Entre la imagen negativa y la Islamofobia
Entre la imagen negativa y la Islamofobia
Somos conscientes de que, hoy por hoy, no podemos hablar de comunidad islámica global de manera efectiva. Esto quiere decir que nos encontramos ante una muchedumbre de casi 2 mil millones de musulmanes que no damos una imagen unificada, lo cual no hace fácil que podamos establecer una referencia como comunidad, grupo o religión.
Para originar aún más confusión, las doctrinas del Islâm han sido modificadas por determinados países, dichos islámicos, con una batería de intereses políticos y económicos.
Esto dificulta la tarea a todo aquel quien desee acercarse o comprender qué son los elementos que tienen en común todos estos musulmanes que pueblan la Tierra. Y si bien es fácil apercibirse de que todos los musulmanes tenemos ciertas creencias, mandatos y prohibiciones, esto es claramente insuficiente para comprender cuáles son los pilares y elementos de esta religión; cuál es su Historia, su Filosofía, su visión del Universo, de la Ciencia, de la Sociedad y de la noción de un Dios Todo Poderoso que todo lo crea, lo controla, para la causa del Bien y de la Misericordia.
Los musulmanes no tenemos ideas uniformes ni en la doctrina ni en la aplicación de ésta a la sociedad. Las referencias que hace 300 años existían en todo el Orbe musulmán, han sido echadas en el olvido de manera intencionada e interesada.
Ahora bien, gracias al esfuerzo de muchos, han pasado hasta nuestros tiempos las directrices eternas de una esencia que, desconocida para la gran mayoría, existe en la religión. Se trata de una lógica intrínseca a todas las ciencias del Islam que permanece como hilo conductor entre unas y otras, a la vez que es la esencia, el engranaje natural sobre el que se articulan la lógica, la práctica, la doctrina y la naturaleza propias de la Religión.
No olvidemos algo fundamental: una Religión es fundamentalmente un vínculo entre lo Divino y lo Humano; es una vía de comunicación del hombre con su Creador, a fin de beneficiarse de Su ayuda y de Su Misericordia. Si en ella existen mandatos y prohibiciones ello va en función de aprovechar lo mejor de la naturaleza humana elevándola a metas más nobles. En realidad, es el Creador el que sabe nuestra estructura, lo que nos beneficia y lo que nos perjudica. Esta es la base para comprender la Religión, la de un canal de contacto, la de una comunicación que, en el caso del Ser humano pasa por la obediencia y el amor, y en el caso de Allâh por la Misericordia, la Generosidad, el Perdón y asimismo el Amor. Nuestro Dios pues es el Dios del Amor, y eso, por desgracia, pocos musulmanes lo conocen y lo creen.
Habida cuenta entonces de que la gran mayoría de los musulmanes, especialmente las últimas generaciones, han perdido el contacto con la estructura propia de su religión, la imagen personal, y social que ofrecen no se encuentra acorde con lo que el Islâm enseña, lo que el Islâm prescribe o recomienda, lo que el Islâm es en general.
¿Existe entonces legitimidad en la Islamofobia por parte de las sociedades occidentales? Por un lado, existe, esto es necesario decirlo, una paupérrima imagen ofrecida por gran parte de los musulmanes que viven en países no islámicos. Pero asimismo, de forma paralela, existe un desprecio al Islâm por que sí. No se le quiere conocer y se argumenta contra él, en ocasiones tomando arteramente como excusa a aquellos musulmanes que ofrecen una mala imagen social. Existe asimismo un espíritu de supremacía “intelectual” occidental que se manifiesta en prejuicios queridos y buscados; una supremacía tal que muchos occidentales piensan que su sociedad es el patrón sobre el cual debe erigirse el mundo y que todos los demás somos unos retrasados e incultos. Pues ellos tampoco convencen con su mal comportamiento; ya que las mayores masacres humanas han partido de diferencias e intereses subyacentes en las sociedades occidentales.
¿Constituye esto último una excusa para hacer valer un comportamiento social negativo por parte de los musulmanes? Evidentemente no. Los musulmanes, si debemos vivir en una sociedad que no se rige por nuestros principios, hemos de participar en dar una buena imagen personal y social. Si queremos mejorar la sociedad, no solamente con palabras, debemos ser parte de ella y actuar en beneficio de todos, musulmanes o no; pues no olvidemos que Muḥammad – sobre él la plegaria y la paz – ha sido enviado como una misericordia para los mundos, y nosotros hemos de emularle.
Nuestra vida no es rezar todo el tiempo en la mezquita; nuestra vida es trabajar, y también rezar; construir y no destruir; ser promotores, gentes de confianza, ser seres humanos completos y dignos. Es así que estaremos perfumados por fuera y por dentro; es así que seremos irreprochables y emulables. No basta con decir “el Islâm es la mejor religión”; ¡No, eso no basta! Hay que mostrar los principios nobles de esa religión en nuestras vidas, familias, trabajos, sociedades, amistades y personas.
Y hoy, eso estamos muy lejos de hacerlo. Pues aquellos que debieran educar en la religión, pervierten; aquellos que debieran ocuparse de los necesitados, estafan; aquellos que hubieran de unir, desunen; aquellos que debieran inspirar confianza, traicionan.
¡Esta es nuestra realidad! Si quieres cambiarla aquí estamos