti esperamos ayuda) de la surat ul-Fátiha, y las aleyas que hablan de tawakkul (confianza en Dios). Aquellos que conocen el verdadero significado de «Tawhid» pueden entender que los Wahabis, que se consideran a sí mismos muwahhidun (unitarios), no son más que otro grupo de los que, bajo la máscara de tawhid, pretenden destruir a la gente del tawhid y reformar el mismo Islam.
Al final de la segunda parte de su libro Al usul al-‘arba fi tardid al-Wahhabiiah, Hadrat Hakim as-Sirhindí al-Muyaddidí, escribe: «Los Wahabis y la gente que no siguen un madhab (una de las escuelas aceptadas), no pueden comprender el significado de «mayaz» (alegórico, simbólico) y de «isti’ara» (metáfora). Mayaz es el uso de una palabra, no en su sentido obvio y literal, sino más bien en un sentido alegórico o figurado, relacionado con su significado. Allah Ta’ala declara en muchas aleyas del Sagrado Corán que Él es el Real Hacedor de cada acto y que el hombre es sólo un hacedor mayazí.
En la aleya 57 de la sura al-An’am y en la sura de Yusuf, Él dice:
«El juicio (hukm) pertenece sólo a Allah»
Es decir, Allah Ta’ala es el único Juez (Hakím). Pero en la aleya 64 de la surat un-Nisá, Él dice:
«Ellos no serán considerados verdaderos creyentes mientras no te tomen como juez de lo que disputan entre ellos.
La aleya precedente establece que Allah Ta’ala es el único juez verdadero y en la siguiente establece que un hombre puede ser juez.
Todo musulmán sabe que Allah Ta’ala es quien solamente da la vida y la quita, en la aleya 42 de la sura az-Zumar dice:
«Allah es el único que hace morir al hombre cuando llega el momento de su muerte«,
Pero en la aleya 12 de la sura as-Sayda dice:
«El ángel que está encargado de tomar la vida, toma tu vida.»
Estos son ejemplo de un uso figurado (mayazí) de las palabras.
La aleya 80 de la sura ash-Shu’ará dice:
«Cuando me enfermo, sólo Él me da la cura.»
Y en la aleya 49 de la sura Ale Imrán pone en palabras de Hadrat ‘Isa ibnu Mariam (a.s.) las siguientes palabras:
«Yo curo a aquel que es ciego y al leproso y yo hago a la muerte regresar a la vida con el permiso de Allah.«
Een la aleya 5 de la sura al-Ahzab dice:
«El profeta es mejor protector de los creyentes que los creyentes de sí mismos.«
Al-Istihfah (pedir intercesión) es a lo que más se oponen los Wahabis. Ellos consideran politeísmo pedir protección a otro que no sea Allah. Por supuesto, como todos los musulmanes saben, istihfah es sólo para Allah, no obstante es lícito decir que alguien pide la intercesión de otro, ya que en la aleya 15 de la surat ul-Qasas se dice:
«el de su clan le pidió ayuda(astagázahu) (a Moisés) contra su enemigo«
Y en un hadiz leemos que: «pidieron intercesión (istishfah) de Adán en el sitio de Mashar«.
En un hadiz recogido en Al-Hisn al-Hasin se lee: «Aquel que necesite ayuda que diga: «¡Oh siervos de Allah, ayudadme!«
Pedir cura y ayuda de Rasulullah – sobre él la plegaria y la paz – y a los awliiah no significa abandonar a Allah u olvidar que Él es el creador. Es como esperar que Allah envíe la lluvia por mediación de las nubes, envíe la cura por mediación de las medicinas o esperar la victoria de Allah usando cañones, bombas, helicópteros y aviones. Esos son causas. Allah Ta’ala lo ha creado todo mediante causas. Usar de estos medios no es hacer širk (politeismo). Los profetas de Dios siempre se han servido de estos medios.
De la misma manera en que vamos a una fuente a beber el agua que Dios nos envía; a la panadería a por el pan que Allah ha creado y fabricamos armamento y entrenamos a nuestras tropas para que Allah nos de la victoria, enviamos nuestro corazón junto al alma de un profeta o un santo (wali), con la intención de que Allah acepte nuestra oración, gracias a la intercesión de ellos.
Usar la radio para escuchar los sonidos que Allah ha creado mediante ondas electromagnéticas, no significa abandonar a Allah por un cajón parlante, porque somos conscientes de que es Allah quien otorga su peculiaridad, su poder, al aparato de radio.
Un politeísta adora a los ídolos sin pensar en Allah. Un musulmán, cuando recurre a los medios y utiliza las causas para lograr unos efectos, no pierde de vista que es Allah Ta’ala quien otorga efectividad y peculiaridad a las cosas y a las criaturas. Cualquier cosa que desee la espera de Allah. Sabe que cualquier cosa que consiga procede de Allah.
Loa Wahabis utilizan cualquier medio que les conviene para alcanzar sus objetivos mundanos. Satisfacen sus deseos sensuales por cualquier medio, pero llaman politeísmo a procurarse los medios para ganar la otra vida. ¿Qué concepción del tawhid tan extraña es esa?
Debido a que las palabras de Muhammad ibn ‘Abdel Wahab favorecían la satisfacción de los deseos sensuales, captaron con facilidad a aquellos que no poseían conocimientos religiosos. Así, proclamaron que los sabios de Ahl us-Sunnah y los musulmanes que estaban en el camino recto, eran incrédulos.
Los emires de la familia Sa’ud fundaron el Wahabismo por deseo de incrementar su poder y extender sus territorios. Obligaron a los clanes árabes a convertirse en Wahabis y mataron a todos aquellos que no quisieron hacerlo. Los aldeanos, por miedo a la muerte, obedecieron al Emir de Dar’iyya, Muhammad ibn Sa’ud, transformándose en soldados que atacaron las propiedades, las vidas y la honra de los no-Wahabis.
El hermano de ‘Abdel Wahhab, Sheij Suleimán, fue uno de los sabios de Ahl us-Sunnah. Esta santa persona rebatió el Wahabismo y sus heréticos principios en su libro As sawa’iq al-ilahiyya fi r-raddi ‘alal wahawiiah, impreso por Nubbat al-Ahbar en Bagdad, el año1306 (1889) y reproducido por Isik Kitabevi, en Estambul, el año 1396 (1975).
Los maestros de Muhammad ibn ‘Abdel Wahab, que se dieron cuenta de cómo éste había abierto un camino para el liderazgo diabólico, también refutaron sus desviados escritos. Todo ello incrementó el resentimiento y la hostilidad de los Wahabis contra los musulmanes.
Los heréticos principios del Wahabismo no se extendieron entre los musulmanes por la fuerza del razonamiento y la convicción sino mediante la crueldad y el derramamiento de sangre. El Emir de Dar’iyya, Muhammad ibn Sa’ud fue el más insensible ante toda la sangre derramada en ese camino. Ese hombre, antepasado de los actuales emires de Arabia llamada «Saudí» era del clan de los Banu Hanifa y uno de los descendientes de aquellos que creyeron en Musailamah al-Kaddab como profeta, tras la muerte de Mensajero de Dios.
Hasta aquí las palabras de Ayub Sabri Baša que convienen a este texto.
Seguiremos explicando la técnica de demolición inventada por M. Hempher y Muḥammad Ibn ˤAbdil Wahhab, relatando su vergonzoso atentado contra la naturaleza del Profeta – sobre él la palabra y la paz – tratando de rebajar su valor, dejándose llevar por ese odio ancestral que le guardaban los habitantes de la región del Naŷd, región esta de la que el profeta precisó que aparecerían los cuernos del diablo – lapidado sea -.
Que Allâh nos guarde de todo aquello que atente contra nuestro Din
Abdul Karim Mullor
3er día del Aid al Kabir de 1438