En tiempos de misericordia no cabe severidad

Assalamu alaykum – La paz sobre vosotros

Cuando los argumentos fallan o son inexistentes y se quiere ejercer el poder sobre un grupo más o menos de personas, unos utilizan la astucia, y si es necesario la fuerza.

Unos tiempos en los que los musulmanes, algunos por pura necesidad y otros simplemente por dejadez, han puesto sus anhelos en la persecución de toda clase de bienes materiales. Un tiempo en el que la ocupación por la obtención de toda clase de bienes obnubila las inteligencias y nos aparta de todo noble objetivo; en unas circunstancias semejantes podría pensarse que las exigencias en el dominio del cumplimiento de los deberes religiosos debiera relajarse y deberíamos ser más permisivos siempre dentro de unos límites claramente establecidos. Es esto al fin y al cabo lo que parece pedir en toda lógica la misericordia del Islam.

Al contrario, la marca de origen de las sectas, y sobre todas ellas, la procedente de Arabia Saudita, es la de dificultar la vida y los actos de los musulmanes, tanto como se pueda a fin de ejercer sobre los espíritus de los musulmanes una presión tal que estos tengan miedo de faltar a las consignas que emiten los falsos sabios islámicos procedentes de este pozo de ignorancia y de intereses. Aprovechándose precisamente del poco tiempo que disponen los musulmanes para verificar lo falso de sus dictados, lanzas consignas tales que todas van encaminadas a esclavizar las mentes y almas de las gentes a sus postulados, creados por otra parte de manera artificial con los solos fines políticos y económicos. Esta esclavitud de las almas anula las voluntades personales de las víctimas, tal y como el veneno de la cobra que una vez inoculado se reparte por todos los miembros del cuerpo hasta causar la muerte.

En los finales de la década de los 70 recibimos una edición en inglés del Sahih Muslim, que un amigo llamado Amin se tomó la molestia de traducir. Mis ojos repararon sobre un hadiz que decía textualmente:

Arruinados serán aquellos que se dejen llevar por la puntillosería (y dijo el Profeta esto tres veces)

Por su parte, el Libro de Allah dice:

Allah quiere para vosotros lo fácil y no lo difícil (2-185)

Otro hadiz dice que la persona que más detesta Allah es aquel quien, sin saber sobre el estatus jurídico de algo, pregunta y pregunta hasta que consigue que ese algo se prohíba.

Y si esas personas que consiguen que se prohíba algo por Allah, son detestadas por El, mucho mayor será el enfado de Allah con aquellos que interpretan en Corán y cambian los hadices como lo hacen los sauditas a fin de prohibir lo que Allah nunca prohibió y ordenar lo que Allah nunca ordenó.

Nos encontramos entonces con falsos sabios totalmente aborrecidos por Allah a los que siguen un ejército de ignorantes.

En unos hadices sahih que ya presentamos bajo la designación de  “Los estremecedores hadices del Najd en un escrito de esta web, el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – compara a estas gentes con los aditas que desobedecieron al profeta Hud. Tal es entonces su condición. Y más habida cuenta cuando en los mismos hadices el Profeta dice que de la región del Najd, cuya capital es Riad, saldrían los cuernos del chaytan.

Es así que la técnica de estos siervos del diablo es la de convertir las vidas de los musulmanes en la de unos miserables que se están siempre preguntando si lo que hacen es prohibido debido al estrés que estos miserables ejercen sobre sus almas y pensamientos.

Pura maldad, sin duda, pura maldad refinada y concebida para hacer daño.

¿Dónde está en este cuadro la misericordia muhammadi que Allah ha enviado al mundo? ¿Dónde la comprensión humana y la hermandad entre los musulmanes, si unos, aprovechando su ventajosa condición ejercen sobre los otros la esclavitud y el despotismo?