Especial Ramadán IV – Sabr y Reda – Paciencia y satisfacción

Por Abdul Karim Mullor

En el Nombre de Allâh, el Todo Misericordioso, el que Manifiesta su Misericordia

Y la plegaria y la paz sobre nuestro profeta Muḥammad.

La Paciencia (Ṣabr) es citada en el Corán y en los hadices en numerosas ocasiones. En realidad existen dos niveles fundamentales en la Paciencia. Uno es el de aquellos que experimentan paciencia soportando dignamente un revés en sus vidas, y otro es la de los profetas y los ṣaliḥin; y esta es de un grado superior, ya que en ellos la Paciencia encuentra su molde y se convierte en uno de los grados más elevados del Imâm.

A esta última modalidad elevada de paciencia corresponden los episodios de la vida de los Profetas – la paz sobre ellos – quienes debieron soportar lo indecible en sus vidas sin perder la esperanza en Allâh (raŷa’); ejemplos no faltan, pues podríamos citar la paciencia de Ibrâhîm (Abraham) entrando en el fuego; la de Yaˤqub (Jacob) perdiendo a su hijo Yussuf, la de Yussuf encarcelado; la de Mûsâ con su pueblo, así como la ‘Isâ y la de Muḥammad con sus respectivos pueblos.

“¡Oh, creyentes! Tened paciencia, sed perseverantes, proteged vuestro territorio de los enemigos y temed a Allah para que tengáis éxito.” (3-200)

Allah ama a los pacientes (3-146)

Socorreos con la paciencia y la oración. Por cierto que la práctica de la oración es difícil, excepto para los piadosos (2-45)

Ahora bien, hay que decir que existe un nivel más alto que el de la Paciencia, ya que ella, aún en los dos estadios citados, no deja de ser pasiva; es decir, es una capacidad de soportar, en mayor o en menor grado. En el primer caso se trata de soportar sin encolerizarse, en el segundo se trata de soportar y continuar con fuerzas renovadas una gran misión, de orden más elevado que la que podamos tener en nuestras vidas el común de los creyentes.

Este nivel se llama Reḍa (satisfacción).  La Reḍa no se limita únicamente a soportar las inclemencias del Destino, sino a conformarse con él, a asumirlo y actuar conforme a la Voluntad Divina, sin tener en cuenta la voluntad y el deseo personal, plegando ambos a la Voluntad del Altísimo, Quien, en completa Sabiduría ha escogido esto para nosotros.

Este es el caso de Ismaˤil – sobre él la paz – cuando sabiendo que iba a ser la víctima de un sacrificio ordenado por Allâh, animó a su padre a acudir al lugar para ejecutarlo. Asimismo es el caso de Ibrâhîm, cuando tentado por el diablo, que intentaba que desistiera de ejecutar el sacrificio de su hijo, le apedreó siete veces.

Y de los primeros precursores, tanto de los que emigraron como de los que les auxiliaron, y de los que les siguieron en hacer el bien, Allah está satisfecho de ellos y ellos lo están de Él (3-100)

¡Oh alma sosegada! (28) Regresa a tu Señor, satisfecha y satisfactoria.(29) Y entra con Mis siervos, (30) entra en Mi Jardín. (89)

Así pues, nosotros debemos procurar hacer el ayuno con Reḍa; con el espíritu alegre, sabiendo que Allâh nos lo prescribe por nuestro bien; sabiendo que es un bien para nosotros y que procede de un Señor incomparablemente Bueno y Misericordioso.

Es una oportunidad, hermanos/as; aprovechémosla y sepamos que tenemos en la mano un arma poderosa para hacer el bien, para amarnos unos a otros, para ser los portadores de un estandarte que flamea a los cuatro vientos diciendo Paz. Paz en nuestros corazones, paz entre nosotros, paz con el mundo, paz con el Universo. Porque es la Paz la ausencia de tensiones, la ausencia de todo conflicto, ya sea interno o externo.

Queridos/as hermanos/as: “Que Allâh acepte nuestro ayuno y nos colme con Su Misericordia, que es Infinita.