Estamos en tiempos del Mahdi
Abdul Karim Mullor
Un hadiz dice:
“Esperar al Mahdi es ˤibada”.
Sería faltar a la verdad si dijera que no hemos tenido signos de la venida del Imâm Mahdi; pero asimismo lo sería si dijéramos exactamente qué día va a venir y quién va a ser. El mismo Mahdi no lo sabe, y todo le será revelado en una sola noche. Ya hemos hablado de esto en otras ocasiones.
Tendrá la frente ancha, nariz aquilina, será descendiente del Profeta – sobre él la plegaria y la paz – por parte de su nieto Hassan – surgirá en el Magreb extremo del lado del litoral – se parecerá físicamente al Profeta. Esos son los signos relatados en los hadices, pero no tenemos más precisiones sobre el personaje.
El caso es que todo indica que la condición humana ha tocado fondo, y la injusticia campea por doquier en toda le geografía mundial, sin dejar ninguna tierra ni país indemne de esta lacra que es el abuso de unos humanos por otros; además de ello, la mentira, el engaño, fluyen como el agua de los ríos con una facilidad fuera de toda medida. El adoctrinamiento “ideológico” mundial ha llegado a afincarse tanto en todo el orbe que faltar a algunos principios establecidos por los círculos de poder es poco menos que una herejía merecedora de castigo y de desprecio. Ya no se puede llegar más lejos. Los niños, los débiles, tampoco se salvan.
Lo peor: los mandatarios engañan a los gobernados, los opulentos a los mandatarios, los educadores a los alumnos. El engaño se ha convertido en normal, cuando no en ley.
¿Qué cómo nos llegan los signos y las noticias? Pues es muy simple. El Profeta – sobre él la plegaria y la paz – dijo en un hadiz:
Ahora que yo me voy os dejo la visión verídica en sueños de un creyente
En otro hadiz dijo:
La visión verídica de un creyente durante el sueño es la 46ava parte de la profecía.
Algunos dirán que tienen visiones en vigilia pero esto, si ocurre, suele ser de gente del chaytan que juegan con el arte de Harut y Marut. Pues en el estado de vigilia el nafs y el cerebro están activos y se equivocan una y otra vez al no estar el alma purificada. Pero en el estado de sueño las noticias que se reciben vienen directamente de Allâh; y si la persona que ve es un verdadero creyente, al subir su Ruḥ más allá de los siete cielos, las noticias con las que llega son verídicas, aunque haya que interpretarlas mediante el Corán y la Sunna. Este es el arte, el conocimiento de sayyidinâ Yussuf – sobre él la plegaria y la paz – asimismo compartida en mayor medida por nuestro profeta; ciencia esta de la que, el que aquí suscribe y otros que conozco tenemos asimismo conocimiento, aunque no lleguemos a aquel de los profetas que acabamos de nombrar.
Esperamos entonces al Mahdi que va a venir a liberar al mundo de la injusticia y a salvar la religión. Una práctica religiosa que está siendo vapuleada por una caterva de falsos sabios que habría que poner en toda justicia y en toda verdad en la categoría de esos hipócritas que extravían a las gentes para provecho propio. Y todo musulmán bien informado sabe cuál es el destino de los hipócritas en la otra vida, que por decoro no señalamos aquí. No podemos decir, no, que no se lo hayan ganado. Allâh no es injusto. ¡No! Allâh no es injusto.
La autoridad religiosa no es la de haber obtenido títulos de quién sabe quién, y quién sabe dónde. La autoridad religiosa procede de la cercanía al Señor de los mundos, pues quien está cerca de El recibe noticias de Su parte y sabe a ciencia cierta qué es lo que debe hacer, qué es lo que debe decir, qué es lo que debe transmitir, en toda justicia, en toda verdad. Todo lo demás es paja que se la lleva el viento. Ellos son las “gentes del recuerdo” a los que el Libro de Allâh dice que debemos preguntar; ellos son los “ˤibadu-rRaḥman”, los siervos del Misericordioso, Sus delegados, Sus traductores, Sus informadores, que dicen a todos lo que se debe hacer y pensar, y lo que no. Porque ellos están mucho más cerca de Allâh que el resto, y no pueden mentir, ya que el fuego de la verdad, que todo lo quema, ha convertido en cenizas la mentira que el viento ya esparció, haciéndola desaparecer.
Así que, si decimos que la venida del Mahdi está muy cercana, no mentimos. Dichosa o desdichadamente no conocemos al personaje, aunque tengamos indicios de él, ya sea por los hadices, ya sea por los escritos de Muhiyyuddin Ibn ˤArabi que escribió sobre ello ofreciendo unos detalles sorprendentes y sobrecogedores.
Tampoco sabemos qué año ni en qué mes vendrá. Todo ello solamente lo conoce a Allâh, y si hay alguien a quien Allâh haya informado de ello sus labios están sellados como corresponde al ‘adab debido del servidor con el Señor de los mundos.
Eso sí, hay que prepararse, hay que saber que, a no ser que la muerte sorprenda a algunos de manera repentina dentro de poco tiempo, muchos de nosotros, la mayoría, viviremos algunos de esos acontecimientos que son por orden cronológico:
Los siete años del gobierno del Mahdi – Los catorce meses y medio del Daŷŷal – Los cuarenta años de sayyidina Isâ en la tierra.
Seamos vigilantes, preparémonos, confiemos, porque:
Esperar al Mahdi es ˤibada