Final del seminario – El Iman y el Ihsan
En el Nombre de Allâh, el Todo Misericordioso, el Que Manifiesta Su Misericordia; y la plegaria y la paz sobre Muhammad, su familia y compañeros.
Dice una aleya del Qur’an (33-35):
En verdad que a los musulmanes y a las musulmanas, a los creyentes y a las creyentes, a los obedientes y a las obedientes, a los veraces y a las veraces, a los pacientes y a las pacientes, a los humildes y a las humildes ; a los que dan con sinceridad y a las que dan con sinceridad, a los que ayunan y a las que ayunan, a los que guardan sus partes íntimas y a las que las guardan y a los que recuerdan mucho a Allâh y a las que le recuerdan, Allâh les ha preparado un perdón y una enorme recompensa.
Este pasado mes de Febrero escribimos unas palabras basadas en estas aleyas del Corán. Explicábamos como este pasaje nos hablaba de los grados en la creencia, comenzando por el de los musulmanes en general y ascendiendo hasta “los que recuerdan mucho a Allâh y a las que le recuerdan”.
Dije a los/las asistentes al seminario que mañana íbamos a hablar del Iman y del Ihsan. Hablar del Iman no es hacerlo únicamente de los seis pilares conocidos por todos los musulmanes:
La creencia en Allah; en los angeles; en los Libros revelados; en los profetas y enviados; en el Ultimo Día y en el Destino sea positivo o negativo para nosotros.
Y decimos los seis pilares, no porque ellos sean el meollo o la sustancia del Iman, sino porque son la base mínima sinequanon no se puede ser musulmán ni creyente.
El Corán y la Sunna distinguen entre los musulmanes y los creyentes, siendo estos últimos poseedores de un grado superior sobre los primeros. Como ejemplo tenemos estas palabras del Corán.
Dicen los beduinos: Creemos. Di: No creéis. Decid más bien: Nos hemos sometido* pero aún no ha entrado en vuestros corazones la creencia. Pero si obedecéis a Allah y a Su mensajero, no menoscabará nada de vuestras acciones; es cierto que Allah es Perdonador, Compasivo. (49-14)
El Profeta – sobre él la plegaria y la paz – dijo que el Iman comportaba setenta y alguna ramas. No hay que confundir ramas con niveles, pues las ramas nos explican de qué se compone el Iman y los niveles son los estados hacia los que los creyentes van ascendiendo en su religión.
La fe (Imân) tiene más de setenta ramas; la más excelsa de ellas es atestiguar que no hay más dios que Allâh y la más humilde es retirar un obstáculo del camino; y la modestia es una rama de la fe. (Sahih Muslim).
http://alandalusunasolaumma.blogspot.com/2013/02/las-ramas-de-la-fe-segun-el-imam-bayhaqi.html
El Iman consiste pues en establecer las bases de la creencia y remontar en los caminos estrechos de la virtud mientras purificamos nuestras almas logrando que penetren en nuestros corazones las luces del conocimiento, de la proximidad de Allah y el espíritu de sumisión a El que todo creyente debe albergar en su corazón. Esto no consiste en una gesta individual y tampoco colectiva. Se trata de una disposición innata a aquél a quien Allah ha decidido acercar a Sí en Su Sabiduría y Su soberana decisión.
Y este camino no se puede recorrer solo, pues las barreras, las dificultades, las vicisitudes, son de tan envergadura que necesitamos de alguien quien antes lo haya recorrido y tenga la experiencia y la sabiduría suficiente para poder allanar el camino para nosotros. Hay fuerzas en nuestro interior que no conocemos. No sabemos cuál es el comportamiento de nuestro alma (nasf ) cuando es contrariada en sus aspiraciones, pues ella no sabe distinguir entre lo que viene de Allah o lo que procede de sus oscuros deseos.
Si queremos recorrer solos el camino de la purificación es simplemente debido a la injustificadamente alta idea que tenemos de nosotros mismos. Muchos personajes plenos de orgullo se han cegado de ellos mismos, creyendo que por ser quienes eran, eran especiales, mejores y más inteligentes que el resto de los humanos, y debido a eso han caído en lo más oscuro de los engaños de su alma y del enemigo declarado del hombre. Ciegos, olvidaron que todo un profeta como Yussuf – sobre él la paz – llegó a decir:
Y yo no digo que mi alma sea inocente pues es cierto que el alma ordena insistentemente el mal, excepto cuando mi Señor tiene misericordia.
Es verdad que mi Señor es Perdonador y Compasivo. (12-53)
He aquí todo un profeta reconociendo que su alma no es inocente contrastado con otros quienes, pagados de ellos mismos, se creen en la cumbre de la inteligencia y de la destreza pensando que su alma no necesita de los cuidados de un médico que haya recorrido una a una las etapas de los altos grados del Iman.
Pues los grados del Iman son en verdad muy elevados; mucho más de lo que podrían pensar los amantes de los esquemas que creen, por desconocimiento, que el Iman es un simple reconocimiento doctrinal de las verdades reveladas cuando, tanto el Libro de Allah como la Sunna demuestran una y otra vez lo contrario.
Hay que decir que muchos de los que se creen capaces de enseñar a las gentes piensan que el Iman es una simple postura doctrinal mientras que todo lo que corresponde a virtud y conocimiento forma parte del Ihsan. Y se equivocan como vamos a demostrar.
Un hadiz dice:
Tened cuidado con la mirada del mumin (verdadero creyente) porque mira con la luz de Allah
Un hadiz qudsi dice:
Ni los cielos ni la tierra pueden contenerme; solamente el corazón del verdadero creyente (mumin) puede contenerme
Y otro dice:
El corazón del mumin es mejor que la Kaaba
Todo esto demuestra que el elevado grado del Iman contiene un conocimiento enorme y una proximidad con respecto a Allah de lo más elevado.
A este grado pertenecen los awliya de Allah a quienes El ha gratificado con el Yaqin (la Certeza), pues ellos ven con la luz de Allah; y si es así ¿de qué otra cosa ellos podrían tener necesidad?
De este grado sublime habla el Corán cuando dice:
“Y adora a tu Señor hasta que te llegue la certeza” (15-99)
Esta certeza (Yaqin) es la que nos hace ver con la luz de Allah. Y quien mira con la luz de Allah y ha adorado a Allah hasta que le llegue la certeza no podría equivocarse ni con lo suyo ni con lo de aquellos a quienes él guía. Y alguien que fuera guiado por ellos no podría extraviarse, a no ser que decida volver sobre sus pasos obedeciendo a su propia alma.
Es entonces el Ihsan un grado aun más elevado que aquel del que acabamos de hablar. Se trata de una categoría propia de los profetas y enviados, así como de otros que han obtenido un grado de prioridad sobre la Humanidad, tales como los sahaba, las cuatro mujeres del Universo y las grandes luminarias del Islam como son los hombres del siglo, de los cuales el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – habla en un hadiz ampliamente conocido.
Pues el Ihsan es adorar como si lo vieras, es decir, tener una plena consciencia de estar continuamente en Su Presencia; conocer Sus santos deseos y obrar conforme a ellos. A estos Allah les muestra luces que nadie pudo, puede ni podrá jamás ver. Quien se aventura en este terreno aunque fuere solamente para hablar de él, puede caer en el más absoluto de los absurdos, al intentar abordar un tema del que nada conoce y sobre el que seguramente nunca conocerá. Pero hablar de lo que no se sabe es propio del Ego, y gentes que entran en aquello que no les concierne pueblan ciudades, pueblos y aldeas de más en más. La prudencia es un arte que solamente poseen los verdaderos sabios.